Segunda parte de "Bajo La Luz de la Luna (Ron Weasley y tú)"
Vuelves a Londres después de la pequeña venganza de Draco y te reúnes con Ron,tu prometido. ¿Que pasará ? ¿Te seguirá amando Ronald como antes?
#343 ronaldweasley 13/3/19
#142 paranormal...
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Cuando al fin llegué un dolor agudo se apoderó de mi pecho. Oí gritos que provenían de la habitación al final del pasillo de oficinas. En la puerta había un cartel que decía "restricción, no pasar, algo peligro" decidí acercarme pero por más y más cerca de la puerta me encontraba más lejanos parecían los gritos. Estaba segura de que los gritos provenían de ahí y cuando los gritos cesaron abrí la puerta solo para encontrarme con la imagen de Ginny sentada en una silla, con las manos llenas de sangre y Harry asesinado a su lado. -¡ No, no, no, no, no! Me niego a creerlo Ginevra.- grité. Una fuerza desconocida no me permitía avanzar hacía la pelirroja. -¿Me tienes miedo Potter?- murmuró creando un cuchillo con un hechizo no verbal. -¿tienes miedo de que te haga lo mismo que a él? ¿Es por eso que no avanzas verdad? El miedo te paraliza, por eso decidí servir al Lord,para que él me quitara todos mis miedos. Todo lo que amas te debilita y así fue como me asignó mi primera misión.- suspiró y continuó su discurso mientras se acercaba lentamente hacia mí. Me encontré, de un momento a otro, en una silla sentada con las muñecas atadas a ella y de cara a la tenebrosa y cambiada pelirroja. -La siguiente eres tú- dijo sosteniendo el cuchillo en mi garganta para darme cuenta de que todo había sido una ilusión. Seguía en el pasillo de las oficinas aún con el dolor fuerte en el pecho pero ahora no se oían gritos provenientes de ningún sitio. Me retiré al baño a lavarme la cara para aclarar mis ideas y al mirar al espejo me encontré nada más y nada menos que a la terrorífica Ginny, con ojos rojos, manos sangrientas, pelo marrón y mostrándome el cuchillo con el que me había amenazado en la ilusión. Cerré mis ojos con fuerza y al abrirlos no había nada, sin embargo una gota de sangre descendía lentamente por mi piel desde mi cuello hasta mi estómago y varios moratones en las muñecas por el agarre de las cuerdas.
