El cuarto, con un celeste un poco apagado, una imagen no completa por unas líneas en la ventana, el sol despidiéndose, avisando de que otro día a concluido, y las últimas nubes del día, dando un último recorrido...
En este momento, mi cielo, quisiera tenerte a mi lado... Pero al no poder, me siento muy apenado.
Quisiera que estuviesemos frente a frente, uno del otro, rozando nuestros labios. Abrazarnos y decirnos un profundo, Te Amo...
Ya quedando poca luz, de aquella gigante estrella en el cielo, le da la pasada a esa gigante roca de dos caras de nuevo...
Los pequeños trozos de vidrio comienzan a aparecer, apoderándose de la mayoría del terrero, ahí van a llácer...
Y como olvidarnos del Lucero, aquel planeta majestuoso, que muchos lo pasan como estrella por su tamaño y su brillo esplendoroso...