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25 de abril del 2017

El periódico era el único recurso de JiMin para conseguir trabajo, su única estabilidad eran los empleos que encontraba ahí.

Eran cientos de los cuales había sido despedido por el hecho de tener tantos, y llegaba tarde a uno o llegaba tarde al otro, a veces no dormía por tal, a veces no tenía ni tiempo de comer.

Marcaba con un rotulador amarillo los trabajos que podría llamar, con rojo los que eran más un no que sí y los verdes era los que tendría que llamar en ese mismo momento o en unas horas.

Y vio uno muy peculiar, demasiado a decir verdad, necesitaban un joven o señorita "modelo" para ser dibujado entre 18 a 25 años y de buen cuerpo.

JiMin no tenía baja autoestima ni tampoco le disgustaba su cuerpo, él estaba bien, no estaba marcado como alguien que va al gimnasio 24/7 o un luchador profesional, pero tenía algo ahí, y estaba orgulloso de poder conservar su figura a pesar de no tener tiempo.

Era un hecho, iría a la dirección que indicaba, era la hora pico, y ya que lo habían despedido de su trabajo de la mañana tenía tiempo para todo.

Salió rápido de casa porque aunque tuviera horas libres, no tenía todo el día.

Se dio el lujo de ir en taxi, el metro andaba demasiado lejos y no era momento de perder le tiempo, necesitaba un trabajo ya.

No pasó ni quince minutos cuando ya estuvo frente al edificio que indicaba el periódico, se adentró y había una secretaria  sentada detrás de un escritorio.

Al acercarse le sonrió, y eso le dio más confianza.

—Buenas tardes, ¿viene por el aviso de trabajo de modelo? —dijo aquella mujer que al parecer se llamaba EunBi.

—Buenas tardes —sonreí—, sí, ¿tengo que esperar aquí?

—Oh, no, no —seguía con su sonrisa—, el  penúltimo piso, puede tomar el ascensor. El Sr. Min saldrá de su oficina y le indicará a cualquiera que le llame la atención, no hay de elegir.

—¿Quiere decir que hay muchas personas en espera? —preguntó JiMin algo desalentado.

—Sí —dijo—, pero debo decirle que usted es uno de los jóvenes más lindos en presentarse aquí, además de las chicas, claro —le guiñó un ojo y se hundió en el portátil que tenía sobre el escritorio.

—Gracias —dijo el rubio, la mujer sólo asintiendo aún inmersa en su portátil.

JiMin con más seguridad fue hacia el ascensor y comenzó a subir al penúltimo piso como le había indicado aquella mujer y se apoyó contra el muro.

Tal vez la secretaria le decía eso a todos los chicos y chicas que se sentían inseguros, eso era muy amable de su parte, porque ahora JiMin si se sentía más seguro de sí.

Cuando por fin el ascensor abrió pudo ver a muchos chicos y chicas soltando sensualidad por los aires, eran hermosos, algunos más que otros.

Pero JiMin no se quedaba atrás, el era una joya total, como muchos en esa sala, caminó hacia un asiento vacío que estaba  cerca de muchos chicas y se sentó sin hablar con nadie, aunque lo miraran, como bicho raro o tal vez lo miraban porque era demasiado atractivo.

Justo en ese momento se escuchó el abrir de una puerta y de ésta salió una chica un tanto triste, después un hombre salió por detrás, era alto, con piel palida, ojos oscuros muy profundos, pelinegro, y muy muy sexi.

La vista del hombre comenzó a pasar por todos los de la sala de espera y llamó a un chico que estaba con su móvil.

—Tú, adentro —dijo con la voz dura y se metió en la oficina.

Adonis ☪ yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora