Amistades peligrosas

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La música resonaba por todos lados, moviendo a su ritmo los sudorosos cuerpos que se restregaban entre sí. El olor a alcohol golpeaba fuertemente nada más entrar a la casa y se reflejaba en cada uno de los invitados. Intentó hacerse paso entre las personas, con el objetivo de sentarse en el sillón vacío al final de la sala. No entendía aun que hacía en esa fiesta. Elizabeth le había insistido tanto que si le decía que no, temía que le pegara. ¿Para qué? Si nada más nada más llegar y ver a Daniel, la abandonó. Su crush por él tenía que pasar a mejor vida de una vez. En el fondo no sabía muy bien si se refería al que tenía Elizabeth por él o al que tenía ella por él, pero no es algo en lo que Carla quisiera seguir pensando. Sentada finalmente en el sillón pudo ver como casi todos estaban ya muy borrachos. No le veía la gracia a beber hasta casi morirse, eso no era diversión. No veía el momento de que Elizabeth se cansara y se quisiera ir.

Por su lado, él la llevaba observando todo el rato. Realmente nunca le había quitado el ojo desde el momento en que puso un pie en su vida, aunque no es algo que fuese a admitir en voz alta. Esa noche estaba preciosa, había decidido ponerse una falda de tubo que marcaba sus piernas y su cintura, junto con un jersey rosado que le daba ese toque de princesa que tanto odiaba y adoraba a la vez. Había dejado su pelo suelto, formándose naturalmente esas ondas tan delicadas. Y lo mejor es que no se había maquillado, iba natural, que es como más le gustaba. Escuchaba como la chica que tenía a su lado estaba contándole algo que no le importaba mientras que su mirada no se apartaba de la castaña. Sabía que odiaba esa fiesta y que estaba ahí por su amiga. Bueno, amiga era una palabra muy grande para lo que esa chica era. Interesada le sentaba mejor. Vio cómo se sentó en el sillón, con gesto aburrido, y tomó una decisión.

-¿Daniel? ¿Me estás haciendo caso?

-Eh, si, perdona Elizabeth. Tengo que hacer una cosa, ahora vengo.

Daniel se dirigió a la cocina, donde cogió dos bebidas e hizo su camino hacia el sillón, ante la atenta mirada de una indignada Elizabeth. No le hacía falta mirar hacia el sillón para saber quién estaba ahí sentado. Era lógicamente ella, la única persona que tenía la atención completa de Daneil. Hasta en una fiesta llena de chicas, ella seguía siendo la única. Observó como la chica al verle ir hacia ella sonreía y sus ojos se iluminaban.

-¿Aburriéndote mucho? –Daniel se sentó a su lado, con su característica sonrisa juguetona.

-No, estaba descansando después de tanto bailar. –Dijo ella tratando de sonar seria. Él empezó a reírse. Elizabeth sentía su sangre arder, nadie conseguía sacarle una sonrisa tan rápido.

-Carla, Carla... Solo tú te puedes aburrir en una fiesta. Toma, esto es para ti. –Daniel le pasó un vaso a Carla y después bebió del suyo. Aprovechando que tenía una mano libre, pasó su brazo por detrás de sus hombros, acercándola. Ella se acurrucó inconscientemente contra él. Su corazón iba a mil.

-No bebo y lo sabes. –Daniel rodó los ojos ante sus palabras.

-Es una Coca Cola light. –Ella le miró sorprendida, y es que Daniel había gastado tiempo en buscarle justamente lo que ella toma siempre. Con una sonrisa le dio las gracias y bebió.

-Veo que tú y Eli os lo estáis pasando genial. –Carla miró a Daniel algo dolida, aunque trató de ocultarlo. Sin embargo, él se dio cuenta. Siempre se daba cuenta.

-Elizabeth estaba siendo Elizabeth y yo estaba con la mirada puesta en alguna chica, así que te tocará aguantarla enfadada todo el camino de vuelta.

-¿Alguien interesante que hayas visto? Y podrías decirle que no estás interesado en ella, lo sabes, ¿no? –No le pasó desapercibido el tono ansioso al decir la primera pregunta.

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⏰ Last updated: May 04, 2019 ⏰

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