El rompimiento de
Akira y su novia.
El ambiente era tenso, el silencio incómodo reinaba en esa sala y la chica de cabellos claros miraba a la mesa, no se atrevía a verlo a los ojos.
──── ¿Te sacaron la herencia? ──── murmuró con un hilo de voz, el azabache sólo pudo asentir con levedad, haciendo que la chica golpee la mesa y se levante, sus ojos destellaban con rabia pura; eso no era lo que planeaba ──── ¿¡Que mierda hiciste mal, Akira!?
El chico se asustó al verla de esa forma, el dulce ángel que había robado su corazón ahora se mostraba como una bestia de colmillos afilados, dispuesta a atacarlo al primer movimiento en falso.
──── Dijeron que. . .si no pensaba ayudar a la empresa no me darían mi herencia. ──── explicó, se notaba que arrastraba las palabras, era eso o empezar a tartamudear. La chica seguía sin hablar, sólo lo miraba. Extendió su mano buscando tomar la de su novia, quién la golpeó ──── pero he visto algunas opciones de trabajo, estaremos bie-
──── ¿¡Estaremos dices!? ¡Estarás, mejor dicho! ──── exclamó tomando su bolso, inmediatamente Akira corrió detrás de ella, pasando por la sala del apartamento que pagaban con el dinero de sus padres y pequeños aportes de ella ──── ¡No pienso estar con un pobreton de mier-
La chica pensó seguir hablando hasta que sintió una presión fuerte en su mano, volteando a ver qué sucedía; Akira la tomaba del brazo, las lágrimas caían de sus ojos como la lluvia de primavera, se mantenía aferrado a ella y podía notar que sus piernas flaqueaban un poco.
──── Pero e-estoy haciendo un esfuerzo para arreglarlo. . .dijiste que estaríamos.
──── No, cariño. Malinterpretaste mis palabras. ──── corrigió ella, apartando al chico y tomándolo de las mejillas antes de dejarlo caer al suelo ──── ¿Que no te había quedado claro que estaba contigo por el dinero? ¿De verdad te piensas que estaría contigo por otra cosa? ¡Ni siquiera me interesabas y ahora no tienes ni dónde caer muerto!
. . .
Fuertes sollozos se escuchaban en todo el solitario apartamento, una canción sonaba de fondo mientras un jovencito se escondía del mundo bajo sus sábanas, repitiendo el nombre de su amada una y otra vez, pidiendo que vuelva, que tenía miedo a la oscuridad.
Akira había dado el corazón a alguien que buscaba solo su propio beneficio y jamás pudo darse cuenta de la obvia verdad.
