Acto II

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El abuelo y Telva se pusieron a recordar las veces en que la peregrina había visitado el pueblo. Eran las tres siguientes: 
· La nevadona, en la que un pastor se perdió. 
· La boda de la Mayorazga, en la que al herrero se le disparó la escopeta y se desangró en el agua. 
· Cuando había un humo ácido y espeso, la sirena pedía auxilio y las mujeres lloraban en las casas, día en el que murireron los siete hijos de Telva. 
El abuelo concluyó que la peregrina era la muerte y recordó dónde la había visto. En aquella noche de intenso humo, ella se acercó demasiado porque creía que al abuelo le había llegado la hora, pero se equivocó. 
Más tarde la peregrina se había quedado dormida, perdiendo así su cita con la muerte de Martín, por lo que ésta quedó aplazada. El abuelo y la peregrina seguían hablando cuando llegó Martín con una chica en brazos que había intentado suicidarse (Adela). 
La conversación entre los dos continuó. La peregrina estaba extrañada. Tenía previsto una muerte, pero más tarde, según dijo: «Sí, todo lo mismo: un río profundo, una muchacha ahogada y esta casa, pero no esta noche. ¡Todavía faltan siete lunas!» 

La Dama Del AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora