Interrogación

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El que muera primero, compañeros, de esta barra bohemia que integramos; rasgará el organismo del misterio, que habrá llenado el tonel de las Danaides y, dejará el mensaje de su vida, en el sonido grave de un eco que se aleja.

Se elevará despacio lentamente, cual ingrávido humo de exorcismo que persigue tenaz al sortilegio.
Donde la soledad rompe su oleaje tendrá su hogar mimético...

Allá en el confín dinámico del tiempo, donde tienen su tumba las edades y se escuchan las cuitas de los siglos.
Hallará en el jardín de su nirvana el árbol de sus genes y, en la yema más joven, se prenderá la esencia de su muerte... y brotará un renuevo.

Se quedará dormido en el regazo de los siglos; y, allá en la tumba, será sonrisa blanca el increíble esquema de los huesos que conservó su vertical humana.
De su sangre, las chispas coralinas serán lujo en la cara de la aurora; al ascender, en alas de los vientos, como polvo de almagre hasta los cielos.

Se pudrirá un secreto con su carne. El gran secreto de la materia prima que Dios empleó en el principio de los tiempos, en la elaboración perfecta, de lo que, al fin, es nada... y que, luego, heredamos -sin conocer la esencia- recurriendo a la formula esotérica: amor-deseo.

Allá donde no suena la palabra horizonte; en un océano calmo, ultra azul, donde parece que hierven las estrellas; -como un nuevo Colón entusiasmado- será testigo de lo que es irreal, intransitivo.
Contemplará la tierra, Emperatriz Biológica del caos, desnuda de rumores; y la verá redonda, como moneda azul, con que se paga un sueño.
Verá, también los planetas que gimen ateridos en sus claustros de hielo, y el chocar de zafiros rutilantes en el silencio cósmico vagando.

Visitara regiones prometeicas, en donde el rayo afila sus aristas para hendir, con un grito alucinado, la matriz vaporosa de las nubes.

Caminará distancias de ruta incognoscible entre e un polo y otro de lo ignoto, y unirá lo moderno con lo antiguo, como se atan dos rimas fugitivas.
Se agitará, quizás, su transparencia amorfa al escuchar el colosal estruendo de un instante al desplazarse; y, mirará arrobado, como destila esperma el pensamiento para engendrar la idea en los humanos (esclavos sempiternos de sus obras).

En su viaje interminable y, en algún paso del filo de la nada, mirara muy de cerca al arco iris, y sentirá que se incrustan en su ex-alma sus colores; esos colores que parecen ¿o serán? ¡el caramelo de los niños muertos!

El que muera primero, compañeros, de esta barra bohemia que integramos; tal vez regresará en el vago perfume de una flor que al centro de la mesa languidezca; o como fuego fatuo, cautivo en la ceniza del cigarro... y su voz brotará entre el rumor confuso del banquete, como una gota de sonido que astillará la copa de la duda, de la duda, terrible, de la muerte.

El que muera primero compañeros; ¿de veras habrá muerto?

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⏰ Última actualización: May 05, 2019 ⏰

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