capitulo II

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Atenas época actual

--deberías tener más cuidado abuela, por mucho que grites no te escucharan--hablaba Alexandra, aquella mujer adulta que hablaba como loca a su nieto, pero parecía que por más que se esforzara, no sería escuchada, algo que se veía a simple vista, o por lo menos ante los ojos de Alexandra que observa, como la anciana, hablaba una y otra a vez a su nieto, el cual no mostraba el mas mínimo interés en escucharla

--no sabes lo horrible que es... día tras día me ignora, y no sé cómo hacer que me escuche, estoy entrado en una desesperación absoluta, mi niña... --la anciana hablo con algo de sorpresa, y desespero, ya que Alexandra era la única que le había hablado durante un año.

-- ¿no crees que deberías descansar abuela?, ya es hora... tu nieto está en buenas manos, ¿quieres que hable con él?, y tú... al fin puedas descansar-- Alexandra tenía un gran don, aunque para ella era una gran maldición, pero no podía evitar sentirse mal, por aquella anciana que veía cada día antes de ir a su apartamento, así que decidió hablar con ella, y saber que era lo que tanto la atormentaba.

--solo quiero que coma bien, que se cuide y que sea un hombre de bien, ¿sabes? no pude despedirme hace ya un año, y solo quiero hacerlo como es debido, no imaginas cuan orgullosa estoy de el...--Alexandra no pudo evitar sonreír, porque por más tonto que sea, nuestros seres queridos solían quedarse solo por aquellas cosas que para nosotros no son de gran importancia, y solo decidimos darle importancia instantes antes de nuestras muertes.

--está bien, ¿te parece si hablo con su nieto, y le digo todas aquellas palabras, que no pudo decirle antes de partir? Y así se marchará en paz, le aseguro que a donde quiera que vaya, será mejor que vagar por la eternidad, sin ser escuchada -- ella sintió con una gran sonrisa, y sin más Alexandra se dirigió hacia la hermosa cafetería que se encontraba allí, observando a un hermoso hombre de cabello negro y ojos azules, muy perecidos a los de aquella anciana

--hola... ¿qué te puedo servir? --ella sonrió, y le dio una ojeada a el menú

--quiero mekoini y un café, por favor-- el chico asintió, escribiendo en su pequeña agenda, mientras ella pensaba como le diría aquella situación al joven, se encontraba tan ensimismada en sus pensamientos, que no se percató de una presencia, aquella presencia que siempre llegaba cuando no lo esperaba. Aquella que conocía desde niña, pero nunca dejaba de darle sustos de muerte, al escucharlas con sus típicas frases

--mi querida niña por Zeus... ya deberías de dejar de preocupar a tu madre, sabes que cada vez que llegas tarde, tu padre arma un gran alboroto, sin mencionar la poca paciencia que me regalan los dioses, al escucharlo como loco por el templo, al no tener tu presencia ante él, en cada luna llena--Alexandra no pudo evitar rodar los ojos, por las tonterías de su madre, ya que siempre era algo dramática, al igual que su padre, aunque a su padre, lo comparaba más con melodramático, y aquella palabra que quedaba un poco pequeña, a los grandes escándalos que este formaba, al no tenerla cerca en las noches blancas, como eran llamadas por los cazadores

-- ¿sabes madre?, aquí las personas llaman. no aparecen de un momento a otro, no es muy común en los mortales, que tus padres se te aparezcan de un momento a otro, hablándote como si nada...--psique no evitar reír, ya que su hija era algo fuera de lo común, para ser hija de dioses, parecía que ellos no se acatan a normas de dioses, y es que, si tenían tanto poder, porque tener que actuar como mortales, sin ningún don, o poder especial, eso no era digno de un dios

--no queremos que seas vista, lo sabes muy bien, por cierto, ¿dónde está Vanessa? se supone que debe cuidarte, ¿y qué haces aquí? --Alexandra había olvidado por completo que su amiga y casi hermana, quien había quedado de esperarla en su pequeño apartamento, para dirigirse al templo de su padre

Dioses En Busca De Amor -Saga Paranormal (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora