Capitulo 26

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Narra Hugh:
Fiona, Fiona y Fiona. Era lo único en lo que pensaba, ¿cómo estaría ella? ¿Ella pensaría en mi?
—Hey—dijo Emma mientras entraba.
—Hola—contesté de forma distante. En mi mente solo rondaban imágenes de la última noche que pasé junto a Fiona. Recordaba su sonrisa, sus besos, nuestro cuerpos. Y eso era una tortura. El que hubiera posibilidades de no verla jamás, me estaba consumiendo lentamente. No podía vivir sin ella. Los últimos años me había acostumbrado a sus caricias, sus consuelos, sus risas... Todo eso me hacía seguir en pie. Y ahora la tenía lejos de mi, por culpa de una estúpida guerra por los caprichos de un wight.
—Hugh, no te martirices—dijo Emma trayéndome de vuelta a la realidad.
—¿A qué te refieres?
—A que no paras de pensar en ella. Se ve en tus ojos—afirmó.
—¿Es malo no poder parar de pensar en alguien?
—No, no lo es. Está claro que le amas.
—Solo quiero que toda esta mierda se acabe y poder vivir mi vida junto a ella—susurré. Entonces comencé a sollozar. No eran lágrimas de tristeza, eran de rabia. Odiaba a Kaul por habernos hecho esto a todos, por destrozar nuestras vidas. Le odiaba por separarme de Fiona. También odiaba un poco a Miss Peregrine por dejarse capturar para salvar a Rylin en lugar de luchar. Y odiaba a Rylin y a Jacob porque sentía que si ellos nunca hubiesen llegado, no estaríamos aquí. Pero sobretodo me odiaba a mi mismo por ser tan débil. Por no poder aguantar un poco de dolor. Por derrumbarme cuando mis amigos me necesitan.

Narra Rylin:
Alexander, Rylin, os presento a John—anunció mi padre feliz.—Él es un cartógrafo peculiar muy famoso entre los nuestros y estará dispuesto a ayudarnos en nuestro plan—dijo.
—Pero, ¿qué plan?—preguntó Alec con rabia contenida.
—¡Mi plan para dominar el mundo peculiar! ¡Iremos a la biblioteca de las almas! y conseguiré las almas de los peculiares más peligrosos y así seré el más poderoso. Entonces acabaré con el gobierno de las ymbrines y todos seremos felices—explicó.
—¿Y por qué nos necesitas?—pregunté.
—¡Porque sois los elegidos! ¡Sois la llave a la biblioteca!—dijo obvio.
—¿Y si no estuviésemos dispuestos a ayudar?—preguntó Alec de forma vacilona.
—Pues, en ese caso, mataría a vuestros amigos y os obligaría. Pero eso no va a pasar porque mi hija no lo va a permitir—dedujo.
—Te ayudaremos, siempre y cuando no los toques. Y que sepas que esto no lo hago por ti, padre. Me abandonaste una vez, ¿quién me dice que no lo volverás a hacer?—le eché en cara. Mientras que hablábamos oía fragmentos de la conversación de Alec y John. Tramaban algo.
—No lo haré. Cuando domine el mundo peculiar tú estarás a mi lado, y cuando muera, tú recibirás mi legado—anunció Kaul
—De acuerdo, pero no les hagas nada por favor. Deja a Sebastian y a Jacob vivir en paz. Y a nuestros amigos—supliqué.
—¿Jacob es tu hermano?—cuestionó padre.
—Sí, lo es. Y le quiero mas que a nada, así que por favor no te acerques a él
—¿Sebastian es su hermano verdad? ¿Pero por qué te importa?—preguntó.
—Padre, Sebastian no es sólo su hermano. Es mi amigo, igual que el resto. Y le he cogido aprecio—resté importancia.
—No les haré nada, siempre y cuando os mantengáis de mi lado. Lo prometo. Y yo soy un hombre de palabra. Ahora, si me entero de que planeáis una traición, los mataré, lentamente, uno por uno, delante de vuestras narices. Por cierto, recordad que dentro de esta casa, las peculiaridades se auto bloquean, excepto, obviamente la invisibilidad, cosa que me ayuda a tener vigilada la guarida del sótano, donde los torturaría—dijo causándome un escalofrío.
—Bueno, ¿quién quiere carne?—preguntó cambiando su humor sádico por una sonrisa amable.

Narra Enoch:
Altea—le llamé.
—Dime
—Creo que ahora mismo quiero besarte—solté, sorprendiéndome a mí mismo aquellas palabras.
Sus labios y mis labios, unidos en uno. Moviéndose al compás de nuestras respiraciones. No sabía por qué me había metido en esto, pero ya era tarde para echarme atrás. Altea era hermosa, agradable y amable. Pero le faltaba esa chispa que Rylin tenía, que ninguna otra chica poseía. Esa chispa que le hacía ser ella y no otra.
Aún así, ya no podía decirle a Altea mi verdad, la destrozaría. Y la necesitábamos.
—Altea, necesito tu ayuda—dije separándome de ella.
—De acuerdo pero antes, una pregunta. ¿Quieres salir conmigo?—dijo haciéndome sorprender.
—Sí—dije y la besé castamente. En ese momento no sabía por qué pero estaba confuso. Y olvidé a Ry totalmente
—Bueno ¿qué necesitas?
—Una amiga y un amigo han sido raptados por Kaul. ¿Nos ayudarás si vamos en su búsqueda?—pregunté.
—Por supuesto Enoch. Para eso están las novias—sentenció, haciéndonos volver al mar de besos.

Narra Alec:
La cena se desarrolló lo más normal que pudo haber sido. A ver, siendo sincero cenar con Kaul no es lo que uno haga todas las noches, ¿verdad?
—Bueno, niños. Podéis marcharos. Y, nada de dormir en la misma cama—dijo Kaul haciendo a Rylin reír. Al darse cuenta de este gesto, se cubrió la boca y recuperó la compostura. Entonces me miró, queriendo decir: "Piensa que tú y yo salimos". Y yo le miré diciendo: "Que lo piense, porque tengo una idea". ¿Y qué idea era esa? Os preguntaréis. Bueno, pues si Rylin y yo fingíamos tener algo, y demostrábamos que no nos importaba ningún otro, no podrían utilizarlos como rehenes. Puesto que si querían hacerle daño a Rylin, me usarían a mí ya que yo era lo que más quería. Y al revés. Entonces mantendríamos seguros a Sebastian y a Ethan.
Lo sé, lo sé, no necesito que nadie me lo recuerde. Soy un genio.
Me acerqué a Rylin y moví la silla para separarla de la mesa. Entonces le ofrecí mi mano y ella la aceptó, de forma coqueta.
—Lo siento padre, pero si lo que querías era poder mandarme, deberías haber estado conmigo desde que nací. No volver pasados dieciséis años. Así que si me apetece dormir en la misma cama que mi novio, lo haré—dijo Rylin metiéndose completamente en el papel. Entrelazó sus dedos con los míos, y nos marchamos de la sala, dejando a Kaul con la palabra en la boca y John conteniendo la risa.
Cuando llegamos a la habitación cerré la puerta y comencé a reír.
—¡Ha sido increíble Ry! ¿Qué haces que no estás en Hollywood actuando?—le dije en broma.
—Tal vez, porque somos los elegidos, y tenemos que salvar la raza peculiar. Pero, bueno, tal vez debería considerar ir a Hollywood, creo que es más importante—continuó con la broma. Reí por su sarcasmo.
—Bueno, y, ¿a qué viene lo de fingir lo nuestro?—cuestionó
—Así, si piensan que solo nos importamos el uno y el otro, no utilizarán como rehén a Sebastian para hacerte daño, o a Ethan para hacerme daño a mi—expliqué. Ella  me miró como si fuese un héroe griego.
—Acabas de salvar el mundo entero—exageró Ry, con los ojos aún conteniendo ese brillo de la esperanza.
—Tan solo he salvado a tu Sebastian—le resté importancia.
—El caso es, que Sebastian es mi mundo. Como Ethan es el tuyo—aclaró.
—Bueno, si seguimos hablado de ellos me echaré a llorar.
—Cierto, ahora tenemos un plan que elaborar. Voy a ver si han contestado—dijo. Entonces se giró rápidamente, y abrió el armario, donde desde un primer momento había habido ropa de mujer y de hombre. Sacó el primer cajón donde se hallaba la ropa interior y debajo de unas braguitas sacó el teléfono móvil.
—¡Lo han visto Ethan!—dijo ella mostrándome el mensaje. Lo leí rápidamente y me senté junto a ella.
—Necesitamos comenzar. ¿Podrías llamarles?—cuestioné.
—Sí, pero deberá parecer que estoy hablando contigo de cosas mundanas. A ver si contestan—dijo. Después pulsó el botón de llamada hasta que alguien descolgó.
—¿Rylin?—preguntó una voz de forma desesperada. La voz de mi hermano.

Different [Miss Peregrine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora