Fase IV

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Al trasladarse a Australia la rubia había dejado de presentarse a los eventos que tenían lugar fuera del continente, asegurando tener una apretada agenda de trabajo en el Centro de las Artes, pero llegó el punto en que ni siquiera aparecía en los acontecimientos correspondientes al mismo centro. La joven siempre sintió que aquella reclusión al estilo de "La Garbo" era una excusa para evadirla, para ahorrarse mirar a los ojos que iluminaba y decirles que todo había sido ficción. Y pensó en que sería justo que las personas avisaran de antemano que solo intentan jugar, así los dos disfrutan la partida: uno fingiendo que ama y el otro fingiendo que lo cree. Ella no hubiese aceptado la proposición porque desde que se repartieron las cartas ya había perdido, pero al menos se evitaría ahora estar pisando otro continente con el único propósito de aniquilar el plan de fuga de Élise.
Hoy sería su gran noche, la que cualquier joven estrella desearía. El Festival de Cine de Sydney la estaba homenajeando por haber obtenido los mayores reconocimientos en la industria del entretenimiento al poseer: un Grammy, un Tony, dos Globos de Oro y dos estatuillas de la Academia. Se sentía orgullosa de al menos triunfar profesionalmente pero como siempre lo primordial en aquel viaje no era eso, sino enfrentar a Élise Blanchart, aunque solo pensarlo le provocaba una escalofrío en la espina dorsal que le paseaba hasta las extremidades, como el día que la conoció. Le aterraba pensar que no llegara. No tenía plan B. Con todo su ser anhelaba que sus ideas fuesen inciertas y que aquella misma que la abandonó, fuera la que ella conoció sin audiencia. Esa, iría esa noche..., a la otra no la conocía, así que no podría asegurarlo. No podía ser tan estúpida de no sentir su interpretación en doce meses juntas. <<¡Ni la gran Blanchart actuaría tan bien!>>, era su consuelo. Deseaba que al menos le dijera <<sí, te amé, pero hasta ese día>>, pero que no confirmara  que desde el inicio todo fue mentira porque los cachitos de su corazón se romperían en millones de cachitos más, hasta reducirse a un polvo capaz de desaparecerse con la primera ventisca.
El festival lo celebraban en el salón de eventos del hotel Ritz de Sydney. Rebecca había llegado para pasar allí los últimos días. El salón lo habían organizado detalladamente, parecía un teatro con cientos de sillones que se llenarían de estrellas, lámparas de araña transparentes por todos lados, un enorme escenario  con un atril microfonado en uno de los laterales donde imaginaba tendría que subir a recoger el premio y un telón negro que ocultaba los focos y los instrumentos que utilizaría la primera banda. La apertura de la noche estaba en sus propias manos junto al dúo australiano. Se habían unido por primera vez para interpretar uno de sus temas. Fue una sorpresa que no esperaba porque Donna no se lo había confirmado, pero desde la cena previa a la alfombra roja ya supo que era un hecho.
...There's a chance you will be there (hay una posibilidad de que estés allí) ...I'd like to know the truth (me gustaría saber la verdad) ...I'll find it out somehow (la descubriré de alguna manera) ...Chances aren't too strong... (las posibilidades no son demasiado fuertes) No podía evitar emocionarse disfrutando aquella melodía. Parecía que siempre la vida la enfrentaba a situaciones que la forzaban a recordarla, a pensar en ella, a estar entrecerrando los ojos buscándola por todo el salón, de punta a punta. Si por algo estaba en aquel escenario, era por ella..., pero no tenía grandes esperanzas. No la había visto en la cena y tampoco en la alfombra roja y si algo le gustaba a Élise Blanchart era lucir sus carísimos estilismos en las alfombras.
...A chance you will be there (una posibilidad de que estarás ahí) ...Please be there alone (por favor estate allí sola) ...Help me speak of love... (ayúdame a hablar de amor) Cada vez que una cabellera rubia parecía revelarla su corazón pegaba un pequeño salto y se había percatado de que una vez la tuviese enfrente, no sabría qué decir, cómo mirarla, cómo saludarla. <<¿Cómo saludarla?>>. ¿Cómo se saluda al amor de tu vida después de 365 días besándole los labios y 365 más sabiendo que lo hace con otro? No tenía la menor idea. No quería ni imaginarse en cómo haría si se presentaba encima colgada del brazo del "guaperas" que ahora por arte de magia era modelo. Se le revolvía el estómago de solo pensar que ella y él... podían estar... teniendo... No quería seguir pensando en aquello.
...Chances are'nt enough (las posibilidades no son suficiente) ...Ones too good to miss (algunas demasiado buenas para perder) ...Chances aren't too strong (las posibilidades no son demasiado fuertes) ...A chance is all there is... (una posibilidad es todo lo que es) Siempre se había sentido tan conectada a esa mujer, tan... en sintonía, que juraba ella también tendría deseos de, al menos un instante, volver a verla, volver a hablar. No habría por qué romper “la amistad” por acabar la relación, madurez para eso había de sobra, ¿amistad?, no tanto. Siempre, habían sido más enemigas que otra cosa. Ahora más de dos años después de que sus vidas se cruzaran, seguía causándole gracia recordar aquellos primeros enfrentamientos y las pocas ganas que tuvo siempre de detenerlos. Y aquella lírica la trasladaba a ella. ...What if we can't speak? (¿y si no podemos hablar?) ...What then shall I say? (¿qué debería decir entonces?) ...Don't you be too long... (no estés demasiado lejos) Era tan... adictiva, que si dejaba de hablarla o verla, se mantenía buscando el argumento más inverosímil que la obligara a sacar las uñas en el encuentro. Al enojarse, era como si los ojos se le prendieran en llamas en dos segundos, y eso le parecía lo más excitante sobre la Tierra... Era imposible no anhelar un baile en ese incendio al que ella solo contribuía agregándole leña. Y en el fondo, la rubia debía sospechar que la pirómana era ella, pero al parecer tampoco tenía inconveniente para acercarse demasiado al fuego. Se había transformado en la que no decía <<mejor no me acerco que me podría quemar>>, Rebecca después de haber disfrutado aquel placer abrasador, se volvió la que se acercaba, se quemaba y se curaba luego la quemadura..., y en ocasiones las habría llorado, pero con seguridad, si otra llama la provocaba, ella repetía el mismo proceso.
...Something has gone wrong... (algo ha salido mal)
Según sus ideas, el que por la mente de la rubia pasara aquel <<no puedo>>, era la mayor de sus anomalías. Como anomalía al fin, llamaba profundamente su atención. <<¿Que había hecho tan jodidamente mal para que no consiguiera verle a la cara aun?>>, se cuestionaba.

Tras bastidores | Completa | Temática LésbicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora