Jazmin, Makeup Artist

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La conversación telefónica entre Jazmin y Florencia a ésta última no la dejo satisfecha y si con una sensación desagradable en el cuerpo, la razón que escucho de la voz de su amor de posponer su charla para otro día no le cuadraba. No quería mostrarse como una desconsiderada y aunque acepto la excusa no quedó convencida pero si se recrimino surgiera la duda de que Jazmin algo le estaba ocultando. Lo cierto era que la vicepresidenta de Sminka debía quedarse a trabajar hasta quien sabe qué horas y la intranquilidad que comenzó a invadir la humanidad de Florencia la hacía pensar y no se explicaba porque algo terrible pasaría. Se sentía un poco desilusionada pero para el tiempo que habían tardado en querer conversar, esperar unas horas más que de malo tendría si al final la pareja conseguiría enmendar sus errores y plantearse más posibilidades de recomponer ese ambiente de convivencia generado por sus opuestos puntos de vista. Con su pensamiento puesto en su misterioso depósito sin resolverse y este imprevisto asunto en Sminka esa noche Florencia no lograría dormir y si a eso le sumaba la necesidad de ese préstamo negado no existía la más remota idea de lograr cerrar sus ojos. Aparte, sentir esa opresión en el pecho que la llenaba de angustia y ansiedad y la hacían desesperarse le alimentaban más su fuerte presentimiento de que en cualquier momento recibiría una mala noticia. Esperar pacientemente a que su amor apareciera sería un suplicio y su esperanza de verla ya no por hablar sino por saberla segura a su lado era lo que más deseaba desde que finalizaron su contacto. No había terminado de cenar algo ligero y recibió la llamada de Ana Luisa.

─¡Buenas Noches, hija!

─¡Buenas Noches, Ana Luisa! ¿Cómo estás?

─Muy bien. ¿Y ustedes?

─Te responderé por mi estoy bien, Jazmin no está conmigo. Sigue en Sminka.

─¿Preparan algún evento? No me contesta el móvil.

─La verdad no me lo dijo. Solo me informo no la esperara despierta.

─¡Bueno! Lo que quería preguntarle puede esperar hasta mañana.

─Si llega antes de que me haya dormido le diré que llamaste.

─¡Gracias, Flor! ¿Está todo bien con Pasionaria?

─Con sus altibajos pero optimista en que las cosas se reviertan pronto.

─Esa es la mejor actitud. Te dejo descansar, te mando un beso y a ver cuándo comemos juntas.

─¿Qué te parece hacerlo este fin de semana en tu casa y con mis padres?

─Yo encantada los recibo. Avísame la hora.

─Lo haré, pasa una buena noche.

─Igualmente hija, igualmente.

En la barra de un reconocido club nocturno Jazmin disfrutaba a solas de un martini, el ambiente a pesar de la música y el bullicio de las personas a su alrededor no le importaban. Su prioridad a pesar del nerviosismo era que todo lo programado llegara a un buen desenlace, sentada observaba atentamente y muy alerta quien se le acercaba. Esa noche estaba dispuesta a llegar a las últimas consecuencias y no media el peligro al que se estaba exponiendo. De repente la mano de una mujer se posó en su hombro y supo ya no habría vuelta atrás, muy suavemente ésta fue bajando hasta llegar al principio de su seno donde se frenó. Con un aire seductor no dejaba de mirarla y la colorada podía sentir la desnudaba literalmente con sus ojos azules claros. La chica que tenía una belleza particular, alta, delgada con muy buena figura, dotada de hermosos encantos, con una sonrisa que hacía resaltar su perfecta dentadura y le daba a su rostro un toque angelical y a la vez perverso; se ubicaba enfrente de Jazmin desinhibida y curiosa por saber quién era ella.

Entre Flores y CosméticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora