3-Wesstood

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Flashback

Al cruzar con el coche que nos traía las imponentes murallas vimos un enorme edificio de piedra rodeado de lo que parecían  campos de entrenamientom, es decir gextensiones de terreno de tamaño similar al de un campo de fútbol en unos se entrenan artes marciales, en otros se hacen la pruebas de resistencia, al reconocerlos ambos empezamos a reír cuando una voz potente no interrumpió:

-Bajen del coche 

Asentimos y obedecimos, impresionados por la irritada voz.

-          ¿¡que se supone que estaban haciendo?¡-nos preguntó un hombre de unos cincuenta años con aspecto fiero

     -emmm-dijo damien

      - yo….-dije mientras preparaba otra respuesta.

-nada¡- bufó- primera regla: contestarán ustedes si, señor, de acuerdo?

-si, señor- contestamos los dos a la vez

-bien, bien, van aprendiendo- dijo mientras avanzaba y hacia un gesto para que le siguiéramos- soy su entrenador y a partir de este instante mando yo, si siguen mis normas y los entrenamientos saldrán de aquí convertidos en luchadores famosos- dijo tajantemente- les explicaré el funcionamiento de esta Academia de entrenamiento:

1-no tendrán comunicación con el exterior salvo por unas catas que podrán enviar una vez al mes,

2-deberán llevar los uniformes en todo momento.

3-no hablaran a no ser que se les pregunte

4-se les exigirá plena concentración en los entrenamientos.

Estas son las normas básicas,las han entendido?

-SI SEÑOR- dijimos simultáneamente.

-Lia- llamó a una chica que paseaba por los jardines- acompaña a los señores al vestuario y explícales el horario

-Si señor- se giró hacia nosotros- si me acompañan

- claro- concluimos al unísono

El uniforme consiste en ropa de entrenamiento de tela bastante resistente y negra, con unos pantalones ajustados y una camiseta de espalda de nadadora con unas deportivas del mismo color. No me importa llevarlo, ya que es bastante cómodo a la hora de entrenar y es una buena protacción contra los ataques.

Cuando Lia nos habló del horario empecé a asustarme te levantas a las 5 a.m. entrenas catorce horas diarias que se dividen en entrenamiento físico y control de dones, decía mintras caminaba

-Sé que suena bastante duro, pero es lo que se debe hacer si uqereis mejorar y además el ritmo se coge con bastante rapidez-dijo supono que en un intento de infundirnos ánimos

Los entrenamientos eran individuales, para que pudieran adaptarse a las necesidades de cada estudiante, por lo que Damien y yo no nos veíamos mucho, tan solo a la hora de comer, ya que el pabellón de chicas y el de los chicos estaban separados. Me alegró mucho que Damien pasara aquello conmigo ya que no me sentía tan sola, él me apoyaba mucho y nuestra confianza se vio reforzada.

En estos momentos lo veo como la persona más importante de mi vida, y eso me deja mucho en que pensar  y me hace sentirme algo confindida.

Los primeros días de entrenamiento fueron mortales, los profesores no me trataban diferente por ser princesa, creo que me forzaban más incluso. Mi entrenamiento consistía en dos horas corriendo (¡solo para calentar¡), seguía con una hora de karate y otra de judo, después hora y media nadando, esa era mi parte favorita debido al agua, ya que me sentía como en casa , y después de casi seis horasde esfuerzo físico tenía un descano para comer, las tardes las dedicaba a mejorar el control de los dones, en esas clases me privaban del agua y tenía que ganar luchas, así conseguí el dominio del fuego y del metal, aunque no fue nada fácil.

Las primeras semanas fueron terribles apenas conseguía acabar las clases incluso llegué a desmayarme en varias ocasiones, pero después de dos meses conseguí aguantar.La parte más difícil eran los dones, ya que sin el agua me sentía perdida, al principio no lograba nada, no conseguía hacer a parecer ni rastro de otro don pero co e tiempo y el trabajo eso cambió

Otra parte muy dura se debía a que las noticias del exterior llegaban con cuenta gotas, recibía una carta de mi padre el día tres de cada mes pero nunca me parecía suficiente, dos años es demasiado tiempo para estar separados.

Gracias a mi esfuerzo de estos años hoy puedo estar aquí, el día de los exámenes finales.

-Alexandra Elisabeth Serenne, su turno-dijo el señor Pavlidis.

-Si señor-contesté con voz serena.

-Que de comienzo el examen, tiene que mostrarnos lo que puede hacer y derribar esta pared-dijo señalando un bloque de piedra de unos tres metros de alto y cuatro de ancho- de un solo golpe.

-De acuerdo señor- dije mientras me dirigía a la posición de salida, no me resultará difícil pensaba ya que lo he hecho en otras ocasiones.

-Comience-dijo el juez

Empecé creando con la mano derecha una gran ola azul que se extendía a mi alrededor como el mismo mar, con un movimiento de mi mano izquierda creé unas bolas de fuego que fui lanzando a mi antojo, al girar esa misma mano transformé el mar que me rodeaba en fuego y con el objetivo de derribar la pared creé un bazoca de hierro-mientras oía las exclamaciones de asombro ya  que nadie me había visto actuar durante los últimos meses- que llené con agua a máxima presión y apunté directamente a las pared y de repente la pared desapareció como si nunca hubiera estado allí, con la misión cumplida sonreí y saludé.

-Muy bien alteza, esta usted lista para volver a casa-anunció mi profesor

Al oír aquello me giré directamente hasta donde sabía que se encontraba Damien y me lancé a abrazarlo, ambos habíamos terminado.

Volvíamos a casa.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2012 ⏰

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La princesa de los elementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora