Tadoney: Inicios

1.1K 62 164
                                    

AVISO: Contiene una escena de sexo explícito.

¡Espero que os guste!

Para todas las fans de Tadoney, perdón (😬😇).
En especial a mi soulmate Mariló, por su cumple, te quiero 💕 (esto no estaba planeado, pero mira que bien me ha quedado jeje).

🏹🏹🏹

El sol apretaba con fuerza esa mañana de mayo. Las chicharras cantaban con fuerza y la sombra del bosque estaba codiciada por los animales. Los habitantes del poblado se turnaban para ir a buscar agua al arroyo más cercano para que no les faltase con qué refrescarse y se refugiaban en sus casas para escapar de los rayos del sol que cruzaban violentos el cielo turquesa. Los únicos que permanecían fuera eran los guerreros que no se querían saltar un solo día de entreno para ser cada vez más fuertes y más ágiles.

Sin embargo, no eran los únicos que soportaban el estar fuera ese día. Tumbado a la sombra de un árbol, sobre una rama, Agoney acariciaba una ardilla que había sucumbido a las caricias del indio y permanecía estática sobre su regazo. Desde allí veía a los guerreros hacer su entreno diario, observaba sus movimientos, sus gritos de guerra y como peleaban cuerpo a cuerpo entre ellos o con armas contra tocones de árboles.

Un respingo por parte de Agoney hizo que la ardilla saliese huyendo árbol arriba cuando vio a uno de los guerreros caer de espaldas, derrotado por otro que sonreía de manera triunfal y se dio media vuelta, sin ofrecerle ayuda para levantarse. Agoney se sujetó al tronco para poder inclinarse hacia delante y observarle mejor, tenía un pequeño corte sangrante en el brazo derecho pero no pareció importarle, pues se levantó, se sacudió un poco y siguió con su entreno como si nada.

Cuando el sol alcanzó su punto más alto, tuvieron que dar por finalizado el entreno de ese día, pues se encontraban exhaustos y acalorados, así que algunos cogieron sus armas, otros las dejaron allí y se dirigieron al lago para refrescarse antes de ir al poblado a llenar sus estómagos. Todos excepto uno. El guerrero de la herida en el brazo había vuelto a coger su hacha y continuó haciendo lanzamientos sobre distintos tocones para cambiar la distancia. La lanzaba, acertaba, iba, la recogía, volvía al mismo punto y vuelta a empezar.

"¿Pero no se cansa o qué?"

Entonces, una sonrisa maliciosa se abrió paso en la cara de Agoney y su espíritu travieso de adolescente le impulsó a coger una flecha y tensarla en su arco, cerró uno de los ojos para afinar la vista y la soltó justo cuando el guerrero iba a realizar un nuevo lanzamiento, haciéndola pasar cerca de su cara. Lo que Agoney no esperaba, es que su reacción fuese girar velozmente sobre sí y lanzar el hacha hacia el punto donde él descansaba, obligándole a tener que agachar la cabeza para que no acabase partida en dos.

- ¿Qué haces? ¡Me podrías haber matado!- le gritó enfadado mientras intentaba recuperar el equilibrio, sujetándose con fuerza a la rama para no terminar de caerse.

- ¡Igual que tú! ¿Qué se supone que querías hacer?

Se quedó callado unos segundos, lanzó el hacha al suelo y bajó del árbol apoyándose en la rama de abajo a la que estaba y, con cuidado, dando un salto hacia el suelo, aterrizando en cuclillas. Se incorporó y se apoyó en el tronco del árbol, cruzándose de brazos y sin dejar de mirarle desafiante, mientras el guerrero imitaba burlón su gesto y esperaba paciente a que le respondiese.

- Eres Tadan ¿Verdad? Os confundo a los guerreros

- Ya...- arqueó una ceja -Respóndeme

- Me aburría- confesó finalmente.

- ¡Ah! Te aburrías...- ironizó -Y ¿no prefieres pasar el tiempo recogiendo maíz o persiguiendo animalitos como todos los días en lugar de molestarme?

Y colores descubrirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora