EL OTRO YO

50 10 4
                                    

Parte 4

    Sola, en el cuarto del hotel, mientras se preparaba para la noche de carnaval, pensaba en la manera en la que se le había escapado de las manos el demonio a quien no buscaba, aun así contaba con dos días mientras durase la festividad, si no atacaría el año próximo y, por supuesto, que allí estaría.
     Un audio de Ani la obligó a abandonar sus meditaciones, para el infortunio de Agatha duraba más de diez minutos, no comprendía la causa por la cual la gente había dejado de escribir para enviar audios, cuyo contenido se trataba, a veces, de una simple risa o un monosílabo, "qué les costará escribir", se decía cada vez que recibía alguno; esta vez no necesitaba colocarse los auriculares, pues estaba en completa soledad. Más allá de alguna que otra vacilación o frecuentes muletillas tales como "ehhhh..." o "qué te iba a decir...", Ani le transmitió que Carnnival, también llamado El demonio de la máscara, tenía su origen hace siglos en la antigua Roma, cuando el carnaval de trataba de una fiesta pagana en honor al dios del caos y la efervescencia, a través de un ritual perpetuado por las sacerdotisas, llamadas Vacantes, dieron nacimiento a tal demonio cuya única fuente de alimento eran las almas de quienes poseía, generalmente jóvenes con vidas acomodadas y, que una vez que vive a través de ellos, abandona tales envases y vaga disfrazado, con tan solo una túnica y una máscara, acechando, esperando a su próxima víctima. Incluso le hizo saber la existencia de sendos testimonios de familiares de varias víctimas del carnaval, quienes, tras un desvanecimiento y tres días de terapia intensiva, recuperaban el ánimo y el habla pero no la memoria, pues apenas recordaban su nombre, su grupo familiar, sus intereses, vocaciones; volvían a la vida receteados, en realidad, poseídos por Carnnival, quien una vez obtenida toda la información acerca de la víctima elegida, probablemente al azar, se encargaba de vivir a su antojo, simplemente eso.
—Una vez logrado su objetivo, abandona el cuerpo dejándolo sin alma, y la víctima, finalmente, muere a la edad de cincuenta —Así terminaba el audio de Ani.

"O sea que si no lo detengo hoy, tendré que esperar aproximadamente veinte años", reflexionó Agatha escribiendo rápidamente una respuesta a tan largo audio.

  ¿Cómo lo derroto?, ¿cuál es su punto débil?

  En unos minutos te llamo.

     Daban las ocho y media y Agatha sintió un poco de hambre, por lo tanto, bajó al comedor y se acercó hacia donde se encontraba la comida, tomó un plato y se sirvió tarta de atún, su preferida, y medallones de pescado, para luego degustar todos aquellos manjares cerca de la ventana que daba al patio interno, afortunadamente, se trataba de una noche cálida y despejada. A continuación, el llamado de Ani.
—Espera, no cuelgues.
Agatha dirigió sus pasos hacia el patiecito, llevando consigo dos pedazos de tarta de atún.
—El modo de derrotar a Carnnival es más sencillo de lo que crees, contestame algo, ¿por qué en los carnavales se usa máscara?
—No lo sé —respondió Agatha mientras se llevaba un pedazo de tarta a la boca— para jugar a ser otro, quizá.
—Exactamente amiga, la máscara te permite esconder tu propio rostro ante la mirada de los otros —resaltó la joven intelectual.
—Es un juego Ani, nada más que eso.
—Es mucho más que un juego Agatha, es un principio del yoismo, somos quienes somos gracias a nuestros valores, defectos y virtudes, a nuestra forma de actuar, de decir, de razonar.
     Mientras Ani, como de costumbre, explayaba sus reflexiones, Agatha aprovechaba para terminar su cena.
—Nuestro yo necesita de la aprobación de los demás, del visto bueno del otro, y así, vamos construyendo nuestra personalidad y actuando según indique nuestra voluntad —explicaba.
—¿Y todo esto qué tiene que ver con la máscara?
—Pensá Agatha, ¿cuál es el fin de usar máscara?
—Ocultar el yo y ser otro para los demás. —respondió rápidamente.
—¿Y para qué?
—Para ser quienes no somos aunque sea durante los días de carnaval, hacer lo que jamás haríamos en la realidad, sin que nadie nos juzgue.
—Entonces... ¿cuándo dejaríamos de ser otro para volver a ser nosotros mismos? —indagó Ani.
—Cuando nos quitemos la máscara.
—Ahí tenés la respuesta.

     Agatha supo entonces, que la única manera de derrotar a Carnnival era quitándole la máscara y obligarlo entonces a ser lo que realmente era, nadie. Terminó de cenar, se puso su antifaz de plumas de colores y salió de cacería.

 Terminó de cenar, se puso su antifaz de plumas de colores y salió de cacería

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Agatha: detective paranormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora