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—Robb

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—Robb. —susurro Lyanna.

Era como si no lo hubiera visto en mucho tiempo, atrapada en su propio cuerpo, sin posibilidad de hablar  por si misma, de tocar a su amado lobo, de besarlo.

—Lyanna. —la rodeó entre sus brazos. —Mi Lyanna.

—Si Robb soy yo, por fin estoy aquí. —comenzo a llorar sumergida en el pecho de su esposo.

—Lo sé, mi reina, has vuelto a mí y esta vez nada te separara de mi lado. —le susurró en el oído.

Permanecieron juntos cerca de una hora, compartiendo ambos el silencio y sus respiraciones.

—Lyanna no quiero molestarte con esto pero quiero escucharlo de ti misma, la herida  en el vientre ¿Te la hizo Jaime Lannister? —cuestiono Robb con tiento para provocar más lágrimas de parte de su esposa.

Lyanna a penas podía creer que su amado tío Jaime había intentado matarla, se había vuelto loco y ella lo había apuñalado en la espalda para defenderse, después la había dejado inconsciente y había herido al pobre maestre Cailin.

Él era el que más la había apoyado junto con su dama de compañía Lyra Payne cuando Roose Bolton la había estado intoxicando con esencia de Argucias, tenía que decirle a Robb, que su abanderado de Dreadfort era el causante de todo.

—Robb, mi tío nos atacó a mi y al maestre Cailin, además ahora lo recuerdo todo, sé quién estuvo suministrandome la esencia de Argucias, fue Roose Bolton, Lord de Dreadfort, mandaba a uno de los guardias que estaban en mi puerta cada noche y ellos lo colocaban en mi té, yo lo bebía porque ellos me lo ordenaban, ellos están muertos, Jamie Lannister los mató pero Roose Bolton debe pagar por lo que me hizo y Jaime Lannister también. —declaro Lyanna secándose las lágrimas de los ojos y con la voz más sombría que alguna vez Robb haya escuchado de parte de su dulce ciervo.

¡Ella amaba al Matarreyes!

—¿Estás segura de lo que dices? —le preguntó con cautela Robb.

—¡Por supuesto que si, Robb!  ¡Estoy harta de que me sobajen! ¡Me hagan lo que quieran! ¡Todos los implicados deben pagar incluyendo mi tío sin importar si es sangre de mi sangre!

Robb había hecho  prisionero al Matarreyes con la finalidad de intercambiarlo por Sansa y Arya, sus hermanas, él nunca planeó ejecutarlo a pesar de que descubrió que él había sido quien empujó a Bran de la torre abandonada de Winterfell, era su as bajo la manga contra los Lannister.

—Lyanna, lo que dices es muy grave. —murmuró Robb intentando no alterar a su esposa.

—¿No me crees? —cuestiono con desilusión en la voz la joven picando la culpabilidad del lobo.

Robb aún recordaba que mientras su esposa era intoxicada por uno de sus abanderados, él fornicaba con Lyra Payne, aún no sabía si ella recordaba la locura en la que se vieron sumergidos, pero se le caía la cara de vergüenza de solo pensarlo.

—Claro que te creo, Lyanna, es solo que Jaime Lannister es tu tío y si a alguien ama el Matarreyes es a ti, puedo creer lo que te hizo Roose Bolton, tendrá un juicio pero…—Lyanna se tensó bajo su tacto.

—No me crees, ¡Roose Bolton y Jaime Lannister no necesitan un juicio! Yo sé lo que ví, lo que sufrí, lo que sentí cada día al estar atrapada en mi propio cuerpo, más de una vez me obligó a intentar matarme, me hacía sentir un ser inútil, sin valor, que no merecía amor de nadie. —se quebro Lyanna recordando todas las veces que le resultaba insoportable vivir, Robb sintió el dolor de su esposa en la voz.

Le daría lo que necesitara, lo que fuera con tal de verla sonreír de nuevo, de volver a tener devuelta a  su dulce ciervo.

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мy sωєєτ ∂єєr || ƒαทƒicτiσท rσвв sταrк || GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora