Torre de Espinas (Zayne Myths)

Capítulo 1: Torre de los secretos

—..

«Bajo el mando de Astra, que el profeta cumpla su voluntad, porque ese es su destino.»

-Philos: tomo del profeta

(...)

En las regiones más frías de Philos, el profeta reside en la Torre de las Espinas desde tiempos inmemoriales.
El todopoderoso Astra le otorgó su poder, ordenando al profeta que actuara como emisario de lo divino.

La familia real envía un emisario a la Torre de las Espinas cada 100 años para escuchar las profecías del profeta.

Sin embargo, el profeta no ha otorgado una profecía a la familia real en cientos de años. Los emisarios enviados por Su Majestad nunca regresaron. Su paradero sigue siendo desconocido hasta el día de hoy.

Corre el rumor de que el profeta ha estado perpetuamente congelado en una tumba de hielo.

Para él, 100 años no son más que un abrir y cerrar de ojos. Y así, un nuevo enviado viaja a través de la nieve y el hielo, entrando en su torre. Sucede una y otra vez, como siempre ha sucedido durante los últimos miles de años.

(MC POV)

Pero... no soy un verdadero emisario.

Estoy aquí para tratar mi enfermedad. Para hacer eso, debo tomar el protocore de la creación del cetro del profeta. No tengo otra elección.

(...)

Reprimiendo mi ansiedad, entro en una habitación enorme y me inclino respetuosamente.

—Soy el emisario de su majestad, enviado aquí para escuchar la profecía del profeta.

Mi voz resuena en la habitación vacía. Miro hacia arriba y veo a un hombre vestido con una túnica azul. Está sentado en un trono de hielo mientras sostiene un cetro.

(Ese debe ser el profeta...)

Es extraño que su cuerpo esté atrapado entre ramas, con espinas envolviéndole los brazos, las piernas y el pecho. Parecería que está encadenado al trono.

Me acerco lentamente a él. Veo su cabeza gacha, sus ojos cerrados. Está encerrado en hielo.

(... ¿Está inconsciente?)

(No hay signos de vida)

(Es realmente una tumba helada...)

(¿Debo tomar la protocore de creación?)

Aproximó mi mano al cetro, mis dedos alcanzan apenas a tocar la superficie cuando recibo una onda de energía proveniente del protocore.

—Qué descaro.

—¿¡Profeta!!?

(¿Es mi imaginación jugándome una mala pasada? ¿No está congelado? O simplemente está fingiendo...)

Regresando mi atención hacia el profeta, le doy una mirada más de cerca.

—Es mucho más vivaz de lo que pensaba. Todos los libros que he leído lo describen como un anciano..

—Parece que esos tomos que has leído no te han enseñado nada sobre etiqueta.

—¡¿E-En realidad no estás congelado?!

(No se mueve... ¿está inmovilizado?)

Su túnica cubierta de hielo es suavemente sacudida por mi mano, se encuentra totalmente helada.

—Parece que no sabes qué es el verdadero horror. Tus acciones están poniendo a prueba mi paciencia.

Las espinas y ramas que lo rodeaban comienzan a disiparse, una vez más, sacudo la escarcha que yacía sobre su túnica, desde su costado hasta su pecho, limpio un poco la nieve que lo cubre.