Bajo por las escaleras cargando una mochila a mi espalda que pesaba bastante poco ya que apenas me cabían cosas en ella, además de que en la carta que me llegó hace un par de semanas redactando donde estaba el lugar al que debía ir y que debería ir completamente solo, ponía bien claro que solo podía llevar algunos objetos personales.
Llego abajo y observo con detenimiento lo que sería siempre mi hogar por última vez antes de irme de esta casa para pasar las próximas semanas e incluso meses en conseguir mi objetivo final, poder descubrir la verdad.
Voy a paso lento hasta la puerta ya que me duele demasiado el tener que despedirme de mi padre y mi hermano pequeño, y verlos ahí con una mirada de comprensión y tristeza me parte el alma de tan solo imaginar unos minutos separado de su lado.
Miro a los lados observando las pinturas de la casa, todas hechas por mi madre, lo que me trae maravillosos recuerdos de la infancia donde los cuatro juntos reiamos y jugábamos en esta misma casa, con estos mismos cuadros colgados.
Cuando llego a la puerta mi hermano pequeño, Oliver, no tarda más de dos segundos en saltar a mis brazos con ambos ojos cristalizados, aguantando sus lágrimas como puede para hacerse el fuerte, y como el mismo me dijo hace apenas unos dias: "cuando te vayas no lloraré, me haré el fuerte para que me recuerdes con la mejor de mis sonrisas." Y así será, lo recordaré con su mejor sonrisa y su preciosa mirada de alegría que podía llegar a transportar mi mente hasta un campo de flores tranquilo y sereno donde poder respirar en la mejor de las soledades.
Tras ese emotivo abrazo con mi hermanito pequeño, puedo imaginar lo que se me viene encima, la típica charla en la que mi padre me dice que tenga cuidado y que no haga cosas que no deba en el lugar desconocido a donde voy, pero en vez de eso mi padre me pilla completamente desprevenido cuando siento el contacto de su piel sobre la mia, y veo que me está abrazando como nunca antes lo había hecho.
- Por favor cuídate y vuelve sano y salvo... No puedo perderte a ti también. -susurra en mi oido, lo que hace que mis ojos se llenan de lágrimas y un escalofrío recorra todo mi cuerpo desde mi cabeza hasta la punta de los dedos de mis pies.
Reprimo esas lágrimas que piden derramarse por mis mejillas en cada segundo que estoy abrazado a él, y cierro los ojos con fuerza controlandolas como mi mente me deja.
Consigo salir de casa sin mirar atrás ni por un segundo, porque sé que si lo hago no me iré, me quedaré con ellos sin dudarlo porque ellos son lo que más quiero, y si los veo de nuevo no seré capaz de enfrentar la separación.
Espero por diez minutos hasta que por fin llega el taxi que había pedido, solo que... Se ve distinto a como lo imaginé. Es un taxi pequeño y sucio, de apenas cuatro plazas, pintado de amarillo y blanco, rasgado por la cantidad de golpes que parecía haber recibido.
Guardo antes de nada la mochila que cargaba en el maletero, me subo con cuidado y le digo rápidamente a aquel hombre que estaba de conductor la dirección a la que tenía que llevarme.
Todo el trayecto me lo he pasado mirando el paisaje, y sinceramente es lo que más odio en el mundo ya que prefiero ir hablando con alguien o cantando, pero se me hacia imposible hablar con aquel hombre de unos 45 años de edad media, barba casi hasta el pecho completamente blanca por las canas, y una vestimenta como si fuera el mismísimo granjero de mi pueblo, que lo único que hizo en todo el trayecto fue gritar con entusiasmo las canciones de un artista de heavy metal que no logré reconocer, y si, digo gritar y no cantar porque no daba ni una sola nota.
Saco el dinero de mi bolsillo y le pago rápidamente para poder salir de aquella situación incomoda, dirigiendome hasta el maletero y sacando la pequeña mochila negra que llevaba.
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El Final del Juego.
Mystery / ThrillerUn edificio lleno de máquinas y trabajadores que se encargan de ayudar en un gran propósito, en lo prácticamente imposible: comprender la mente humana. Diego está dispuesto a colaborar en este proyecto junto con otras personas, pero todo a cambio de...