Imperdonable

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Todo ocurrió en cámara lenta, nadie pensó que aquello fuese a ocurrir. Cuando sintieron el olor de las lágrimas se sorprendieron, pero cuando vieron que a una lagrima le siguieron muchas más se asustaron.

Faltaban pocas horas para que anocheciese y la manada entera estaba despatarrada por todo el lof. El día había sido gris, el frío rodeaba el ambiente y una suave llovizna caía sobre Beacon Hill, llovizna que pronto empeoraría.

Las chicas se adueñaron de la cocina para preparar chocolate caliente mientras los chicos estaban perdidos en los videos juegos. Derek leía tranquilamente un libro sentado en sillón cerca de la ventana. Erica se acercó y tras darle un sonoro beso y entregarle su taza con chocolate se fue rápidamente antes de que Derek decidiese regañarla por su desparpajo habitual. Allison le entregó una taza a su amado Scott quien se iluminó un poco más a ver su radiante sonrisa. Isaac gimió satisfecho una vez probó el delicioso liquido liberó un suave quejido de satisfacción. Era un día pacifico, un día tranquilo para estrechar los lazos de la manada. Un día sin amenazas de por medio.

—¿No creen que hay mucho silencio? —cuestionó Lydia mirando a su alrededor.

—Obviamente, si el pesado de Stilinski no está —señaló Jackson con una risa sardónica.

—Es extraño que Stiles no esté aquí con nosotros —señaló Isaac recordando de repente que el chocolate que prepara el humano es mejor que el de cualquiera de chicas.

Derek apartó su atención del libro para mirar a su alrededor y confirmar que Stiles no estaba con ellos. Frunció el ceño, aquello no era habitual. El sonido del jeep se escuchó y suspiró relajado, Stiles había llegado.

Miró el libro pero sus sentidos estaban atentos a la llegada del humano, escucho como entró al ascensor, como se detenía, los pasos que dio hasta estar justo en frente de la puerta de entrada. Pero Stiles, dudo en entrar, agudizo aún más el oído para escuchar el corazón del humano y se sorprendió escucharlo un poco apagado.

La puerta finalmente se abrió y un olor agrió inundo el lugar. Permanecieron en silencio y miraron a Stiles con cuidado.

—¿Stiles? —llamó Scott con suavidad.

El humano estaba empapado, olía a tierra, a flores y a café.

—No llegaste —murmuró el humano viendo con dolor a su mejor amigo, casi hermano.

—¿A qué te...

—¿Qué día es hoy? —interrumpió Stiles cualquier pregunta que pudiese hacerle el latino.

—¿Viernes?

El castaño apretó los puños y miró con dolor al chico que nunca lo había abandonado, que nunca lo había hecho a un lado... por lo menos antes de que lo sobrenatural llegase a sus vidas y tuviese una novia.

—Lo olvidaste... por eso no llegaste —comprendió Stiles con una mueca desquiciada—. Y yo... yo que pensé que algo había pasado, porque tú... t-tú jamás serías capaz de olvidar... lo prometiste... prometiste que siempre estarías ahí... prometiste que todos los años estaría ahí... dijiste que nada te impediría estar ahí...

—¿Qué te pasa, Stilinski? —preguntó Jackson fastidiado de tanto drama.

—¡No te metas! —gritó Stiles sorprendiendo a todo cuando sus ojos brillaron verde por un instante.

—S-Stiles —llamó lydia sorprendida.

—¡Cállense! —gritó esta vez Stiles apretando los puños.

Nuevamente los ojos de Stiles brillaron verde pero esta vez al terminar de gritar los miembros de la manada sintieron como sus labios se unían de golpe y les era imposible separarlos.

—¡Stiles! ¿Qué te sucede, hermano? —preguntó Scott asustado viendo como sus amigos trataban de abrir los labios sin éxito.

—Lo olvidaste ¡Me abandonaste! Sabes que este es el peor día de mi vida y me abandonaste. No me importa que me dejes solo cualquier día del año pero hoy... hoy no puedes. Tú prometiste... prometiste acompañarme, dijiste que siempre estarías conmigo cuando le llevase flores porque sabías que solo no podría... pero no estuviste y tuve que hacerlo solo porque ella estaba ahí y debía darle sus flores... tenía que dárselas... s-son sus favoritas.

Scott abrió los ojos de golpe, horrorizado porque finalmente había comprendido las palabras de su mejor amigo. Había olvidado que ese día era el aniversario de la muerte de Claudia, el único día que Stiles se atrevía a visitarla al cementerio, el único día que se acercaba hasta su tumba para dejarle flores y lo había olvidado.

—Yo... lo olvidé... no sé por-porque...

Stiles miró herido a Scott. Ya no pudo más, no pudo contener más las lágrimas.

Los betas dejaron de intentar abrir los labios y miraron horrorizados como el chico que a pesar de ser "un humano frágil, suavecito y rompible" salía en su defensa y hacía de escudo muchas veces sin retroceder caía de rodillas al suelo mientras gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.

Scott avanzó un par de pasos pero Stiles lo miró con fiereza.

—¡No te me acerques! —gritó a la vez que el alfa verdadero era estampado contra una de las paredes.

—Stiles —dijo Derek quien no había sido afectado por la magia del adolescente.

El humano miró al alfa y lloró con más fuerza.

Derek caminó hasta el chico y con cuidado llegó a su altura y lo abrazó. Se aferró a él como un bálsamo. Todos miraban estupefactos la escena, ni siquiera Jackson era capaz de decir algún comentario hiriente.

Poco a poco Stiles se fue calmando, y su llanto menguó hasta terminar dormido. Cuando Stiles cayó en los brazos de Morfeo Scott cayó al suelo. Se levantó rápidamente y corrió hasta estar cerca de su amigo pero los irises rojos de Derek lo detuvieron abruptamente.

—Es mejor que por hoy todos se vayan, Stiles está muy afectado y su chispa se siente abandonada por su alfa y su manada, no sé cómo podría reaccionar si despierta.

—¿¡Por qué a ti no te ha hecho nada!? —preguntó entre dientes Scott.

Derek frunció el ceño y miró fijamente a Scott.

El latino al ver que no recibiría respuesta liberó un gruñido bajo, pero sabía que lo mejor era marcharse, por lo menos por esa noche. Los betas se despidieron de Derek y salieron poco a poco.

Lo miró como solo podía mirarlo cuando estaban a solas, con amor. Pero su lobo le recordó que su compañero estaba sufriendo por culpa de su manada y eso le molestó.

Stiles se removió entre sueño pero no despertó. El lobo lo cargó con delicadeza y decidió colocarlo en un lugar más cómodo para que descansase. Lo recostó en su cama, el lugar en el que habían hecho el amor incontables veces. Acarició sus cabellos con delicadeza, se sintió culpable por no haber insistido con más fuerza.

El día anterior al aniversario de Claudia le había pedido acompañarle, pero Stiles le había dicho que siempre iba al cementerio con Scott. Quiso sentirse herido pero no pudo porque a pesar de que eran destinados, Scott seguía siendo el mejor amigo de Stiles y había momentos que solo le pertenecían a él, pero no más. Debió asegurarse de que el intento de Alfa cumpliese con Stiles, debió asegurarse de que nada saldría mal y de que su pequeña chispa estaría bien con el lento de su mejor amigo.

Liberó un suspiro, lo que Scott había hecho era imperdonable pero ya se encargaría de darle una paliza. Por ahora solo debía consentir a su chico. Además, era momento de dejar claro a la manada que Stiles era más que la chispa de la manada, era el compañero del alfa. 

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