Pequeñas chorradas de Eva.

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Llevas toda la vida pensando lo mismo, pensando que nunca nadie te va a querer como quieres que te quieran. Que no eres guapa, o al menos no lo suficiente, ni delgada, ni inteligente, ni nada que alguien pueda admirar. Que no sirves, que no llegas, que no vales. Que estás llena de defectos e imperfecciones. Que hay millones mejores que tú. Que no.

Y entonces ocurre.

De repente él te agarra de la cintura, y la acaricia, borrando con el dedo todos los complejos acumulados en esa zona. Y te sonríe, contagiándote el gesto, y te recuerda en un susurro que tu sonrisa es su curva favorita, y que ama ese lunar que solo tú tienes, que es el objetivo favorito de sus besos. 

Y te aparta el pelo de la cara, suavemente, dejando ver esos rasgos que tanto intentas esconder. Redibuja cada rincón de tu rostro con la palma de la mano, a base de caricias. Y vuelve a sonreir como un tonto y consigue que te entren ganas de subirte al edificio más alto del mundo y que todos te miren. Y tu sonrisa se amplia, haciendo que aparezca ese hoyuelo rebelde, y él, como siempre, aprovecha para atacarlo travieso con su dedo índice, haciéndote reírte a carcajadas. Y entre risa y risa ves como a él le brillan los ojos, pues escucharte feliz es como escuchar la mejor pieza de Mozart. Y se acerca a ti, más aún. Y te acerca a él, más aún. Y en un grito susurrado te lo dice, te lo demuestra y te lo deja claro.

Te quiere.

Y gracias a eso, sin quererlo, sin pensarlo y sin poder evitarlo:

Tú te quieres también.

Beautiful words.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora