CAPITULO ÚNICO

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La luz de la luna se filtraba por la pequeña rejilla de hierro que se encontraba en la parte superior de la pared de concreto, el frio suelo quemaba contra sus heridas y la sangre caía contra el suelo de forma lenta y dolorosa, impotente de no lograr desanudar sus lastimadas muñecas del nudo que las apresaba y las hacía arder de forma insoportable, sus manos se encontraban moradas y ensangrentadas por la poca circulación, su rubio cabello se encontraba pegado en su frente por el sudor. Sus lágrimas limpiaban la sangre seca que había salpicado en su rostro después de aproximadamente una larga sesión de golpes y sutiles cortes que, a pesar de que no eran lo suficientemente profundos para que muriera desangrado, eran estratégicamente dolorosos, "¿Vale la pena?" Le pregunto aquel hombre que hace una pocas horas lo había torturado, y el completamente erguido y orgulloso respondió "la vale", lo que siguió fue peor de lo que esperaba, los ojos de aquel sujeto se habían inyectado de furia tras escuchar su respuesta, y no era para menos, sabía que había sido un maldito, pero había hecho lo correcto.

-Te vez igual.

Dijo él.

-Te conservas bastante, aun así no logro entender como alguien tan malditamente hermoso como él ande con un idiota como tú.

Las palabras de aquel hombre rebotaban en sus oídos, su vista estaba borrosa en aquel momento y por eso no lograba reconocer el rostro del sujeto, pero ya sabía quién era, lo reconoció desde el momento en el que fue empujado hacia esa camioneta, y no pudo hacer más que reír, reír de tristeza, reír de desespero, reír por las palabras tan estúpidas que escupían sus labios y por las próximas que diría.

-Estas enfermo. Estas completamente loco de envidia, tu maldita obsesión de esta cegando. No es mi culpa que seas un maldito alfa que busco amor en otro que no estaba dispuesto a convertirse en delta por ti ni por nadie, que prefirió mi dulce aroma en comparación del tuyo.

Grave error, el puño que le fue lanzado en respuesta impacto contra su pómulo tirando la silla en la que se encontraba encadenado hacia atrás, su cabeza reboto contra el suelo y un pitido se expandió por toda su cabeza.

-Parece que no estas consiente de que tu vida está en mis manos.

-Se podría decir que sí, pero tú ya no me das más miedo, aprendí que no debo dejarme guiar por lo que tú me dices.

-¡Cállate maldita sea!

Le gritó exasperado, se calmó y dijo.

- Parece que desde la última vez que nos vimos has cogido agallas, lástima que eso no te ayude a salir de aquí.

Y luego lo dejo allí encerrado, donde estaba ahora, los recuerdos de su pasado regresaban a su mente de la misma forma en la que las olas del mar chocan contra la costa y jalan lo que se encuentre allí en el momento. Recordó cuando sus padres murieron y tuvo que trabajar para pagar los estudios de Ji Hyung y mantenerse; aquellos momentos en los que tuvo que dormir en la calle porque Ji Hyung le sacaba las llaves y no llegaba a la casa por irse de fiesta, nunca saco otra copia porque el dinero no alcanzaba con lo que ganaba en sus 2 trabajos; su primera cita con Yoongi, la primera pelea con su hermano y los golpes que recibió por parte de él después, ese día Yoongi lo fue a recoger y se lo llevo a vivir a su apartamento; por último, recordó la noche en la que su alfa lo marco y los problemas que le siguieron a esto con su hermano y por último, cuando conoció a Yoongi en la estación de policía cuando fue a recoger a su hermano por pelear

-¿Aló? ¿Con quién hablo?

Se encontraba en su segundo trabajo de medio tiempo, una elegante cafetería de 2 pisos, mesas de vidrio y sillas amuebladas.

ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora