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Seungmin rió por lo bajo cuando vió a Hwang al frente de la puerta de su casa, haciendo que por inercia este sonriera.

—¿Esto es una broma? —preguntó dejando al mayor pasar a su hogar, mas en el fondo anhelaba que su respuesta fuera no.

—Pues, mis padres no están y tu mamá me llamó en la tarde. —el pelinegro no tardó en despeinar al menor cuando paso por su lado. —No iba a quedarme un sábado por la noche solo en casa.

—¿Y preferiste venir a cuidarme?

—¿Por qué no? —sonrió sentándose en un sillón junto a Seungmin. —Podemos divertirnos, y además traje provisiones.

—¡Eres un salvaje Hwang Hyunjin! —exclamó Kim con sus ojitos realmente abiertos cuando el mayor abrió su chaqueta, donde estaban colgadas y muy bien escondidas muchos envases de comida.

Hyunjin rió por la cara sorprendida del menor.

—Soy un narcotraficante de dulces. —bromeó comiendo unas gomitas.

—No era necesario gastar tanto dinero en dulces, hyung. —habló comiendo una de las gomitas en forma gusanito que Hwang le daba en la boca. Ocasionando que el mayor de derritiera de ternura al verlo.

—¿Quién dice qué lo compre? —Seungmin lo miró mientras continuaba comiendo. —Lo traje de mi habitación.

—De tu cocina. —corrigió Kim mas Hwang negó con la cabeza. —¿Qué?

—¿Por qué crees que lo traigo escondido? —levantó una ceja.  —En mi habitación tengo aún más escondidos, pero si mi madre me ve saliendo con esto de casa probablemente me de sus sermones de la azúcar y todo eso.

—Aah~ —pidió más dulces que fueron llevados a su boca gracia a Hwang. —Tu mamá es dentista ¿no? —preguntó con las mejillas llenas.

—Sip.

—Eso explica porque hueles a menta cada vez que salimos.

¿Acaso Seungmin se había fijado en un pequeño y innecesario detalle suyo?

—¿Y qué planeas hacer? —preguntó el mayor.

—Por mi me quedaría comiendo esto toda la noche. —el castaño comía de una pequeña bolsita verde fosforescente, unos dulces ácidos. —Pero sí, hagamos algo.

—¿Cómo qué?

—¡Ya sé! Cuando nos aburrimos con Jisung hyung siempre nos hacemos preguntas. —relató acostándose en las piernas de Hwang. —Tú pregúntame lo siempre has querido saber y yo a ti.

—Bien. —Hyunjin pensaba con una paleta en la boca. —Tú primero, no se me ocurrre nada aún.

—¿Estas insinuando que soy aburrido hyung?

—Estoy insinuando que no sirvo ni para pensar. —escuchó la adorable risa del menor que le dibujo una sonrisa en el rostro. —¿Este juego tiene reglas?

—Solo dos. —realizó el número con sus dedos. —Solo puedes hacer una pregunta por turno y tienes que decir la verdad.

—No lo veo tan complicado. —Hyunjin sintió como Kim metía las manos en su chaqueta en busca de dulces. —Tú primero.

—Mmmh... —Seungmin buscaba una interesante pregunta para Hyunjin mientras sacaba un empaque de papitas de su chaqueta. —¿Te gusta alguien hyung?

—No.

—Dije que se tenía que decie la verdad. —Seungmin arrugó su nariz mientras comía una papita encima de las piernas del más alto.

—Pero no estoy mintiendo. —volteó a ver al menor. —No me gusta nadie.

Estoy enamorado de alguien.

—Bien. —aceptó con los ojos entrecerrados. —Tú turno.

—¿Por qué te gusta Jeonginnie?

Los ojos de Seungmin brillaron ante su pregunta, pues él tenía miles de razones por decir. Podía quedarse toda la noche explicándole las razones de por qué amaba al pequeño con brackets, pero cuando estuvo apunto de hablar se dio cuenta de algo importante.

¿Dónde estaban sus razones?

Si meses atrás había hasta platicado solo mientras observaba una foto del menor y ahora, ¿Por qué no era capaz de recordar por qué estaba enamorado de él?

—¿Seungmin?

—¿Eh?

—No me contestaste. —habló con su paleta en la boca mientras levantaba una ceja.

—Es que yo-

—¿Y eso? —ambos escucharon el timbre de la casa.

Seungmin estuvo apunto de bajarse de las piernas del pelinegro para ir a abrir la puerta de su hogar, mas un movimiento rápido de este hizo que el castaño enredara sus brazos en su cuello para sostenerse, ya que lo estaba cargando como un niño pequeño.

—¡Hyung! —Min comenzó a patalear pero se detuvo cuando el mayor abrió la puerta.

—Disculpe, aquí vive Kim Seungmin... —el tono de un muchacho mayor que ambos con la piel blanquecina, las facciones parecidas a un gatito y vestido como repartidor de pizza fue disminuyendo al verlos de esa manera.

—Sí, aquí es. —habló Hyunjin con una sonrisa en el rostro.

—Tome. —entregó una caja de pizza que fue recibida por el menor aún cargado. —Ya está todo pagado.

—Oh, ¿enserio? —asintió. —Gracias... —miró el nombre gravado en la camiseta de aquel muchacho. — ¿Hyunjoon?

—A su servicio. —este sonrió sacándose su gorra color roja y alejándose de la vivienda en una moto

—Creo que nos la envió mi mamá. —Min sorprendentemente ya no se quejaba por estar siendo sostenido por el mayor y solo se concentraba en intentar abrir la pizza.

Hwang dejó sentado al menor encima de una mesa mientras revisaba aquella caja.

—Hablando de ella ¿A dónde se fue para qué tenga que venir a cuidarte?

—A una cita. —Hwang levantó una ceja. —Te lo juro, no le gusta dejarme solo.

—Eso es muy tierno. ¿Lo sabías?

—No es tierno, es raro. —hizo una mueca mientras abría aquella caja. —¿Te das cuenta que tenemos casi la misma edad y tú me estás cuidando porque mi mamá salió?

—Una cosa es que tengamos casi la misma edad y otra es la que aparentas, Minnie. —el menor arrugó su nariz mientras mordía su pedazo de pizza, ocasionando que el mayor riera.

Sería una noche muy divertida, extraña y larga para ambos.


Estoy muuuuy ocupada y además, enferma y no tengo ánimos para escribir pero prometo actualizar pronto en estos días.
Perdón por esta basura </3

No me gusta, hyung || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora