El secreto de Hermione Granger.

Capitulo 12: Búsqueda.

En una casa mugrosa, llena de lodo, sangre seca, y demás olores terribles a putrefacción, estaba una mujer encadenada de los brazos, estos estaban levantados y ella de rodillas, estaba sucia, llena de cortes y varias heridas de golpes maleficios en un par de horas se habían divertido mucho con ella, lo único que le preocupaba es que no había escuchado a su hija. Eso le preocupaba realmente, no recordaba mucho del ataque.

Recordó gritos el cuerpo de Severus protegiéndolas a ella y su hija, ambos con la varita en alto, atacando a los enemigos, pero una ola de gente hizo que se separaran, haciendo que la castaña protegiera a su hija, y lanzando hechizos a quien intentara atacarla. Varios mortifagos la acorralaron sabia que estaba perdida, asi que levanto la vista para poder divisar a su pocionista, cuando lo hizo perfectamente vio como lo atacaban por la espalda, haciéndolo caer, la castaña angustiada se descuido del lugar donde estaba y alguien le lazo un hechizo y cayo desmayada.

Cuando despertó estaba desnuda, sus brazos en alto amarrados con cadenas, solo que estaba de pie y la punta de sus demos, rosaban el piso mojado, ella estaba angustiada. De pronto escucho una voz que le decía que si quería ver a su hija que no gritara, ella respondió que como sabía que su hija la tenían esa misma voz le respondió que escuchara de inmediato los llantos de su bebe, se hicieron sonar ella lloraba y pedía a su mama.

La castaña bajo la cabeza y sintió miles de cuchillos atravesar su cuerpo, solo veía como las marcas eran abiertas en su cuerpo y sangre caía de el, sus muñecas estaban sangrando, sus piernas dorso, era una tortura dolorosa, de pronto sintió desmayarse, y cuando despertó estaba casi en la misma posición, solo que ahora estaba de rodillas, ya no estaba desnuda pero aun así le dolía hasta el alma, quería recuperar a su hija. Metida en sus pensamientos, no escucho cuando alguien entraba, solo vio unos zapatos y sintió dolor en su cuerpo, viendo como se volvían a formar cortadas cada vez más profundas en su cuerpo.

Por otra parte en Grimmauld place, estaban todos los de la orden esperando noticias del ataque, los Lupin Harry, Bill, los gemelos, estaban charlando de lo acontecido, mientras que Sirius veía por la ventana, añorando a su familia.

Severus y Dumbledore estaban, en la biblioteca charlando el pocionista estaba mal humorado porque quería ver a sus mujeres pues no era posible, que estuvieran desaparecida y pasa terminar de arruinar su vida, Sirius estaba presente.

-     Ya te dije Albus que escuche su voz,- decía el pocionista pues la voz que escucho antes de perder la conciencia, estaba seguro que le pertenecía a el.

-     Pero eso es imposible, el joven Malfoy y tu vieron su cuerpo.

-     Si pero bien pudo hacer algo de cual no supimos, hasta ahora.

-     Eso es posible, ahora pensemos donde podría estar,- ambos hombres se quedaron en silencio hasta que un murmullo, se escucho en la estancia, ambos salieron, para ver a Draco con Luna la cual parecía que se desmayaría, el pocionista tomo un frasco de su túnica y corrió a sostenerla pues el rubio tenia a alguien mas cargando, y no podía con ambas, la esposa de su ahijado la recostó en el sofá, mientras olía el contenido del frasco que tenía en las manos, la rubia despertaba, cuando el pocionista dirigió sus mirada al muchacho se percato de a quien cargaba el joven.

-     Isabella que haces con ella,- la niña venia en los brazos del rubio, estaba profundamente dormida, el la levanto ante la mirada de estupefacción de los presentes, Sirius solo bajo la cabeza, el siempre seria su padre, pero era justo que Severus estuviera a su lado, se acerco a su enemigo de la juventud, y toco el rostro de la niña, al parecer no estaba herida.

-     Que paso Draco por que mi hija estaba contigo,- cuestiono el merodeador.

-     Ella apareció en la casa, venia con esto,- extendió el pergamino al azabache y este la leyó en silencio, su cara se descompuso y les dijo al rubio, al pocionista que subieran a la recamara de su hija, los hombres asintieron y empezaron a avanzar.