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Un desolado paisaje se podía observar desde la distancia. El silencio caía, imponente y vasto, hasta que unos crujidos como de ramas que se han roto, llegaron para romperlo. Una silueta apareció de la nada en aquel paraje, volteando su cabeza lentamente como observando y analizando su entorno. Comenzó a caminar mientras observaba y ponía atención, examinando poco a poco cada parte del lugar en el que se encontraba. Se sentía raro, una singular vibra envolvía aquel extraño sitio.

No tardó mucho en darse cuenta que no estaba solo. Dos figuras se alzaron en la distancia, una era más grande que la otra (mucho más). La más grande, perseguía a una silueta más pequeña, entonces lo notó: la monumental figura tenía una forma extraña y corría a cuatro patas, de lo que parecía su lomo, sobresalían dos sombras que daban la impresión de moverse independientemente del resto del cuerpo, eran largas y delgadas. De la misma forma, pudo divisar lo que parecían un par de cuernos que salían de lo que adivinó, era su cabeza.

Observaba todo esto mientras caminaba y, sus pasos, parecían hacerse más rápidos al seguir la trayectoria de las otras dos figuras que se encontraban en la distancia. Pero por más que parecía acercarse a donde estaban, su vista no podía distinguir nada más concreto, simplemente sombras. Aumentó la velocidad y, sin darse cuenta, comenzó a correr para poder alcanzar a las dos formas.

No obstante, su caminar se hizo pesado, su cuerpo empezó a sentir un enorme cansancio hasta que cayó al suelo. Agitado, levantó la cabeza y pudo observar que la silueta más grande, había alcanzado por fin a su presa.

Sintió un enorme miedo recorrer su espalda al pensar en lo que pasaría después...

—¡Eric!, no es hora de dormir —una voz se escuchó lejana al decir estas palabras— Fin de semestre, pero no significa que estés de perezoso.

El muchacho llamado Eric, abrió lentamente sus ojos y vio la sombra de una persona. Su imagen aún estaba borrosa.

—Estamos en el descanso —dijo lentamente al tiempo que estiraba sus brazos, desperezándose.

—Eso te pasa por desvelarte para los exámenes finales —una voz diferente se escuchó está vez, una voz igualmente de chico. Eric notó que se tendía al lado de donde él estaba— eres un nerd.

—No soy nerd —se defendió el muchacho, frotándose los ojos con las manos para después, abrirlos completamente— sólo quiero obtener un buen puntaje para futuras referencias —Eric sonrió a los dos chicos que estaban con él.

—Aunque no estudiaras —dijo el que lo despertó— sacarías el mejor puntaje del colegio. ¡Los profesores te aman!

—Yo no diría que me aman —negó Eric con una sonrisa— sólo trato de hacer las cosas bien, Efraín.

—¡Claro!, eso diría un nerd —intervino sarcásticamente el muchacho que estaba sentado al lado de él.

—¡Cállate, señor envidioso! —Eric lo golpeó de forma amistosa en el brazo —Tú también eres bueno, Alan— el aludido, sonrió.

—Pero tú eres el mejor —le recalcó Efraín.

Eric, Efraín y Alan eran mejores amigos desde secundaria; ahora los tres se encontraban en el último año de preparatoria. Físicamente eran muy diferentes, pero compartían ciertas cosas que les hizo formar una buena amistad:

Eric tenía el cabello color castaño oscuro algo despeinado, sus ojos grandes y expresivos de un color marrón, daban la sensación de confianza, era bastante alto y de piel apiñonada.

Efraín, por su parte, era unos centímetros más alto que Eric, sus ojos almendrados brillantes y profundos eran su rasgo más característico. El cabello era negro y alborotado y, su piel morena, daba un contraste con el color de sus ojos.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2019 ⏰

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Héroes de las Sombras (Ya en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora