10. Como Antes

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— ¿¡Qué mierda!?— en el suelo se encontraba el mismo papel; el papel que contenía el dibujo, ese que se supone el viento se lo llevó arrastrándolo por el monté y en medio de los árboles. Éste estaba pisado con la cama, alguno de los chicos estaba esa tarde ahí pero la pregunta es ¿Quien?

Vi de nuevo el dibujo, es tan sombrío y tan enigmático, hasta cierto punto daba miedo ya que la sombra que estaba en el espejo era hecho con puras líneas trazadas sin sentido alguno, lo recogí del suelo y lo metí en el bolsillo de mi suéter. Abrí está vez la puerta correcta, me tiré en la cama y me hundí en mis pensamientos «si alguien me hubiera seguido hubiese escuchado sus pasos»  pensé, de todas formas ya no había vuelta atrás. Tampoco sé porque me preocupo por algo tan simple como ello pero de cierto modo, me daba algo de vergüenza que el dibujo lo viera alguien más, si yo fuese visto un dibujo así pensaría que lo hubiese hecho un psicópata

Mis ojos se cerraron poco a poco y sin más me dormí....

7:03 AM

Me removí, estirando mi cuerpo, abrí los ojos, me incorpore en la cama, me levanté y fui hacia el baño. Más tarde ya estaba lista, como todos los días hice desayuno, me senté a comer mientras revisaba el teléfono, la última vez que hablé con mis padres fué cuando les informé que estaba acá, así que no hay mucho por ver, sólo las mismas y pocas notificaciones de siempre y avisos de actualización

— buenos días — saludó Matt dándome un beso en la mejilla, mastique un poco más la comida y luego tragué para saludar

— buenos días— respondí como saludo — el desayuno ya está listo, si gustas puedes desayunar

— está bien— respondió él agarrando un plato para comenzar a servirse

— ¿Por qué te levantaste tan temprano?— pregunté, él colocó el plato en la mesa y se sentó a mi lado

— escuché tus pasos y decidí levantarme — dijo restándole importancia, asentí a decir verdad, eso no se lo creía ni el mismo

— ahora si quieren vienen conmigo— propuse, hoy pensaba recorrer toda la selva, como solía decirle de pequeña, donde aveces acompañaba a mi abuela

— ¿A dónde?— preguntó, mirandome por un segundo para luego dirigir la  vista a su plato

— todo lo que está al rededor de él árbol de naranjas — respondí, el asintió levantó su plato ahora vacío, recogió el mío y empezó a fregar. ¿Esto es verdadero? ¿O estoy alucinando?

— ya quita esa cara de idiota, no es para tanto— dijo arrogante, al parecer mi cara delató mis pensamientos

— hey, a mi no me digas así— respondí algo molesta

— sí, perdón — respondió él, continuando con la fregada

— es la primera vez que te veo lavar un plato — dije aún sorprendida, no por el hecho de que fuera hombre, si no, por el hecho de ser él

— que sea la primera vez que me veas, no tiene que decir que es la primera vez que lo hago, además siempre ayudó en mi casa, y pues siempre estoy solo, no me  queda de otra— dijo con algo de amargura, pero a pesar de todo había diversión en su voz 

— oh perdón señor ocupado— me quedé callada y me incómode, su mandíbula se tensó, sus ojos se mantuvieron en todo momento en los míos, esas palabras todavía hacían efecto en nosotros

— yo...lo siento — me disculpé — no debí haber dicho eso

— está bien, me trae recuerdos— dijo agarrando una toalla de papel secándose el agua de las manos

Todo Esto ¿Por qué?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora