LA MUJER PROHIBIDA

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PROHIBIDO SABE MEJOR

Reparto
• Alejandra
• Juan Carlos
• Emiliano
• Daniela

Ya llevaba varios días viendo a Alejandra desde la ventana de mi oficina, sabía que no podía resistir otro día más sin confesarle mis sentimientos, aunque está casada, no pierdo la esperanza.

El día que nos besamos acabábamos de salir de una junta importante con Emiliano, el jefe y esposo de Alejandra.

•Juan Carlos, te tocará coordinar la siguiente junta con Alejandra - Dijo Emiliano

•Claro que sí, ya nos ponemos de acuerdo – Respondí.

Por dentro me estaba muriendo de felicidad de tan solo pensar que iba a trabajar junto con Alejandra, necesitaba tanto este momento, sabía que iba a ser una gran oportunidad que la vida me había dado, aunque sé que mis pensamientos están mal no me resistiría a ella, pero, me preocupaba alguien importante, alguien que ha estado conmigo estos años... Daniela. Ha sido la mejor novia, la mejor amiga, la mejor amante que he tenido pero, no me satisface lo suficiente, tal vez es solo mi imaginación pero, cuando estoy con ella en la intimidad no me siento completo, a veces tengo un vacio en mí y siento que Alejandra completara esa parte que tanta falta me hace.

•Muy bien, en la siguiente junta seguimos compartiendo ideas - Dijo Emiliano.

Me levante del asiento y me dirigí hacia Alejandra.

• ¿Como nos vamos a organizar? Preguntó.

•Te parece si te veo en mi casa después del trabajo, sirve que nos tomamos un café y nos conocemos más – respondí.

•Claro que sí, me agrada la idea, pero ¿No será un poco incomodo para tu novia Daniela? Preguntó.

•De ninguna manera, ella no se encuentra en casa, ha viajado a ver a su madre, ha estado un poco enferma.

Caminamos hasta la puerta de la sala de juntas platicando, le comenté que posiblemente me iría a casa antes de la hora de salida y que allá la esperaría, al despedirnos, accidentalmente nos besamos, si, accidentalmente, no sabíamos lo que nos iba a esperar...

• Discúlpame – Dijimos al mismo tiempo

• No te preocupes – Le respondí

Alejandra sonrió y yo me emocione aún más, así que después de la hora de comida decidí ir a casa, la dejé impecable, saque dos copas y el vino que tanto me gustaba, el vino que me cambiaría la vida... ¡No puedo creerlo! – Comente a mí mismo ¿Estoy haciendo lo que nunca pensé, dejar todo listo, para recibir a la esposa de mi jefe? Continúe con mis actividades, pero antes de que eso pasara dejé el jacuzzi, unas velas aromáticas, y entré a bañarme, cerré mis ojos y decidí relajarme unos minutos dejando caer el agua de la regadera por mis hombros, espalda y pecho... de la nada comencé a soñar el momento en el cuál llegaría Alejandra a casa, y nunca imaginé que esas escenas que pasaban por mi mente se volverían realidad...

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