Lisa 14

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Hace unos momentos se encontró con el cuaderno de su nuevo compañero de asiento, este tenía un aspecto rústico y en su portada estaba escrito su nombre Jeon JungKook, tenía curiosidad por ojear el cuaderno completo sin embargo no era de su incumbencia.

Decidió escribirle una nota diciéndole dónde lo encontró, lo que hizo y una propuesta para estudiar en la tarde, dejándolo sobre su escritorio.

Y ahora mismo no podía dejar de pensar en esa nota o sobre todo en ese cuaderno, el cual tenía muchos papeles sueltos en los que se asomaban dibujos, pero no los lograba descifrar

—¿Conocen a Jeon Jungkook?—Apresuró su paso hasta juntarse con sus amigas, las cuales tardaron un poco en contestar.

—Él es...—Contestaría Jisoo pero la voz de Rosé la sobrepasó.

—No creo que debas saber de él, y un consejo, no te juntes con él, suele ser irritante.—Dijo para volver a su teléfono.

Esto dejó al circulo de amistad en silencio por un pequeño rato, Jisoo decidió hablar para aligerar la carga que se formó.

—Aunque su grupo de amigos son conocidos por hacer buenas fiestas y sobre todo por lo guapo que es el mayor de todos.—Recibió un codazo de Jennie y rieron.

Debía cumplir la promesa que hizo, a pesar de ser por un papel.—Debo irme, nos vemos más tarde.

Le pareció rara la forma en la que Rosé habló sobre Jeon, eso no lo iba a negar, pero ahora su curiosidad era mayor por aquel chico. Su voz le sonaba tan familiar, al menos lo poco que logró escuchar en la mañana.

Adentrada en sus pensamientos caminaba con la mirada baja, a un paso un poco más rápido de lo que tenía permitido, ignorando las voces de fondo que sonaban en el pasillo.

Y de nuevo chocó con alguien, logrando que dos cuadernos salieran de su bolso, esto de chocar con las personas se está volviendo un hobby.—Lo siento.— comentó sin ver.

—Deberías estar más pendiente del camino.—Escuchó aquella voz ronca que tanto detestaba.

—No volverá a suceder.— intentó esquivarlo pero se movió a la par.

—lis...

—No tengo tiempo.

Al alejarse de aquel grupo comenzó a escuchar las voces y risistas que resonaban por aquel pasillo, talvez relacionadas directamente con su apariencia, su grande suéter, o talvez su acento en el coreano, no lo sabía, pero lo que si reconocía es que eran una burla para ella.

Aunque tenían su razón de hacerlo, talvez su falta de maquillaje hacía su nariz verse extraña, o sus ojos verse monótonos. Se abrazó a sí misma intentando safarse de esos pensamientos.

Sintió un alivio extremo al llegar a la biblioteca y verla totalmente vacía, sin nadie quien pudiera juzgarla o hablar sobre su aspecto. A pesar de que ver el sitio deshabitado le pareció extraño, decidió disfrutarlo por esta vez.

Luego de avisarle a su madre lo que tardaría, pasó media hora y el chico no se presentaba, decidió tomar un libro, La quinta ola, estaba desolado en la mesa y se entretuvo con su lectura un largo rato, mientras escuchaba una tranquilizante música que iba con eso.

Miró el reloj y la aguja pequeña se había movido al menos dos números más, cansada suspiró cerrando el libro que acababa de leer, intentando despejar un poco más su mente empezó a cantar la canción que sonaba.

Animada, se levantó a regresar aquel libro que la entretuvo, decidida a irse después de devolverlo, no esperaría más a ese chico, no era su sentimiento favorito el sentirse plantada.

Comenzó a saltar y bailar al ritmo de la música, disfrutaba la movida armonía con los ojos cerrados, una vez terminó la canción, abrió sus ojos dando un grito de miedo al ver a Taehyung parado al otro lado de la librería.

Sus audifonos cayeron dejando escuchar su risa gruesa, la cual parecía música para sus oídos, pero esto no quitaba su nerviosismo por la escena.

—T-tae¿A-acaso me espías?—Intentó parecer cool apoyándose en unos libros, pero estos cayeron.

—Me llaman Tae-Bond agente 007.—Rió acercándose a ella para ayudarla.—Vine a devolver unos libros.

—¿Lees?—Asintió. Sus manos comenzaron a sudar y sintió su corazón acelerarse.—Y-yo iba a ser tutora pero no pasó.

—¿Te puedo pedir las clases? estoy algo atrasado.

Sin dudarlo asintió y lo siguió hasta la mesa donde estaba antes, vió como acomodo su cabello hacia atrás con su mano, se sintió tan privilegiada al ver esa escena.

—Soy un tonto en estas cosas, suelo ser el último de mis clases, sería genial tener la ayuda de la más inteligente.—Sus mejillas ardieron al escuchar esto.

—Taan, tan inteligente no soy.—Se le escapó una risa nerviosa.—Pero si puedo ayudarte. Puedo darte mi número si necesitas contactarme.—Tomó el teléfono del chico pero este se lo quitó inmediatamente.

—Yo lo agrego.

¿Por qué tan serio derrepente?

Claro que ignoraría eso para seguir toda la tarde ahí, solo era un pequeño detalle sin importancia.

Heartbeat »Lizkook«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora