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El agua tiene vida, cuando te sumerges en ella, de inmediato te ataca con sus colmillos. Pero no hay que temer, no hay que resistirse al agua. Solo colocas los dedos en ella y vas abriéndote paso, y en ese espacio que obtienes vas deslizándote hacia adelante.

Pienso antes de emerger del agua, es lo que siempre repito en mi mente cuando la he domado.

—Hola, Haru–chan.

Makoto Tachibana extiende su mano izquierda desde la orilla de la piscina, la tomo para llegar a suelo firme.

—Makoto... —refunfuño en voz baja, él nunca entiende que me molesta que me llame así.

—Perdón —me sonríe con la más absoluta dulzura.

Lo perdono, soy débil ante la ternura de mi alma gemela.

—Buen trabajo el de hoy.

—¿No nadarás? —sigue con su ropa cotidiana y yo quiero nadar con él.

—No en esta piscina. Además, quedamos en ir de compras.

Camino al vestidor con él siguiéndome.

Mis compañeros del club de natación de la Universidad Hidaka siguen entrenando, en un día normal me quedaría en el agua hasta la hora de cierre, pero hoy hay demasiada gente y ya tengo un compromiso. No hay nadie en el vestidor, me gusta tener espacio. Makoto se sienta en una banca y yo voy hacia las duchas.

—¿Qué tal la práctica en conjunto?

—Los de la Universidad Shimogami son fuertes —comento.

—Me alegra que puedan entrenar juntos, Shimogami tiene varios de los mejores nadadores universitarios. Debes agradecerles apropiadamente a los chicos por la idea.

Se refiere a Ikuya Kirishima y su mejor amigo, Hiyori Tono. Después de meses de problemas entre Ikuya y yo, hemos hecho las paces y estamos trabajando en reconstruir nuestra amistad. Gracias a eso podemos nadar juntos.

—¿Cómo te fue? —inicio un tema más interesante.

—Bien. Clases normales y trabajo. ¡Ah! Sí pasó algo emocionante: tengo que hacer un proyecto que vale un tercio de la nota final, es en grupo y conseguí quedar con los más estudiosos del curso. Hicimos un grupo en LINE —ríe, recordando algo―. Tuve que silenciar las notificaciones porque empezaron a bromear.

Mientras no dejemos de vernos, no me preocupo.

Termino de vestirme con su voz de fondo, es algo sobre su carrera. Makoto es parlanchín y aunque no soy bueno escuchando, le sonrío para que se sienta cómodo y me cuente más. Si él está bien, yo estoy bien.

—... Y espero que podamos ejecutar un buen proyecto —su sonrisa se ensancha más.

—Bien.

—Haru, cuando–

—¡Oye, Nanase–kun! —interrumpe Isana Kiryū, otro miembro del club—. Pregunta por ti un tal Rin Matsuoka–san. Está afuera.

Un profundo escalofrío recorre mi espalda, mi pulso se tropieza. Me es inevitable no sentir adrenalina cuando Rin está cerca de mí, con una piscina de fondo; nuestro lugar predilecto para encontrarnos. Pasé medio año sin experimentar esta emoción porque él estaba en Australia, pero hace un mes retornó a Japón para participar en el próximo Japan Swimming Grand Prix y todo volvió a la normalidad en mi corazón.

Me apresuro para encontrarlo en la entrada del edificio. Estoy feliz, aunque no esperaba verlo este viernes. ¿No habíamos acordado salir hasta el domingo? Me imagino que lleva muy bien su agenda, ya que consigue tiempo libre para venir a mis entrenamientos. Estuvo aquí la semana pasada, este lunes y miércoles, y hoy nuevamente.

Ahí en la puerta está él, su belleza pone en ridículo el lugar. Sus ojos felinos me observan y pienso en caballa para no ruborizarme, él suele ponerme nervioso. Mientras más me sonríe Rin, mi timidez aumenta. Dejo que Makoto se adelante para recomponerme.

—¡Rin, bienvenido! —Makoto le saluda.

—¡Haru, Makoto! —nos dedica una sonrisa coqueta.

¿No se cansa de ser tan atractivo? Lo repaso de arriba abajo con la mirada, parece modelo con esos vaqueros... Un momento: sigue con su ropa cotidiana.

—¿Cómo estás?

—Terminé temprano y decidí venir.

—Nosotros ya nos vamos —digo con voz monótona—, pero si insistes, podría nadar un poco más —mis manos alcanzan el botón de mi pantalón.

—¡Espera, Haru! —Makoto sujeta mis manos.

No sé por qué se escandaliza si ya estamos acostumbrados a vernos casi desnudos, es un gaje de la profesión. Rin rompe a carcajadas.

—Descuida, Haru. Solo vine a saludar.

Espero a que diga que bromea.

Un minuto después, seguimos en silencio, sin movernos. Makoto toma la palabra y dejo de escucharlos. Las dudas me asaltan: ¿por qué ninguno quiere nadar? ¿Tendrán algo en contra de mi piscina? Seguro que Rin prefiere la suya y pensará que la mía es insuficiente, si es así: no voy a permitir que sea despectivo‒

—¿Está por aquí el pelirrojo que me habló la vez pasada? —pregunta Rin, captando mi atención.

—¿Asahi?

—¡Asahi! —asiente.

—Sí, te llevo con él —se ofrece Makoto.

—Gracias. Y Haru... —me mira despacio, con la cabeza ladeada, como asegurándose de que yo estoy bien—. Te veo el domingo, ¿sí?

—S–sí —consigo murmurar.

—De acuerdo.

—Ahora regreso —me promete Makoto.

Me quedo solo y un poco desorientado. Makoto guía a Rin al otro extremo de la piscina, en una banca está sentado Asahi Shiina, otro de mis amigos y miembro del club. Lo acompañan Ikuya y Hiyori. Ikuya parece exaltado cuando ve a Makoto y Rin, todos ellos intercambian palabras.

Cuando Rin llegó a Tokio, Natsuya Kirishima, hermano mayor de Ikuya, le ayudó a encontrar apartamento. Así fue como Natsuya y Rin terminaron siendo vecinos, también por él conoció a Ikuya y los demás. Creo que está bien que mis amigos se conozcan, es como si mi pasado y presente se fusionaran.

Makoto se despide del grupo y regresa a mi lado. Aún no proceso el hecho de que Rin viniera a mi universidad a no verme a mí, sino a otros chicos. Australia ha cambiado mucho a Rin.

—Dice Rin que se quedará.

—Vámonos.

Afuera, me reconforta el viento cálido de una tarde de verano. Estoy cansado de pensar y dejo que Makoto se haga cargo del resto, como siempre; así ha sido nuestra dinámica por 15 años.

Sentimientos paralelos | RinIku [Rin x Ikuya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora