Era domingo y uno de los pocos días libres que tenía Blaine. Su familia había adoptado una tradición y esa era la de tener una comida familiar cada domingo, para así poder pasar tiempo juntos y hablar de cómo les había ido durante la semana.Blaine y su hermano Cooper estaban jugando al baloncesto en la parte delantera de la casa de sus padres, haciendo tiempo mientras su madre preparaba todo.
- Vas perdiendo por diez puntos, Blainers. - Picó de forma burlona mientras botaba el balón.
- Eso no va a durar mucho, Cooper.- Le respondió él desafiante poniéndose en posición para defender la canasta.
- ¡Oh, vamos! - Se quejó el menor de los hermanos. - Siempre me ganas en todo, incluso en edad... Podrías al menos dejarme ésto.-
- Tendrás que ganártelo, hermanito. - Dijo con media sonrisa en la cara.
- Está bien. - Dijo mientras comenzaba a botar el balón a la vez que avanzaba.
Cooper estaba botando el balón de espaldas mientras que Blaine estaba detrás suya intentado evitar que encestase. Pero por mala suerte Cooper se dio la vuelta para lanzar sin medir bien las distancias entre ellos, haciendo así que Blaine recibiera un fuerte golpe en la nariz por el codo de su hermano. Blaine cayó al suelo tapándose la nariz con ambas manos y Cooper fue rápidamente a su lado mientras se disculpaba una y otra vez.
- Déjame verlo. - Pidió su hermano angustiado.
- Estoy bien, no te preocupes. - Blaine sonaba molesto.
- Déjame echar un vistazo entonces. - Volvió a pedir Cooper, sabía lo tozudo que podía llegar a ser su hermano.
- Argh, está bien. - Cedió por fin el ojimiel.
Cooper miró rápidamente la nariz de su hermano y pudo ver que a parte de que echaba bastante sangre, estaba un poco hinchada y empezando a ponerse de color morado. El chico puso cara de preocupación mientras lo observaba. - Será mejor que vayamos dentro y te pongamos hielo. - Dijo mientras llevaba casi a rastras al otro chico, el cual se quejaba porque podía andar perfectamente.
Entraron por la puerta trasera y fueron directos a la cocina, donde Cooper le dio un trapo a su hermano para que se quitase la sangre de la nariz y así poder ir preparando el hielo de mientras. Lo estaban haciendo con extremado cuidado porque no querían que se enterase su madre, porque si lo hacía les iba a echar una bronca muy grande. Aunque no les sirvió de mucho porque Pamela entró en la cocina cargando unos platos limpios para colocar en la mesa cuando se dio cuenta de la presencia de los dos chicos.
- ¿Qué hacéis los dos aquí? Aún no está la comida lista. - Preguntó curiosa a la vez que soltaba los platos en la mesa.
Blaine se dio la vuelta rápidamente y Cooper se puso delante de él para taparlo, mirando a su madre mientras le daba una sonrisa intentado disimular.
- Nada, sólo estábamos bebiendo un poco de agua. - Respondió aparentando normalidad con una sonrisa nerviosa en la cara.
- ¿Por qué no me responde tu hermano? - Preguntó con una ceja enarcada.
- Está bebiendo agua, mamá. - Respondió Cooper, pero su madre se acercó a donde estaban y lo apartó con cuidado para así poder ver a su otro hijo.
- ¡Oh, no me lo puedo creer! - Gritó en un tono entre asombro y molestia. - Siempre igual Blaine, ¡y encima con el trapo bueno! - Se quejó mientras le quitaba ese trapo y le daba otro con un poco de hielo para la nariz. - ¿Por qué tienes esa extraña habilidad de convertir la cena de los domingos en un circo semana tras semana? - Estaba muy enfadada, pero más que nada era porque no le gustaba ver a su hijo lastimado.
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Opposites Attract
Tajemnica / ThrillerBlaine Anderson es detective de homicidios y Kurt Hummel es médico forense en jefe, ambos ejercen en la ciudad de Boston. Son muy diferentes y aún así su amistad es única, ¿ese sentimiento que tienen el uno por el otro llegará a algo más? Lo iremos...