No creas en nadie

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Entre todas las personas que Donna logró imaginar que un día le podían atacar nunca pensó en su familia, o su familia cercana como su prima; Patricia estaba sosteniendo a Mouque, Donna como buena criminal que es, siempre tiene un AS bajo la manga, la consola que estaba a su lado tenia por detrás pegada la llave, con cautela ella la toma y abre la gaveta, un revolver 357 Magnum yacía ahí. Con agilites lo tomó y le apunto a la chica.

-¿Por qué lo haces?-Donna no bajaba su mano y aquella chica no soltaba ni dejaba de apuntar a Mouque.

-Destruyeron mi ideal de vida perfecta, siempre creí que mis padres tenían plata por su trabajo, nunca se esforzaron, sus trabajos son de medio tiempo, y resulta que eres tú quien nos mantiene a todos.

-Oye, calmate un poquito ¿Quieres?-Mouque habló.

-Tú te callas o te disparo.

-Tu lo matas y yo te mato.

-Quiero ver como lo haces.

La puerta de golpe se abrió y paso la abuela de Donna con una Glock clásica apuntando a su nieta, detrás de ella estaban los padres de Patricia.

-Hija suelta esa arma, no sabes como funcionan esas cosas-La madre de patricia intentó hablarle.

-Me han mentido todo este tiempo.

-Patricia, no eres una niña, suelta el arma o yo seré la propia que acabe contigo-Addoloratta habló.

-No serías capaz de dispararle a tu nieta-Le reto.

-No me rete niña.

Donna sabía que su abuela era muy capaz de dispararle a algún familiar de sangre, un recuerdo de hace horas llegó a su mente haciendo que sonriera de lado ignorando el actual conflicto.

-Lo siento tía.

Donna muy confiada disparó para rozar el brazo de Patricia, la bala le quemó y rompió parte de la piel, la chica solo se quejó y jaló el gatillo, pero de ahí no salió nada, Donna victoriosa le sonríe.

-¿Buscas éstos primita?-Entre sus dedos movía de lado a lado la bala, los padres de Patricia la tomaron por los brazos y la halaron hasta la salida de la casa, Mouque se sobaba el cuello.

-Pude haberme soltado de su agarre, pero no sabía si se molestarían, aún así sabía que la pistola no tenía balas-Mouque justificaba su agarre.

-Claro Muqui-Respondío con ironía y sarcasmo la abuela de Donna-Eres como yo, ahora un consejo, van a tener que mudarse y tener mucho cuidado, a Patricia la enviaremos con sus padres a Bolivia o Uruguay.

-Gracias Abuela-Donna le dió un abrazo.

-Hasta luego-La señora se despidió.

-Hasta luego señora, y es Mouque.

-Si, como sea Muqui-Se rió y salió.

-¿Vamos a tener que mudarnos de aquí?

-Sip-Respondió Donna-Deberíamos ir a las instalaciones, estamos más seguros ahí, ya esta semana si quieres buscamos otra casa, mientras logramos vender ésta.

El rostro de Mouque se entristeció.

-Está bien amor.

Por un momento todo en ellos volvió relativamente a la normalidad, la chispa de desconfianza aún estaba en ella, quería encontrar la manera de tener al chico que amaba, y la vida normal que anhelaba y extrañaba tener, Donna detrás de su aspecto rudo ha demostrado en los últimos meses que existía cariño en ese frívolo corazón, Mouque era lo que le hacía andar, lo que la había cambiado, no esperaba más que amor y sólo amor sincero, ella se amaba y se aceptaba como era, quería compartir su amor con alguien más y lo estaba consiguiendo, lo tenía; hagamos la suposición de que a la mayoría de las chicas les encantaría trabajar con su novio, su pareja y Donna no era la excepción para ese deseo, le gustaba y estaba comoda con ello. Sabía muy bien que no podía confiar en nadie ni mucho menos creer las palabras de otros, pues confiando en una persona terminó matando a quien creyó que era su amor, Donna podía apostar el cielo porque Mouque no haría lo mismo mas desconfiaba de cualquier chica que no fueran sus colegas, en el ámbito amoroso claro, tampoco confiaba en demostrar quien era realmente porque podía perderlo todo y ella juega a ganar, no a perder.

Mirame, voy tras de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora