Cufa IV

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La luna se veía reflejada sobre el agua y el cielo estaba cubierto de estrellas. Era plena noche y Cufa se encontraba a las orillas del lago, descalzo, haciendo movimientos extraños con sus brazos. Quería controlar el agua, dominarla. Quería probar que más podía hacer con ella aparte de nadar a gran velocidad. Simulaba ondas con sus manos, intentaba pegar puñetazos, pero de nada servía.

A lo lejos, el joven comenzó a distinguir dos figuras humanas, por lo que rápidamente se escondió detrás del árbol más cercano a él. Cada vez éstas se iban acercando más y más, y se las empezaba a distinguir de a poco.

—Cufa, sal de dónde estás escondido, detrás del árbol —dijo Gwen, revelándose como una de las siluetas, quien se encontraba acompañada por Ethan.

El chico salió muy avergonzado y con miedo, con miedo de que lo tratasen de loco luego de ver lo que estaba haciendo en frente del agua.

—¿Que haces aquí, a estas horas? —le preguntó la mujer.

—Estaba... —no podía expresar correctamente las palabras de la vergüenza — estaba apreciando un poco la vista, frente al lago ¿Muy linda, cierto?

—Claro... Pero ¿Qué eran esos movimientos que hacías? Ya sabes, con los brazos.

—Yoga. Era yoga. Dicen que hace muy bien al cuerpo y te relaja. Luego de todo lo que pasé, creía que era necesario.

—Eso no es yoga, yo practico esa doctrina —expresó Ethan —, no nos mientas —transcurrieron unos momentos de silencio —. Sabes que prácticamente estamos viviendo al lado, por lo que escuchamos el ruido de la puerta y supusimos que habías salido, así que decidimos observarte desde la ventana —relató —, luego nos fuimos hacia afuera, simplemente por curiosidad a saber hacia donde te dirigías. Nos acercamos un poco hasta este lugar, pero lo suficientemente lejos para que no nos lograras ver, y comenzamos a mirarte hacer lo que hasta hace unos momentos estabas haciendo —Cufa se mostraba con una mirada confundida.

—No entiendo a lo que quieren llegar, vayan al punto -interrumpió el joven.

—Cufa,  tanto él como yo, somos personas en las cuales puedes confiar plenamente. Cualquier cosa que nos tengas que decir, dínosla. Si nosotros vamos a tener que mantenerte, al menos por un tiempo, quiero que nos seamos lo más honestos posibles, así que te repetiré nuevamente la pregunta ¿Qué estabas haciendo? Queremos que nos respondas con total sinceridad —expresó Gwen.

—Lo siento, aunque quiera, no puedo contarles —dijo algo apenado.

—Ahora que nos dices eso, parece ser algo muy personal ¿No es así? -le preguntó la mujer.

—Lo es.

—Si no nos quieres contar, bien, pero espero que sepas que cualquier cosa que nos quieras decir se quedará entre nosotros, nadie más —la pareja se dió media vuelta, y lentamente comenzó a irse del lugar.

—¡Esperen! —les gritó Cufa, quien se quedó callado unos segundos luego de que ellos se voltearan a mirarlo —Tienen que prometerme que me creerán, les estoy por contar algo que nunca antes se hubieran imaginado escuchar —la pareja asintió con la cabeza. El joven creyó que en verdad podía echar confianza en ellos—. Trataba de controlar el agua —respondió Cufa—. Lo que les dije en el barco era mentira, no pase un día varado en el océano, fue algo mucho más extraño, no me creerían en absoluto si se los contase.

Los otros dos se mantuvieron callados, esperando a que el joven les cuente aquello.

—Cuando nuestro galeón se hundió, todos terminamos ahogados, muertos, lo sabía porque sentía como me quedaba sin oxígeno. Pero yo de repente, me encontraba vivo de nuevo, no se el por qué, hasta ahora no le he encontrado ninguna explicación a lo sucedido. Entonces salí del barco y comencé a nadar hacia la superficie lo más rápido posible antes terminar ahogado nuevamente, así que empecé a emerger, y repentinamente, me encontraba subiendo por el agua a una gran velocidad, donde yo no podía controlar mis movimientos, era como si algo me estuviera empujando por debajo mio. Llegué hasta arriba, donde poco tiempo después tuve la suerte de localizarlos a ustedes. Lo sé, es una locura, pero esa es la verdad.

—¿Quieres decir que tienes alguna clase de habilidad especial? ¿Por eso dijiste que tratabas de controlar el agua? —expresó Gwen luego de unos instantes de silencio absoluto—. Vaya, cualquier otra persona no te daría crédito, esperaba un relato un poco más normal que aquello, pero aún así, queremos creerte —reaccionó Gwen.

—No quiero que me tomen de loco, de verdad no se porque pasó lo que me pasó, incluso sigo estando mas confundido de lo que están ahora ustedes.

—No lo haremos. Simplemente debemos procesar lo que nos has dicho, no es algo fácil de comprender. Si quieres te dejamos seguir, creo que nosotros nos iremos a descansar —dijo la mujer algo exhausta  y confundida —. Mañana seguiremos hablando.

—Gracias, y por favor, ésto no se lo cuenten a nadie.

—Tranquilo, te dijimos que somos de confiar -terminó por decir Gwen.

La pareja se retiró hacia su casa, y Cufa se quedó para seguir practicando sus poderes.

El chico permaneció un rato mirando hacia el lago, pensando en que si la pareja de verdad le había creído o no, de si ahora pensarán que está loco o si lo había inventado todo. Por lo que quería demostrarles que poseía ese don. Así que se agachó mirando fijamente hacia el lago, tocó con sus manos el agua, y se concentró plenamente en ella. Más precisamente en su movimiento. Comprendió que debía prestar mucha atención a aquello. De manera que comenzó a imitar con sus manos aquel balanceo que las pequeñas olas hacían. Entonces empezó a notar que cuanto más rápido hacía el movimiento, más rápido se movían las olas. Se dio cuenta de que estaba iniciando a dominar el elemento. Luego, prosiguió a estirar su brazo con fuerza, queriendo intentar lanzar agua por sus manos. Y efectivamente, también lo logró. Sentía como iba adquiriendo de a poco su dominación. La clave estaba en ponerse en contacto con ella y en su concentración. Así siguió unas horas más, desarrollando su don, aprendiendo lentamente nuevas tácticas y movimientos.



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⏰ Última actualización: Jan 17, 2020 ⏰

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