ring || gyucheol.

Ring.

Se miró por ultima vez en el espejo y acomodó su chaqueta. Debía admitir que estaba nervioso.

Imaginarlo lo ponía más nervioso.

¿Cómo se supone que no estarías nervioso si estas por pedirle matrimonio a la persona que más amas?

¿Cómo fue que ahora, Kim Mingyu, estaría por pedirle matrimonio al lindo chico de facciones preciosas ante su mirada, el que siempre rechazaba sus citas, el adolescente que lo ignoraba, el que jamás prestó atención en él?

Miro sus manos, e imaginó la mano de Choi SeungCheol adornada por un bonito anillo. Se miró al espejo de nuevo, haciendo sus manos puño, y susurrando palabras de apoyo mientras caminaba hasta la pequeña mesa de noche, sacando una caja de uno de los cajones. Abrió esta, admirando todo su esfuerzo; su sangre, sudor y lagrimas. Lo que lograron que ahora pueda tener una pequeña caja con un anillo entre sus manos. El anillo que a Cheol le había gustado una vez entre sus bromas de que algún día si se casaran, quería que MinGyu le proponga matrimonio con aquel anillo.
Y así se lo dio Kim, trabajando horas extras, cancelando citas o encuentros con su posible futuro prometido, cancelando salidas familiares, dejando su vida de lado para poder comprar aquel preciso anillo.
Sin darse cuenta, estaba frente a la puerta de su pequeño apartamento. Tomo aire, cerrando la puerta tras el y caminando por el pequeño pasillo que daba al ascensor.

¿Por qué las paredes iban achicándose?
¿Por qué el camino de cincuenta y dos pasos se le hacia tan largo?
¿Desde cuando estaba dentro del ascensor junto a la señora Lee y sus compras?
¡Ah, era todo tan confuso!

Estaba frente a la puerta de la pequeña pero cálida casa de SeungCheol. Tomo una bocanada de aire, y dio tres suaves golpes en la puerta. Apareció una melena rubia, abriéndole la puerta, y lo único que recibió de parte de Chan fue un; “¡MinGyu esta aquí!”, el menor dejo que el mayor pasara y este lo hizo.
La mayoría de sus amigos estaban ahí y eso lo ponía más nervioso. Todos, menos SeungCheol, sabían el porque de esa reunión.

La cena entre amigos pasó entre risas, hablar de sus vidas, e incluso bromas fuera de tono entre SoonYoung y SeokMin.
MinGyu tomó una bocanada de aire y miró a JiHoon, a lo que este le devolvió la mirada, asintió, en señal de aprobación para que pueda hacerlo. Tomo una disimulada bocanada de aire y se paró en su lugar, aclarando fuertemente su garganta para obtener la atención de todos.

—Como sabrán todos, SeungCheol y yo cumpliremos casi nueve años de conocernos. No pienso contar toda la historia, porque todos la conocen.—MinGyu divagó su mirada por todos los presentes, deteniéndose en el pelinegro. Tragó saliva, junto a sus nervios.—Choi SeungCheol, me haces uno de los hombres más felices de este universo, no me arrepiento de haberte hablado aquel día en el que simplemente me dijiste que no querías hablar con nadie, y termine con un golpe en la cara.—La mayoría comenzó a reír bajamente, y Choi se tapó la cara de la vergüenza, el alto se alejo de su lugar acercándose al mayor.—No seré el novio perfecto, ni el más detallista o quien preste demasiada atención. Pero ten por seguro, que soy una de las personas que más te ama, y, que sobre todo, te protegerá.—MinGyu metió su mano en el bolsillo de su pantalón sacando aquella pequeña caja de terciopelo, color azul marino y la cual contenía todo su esfuerzo.—Y créeme, que a mi lado, jamás pasará algo malo, que siempre tendrás un hombre donde llorar y desahogarte.—Abrió lentamente la caja , arrodillándose ante el mayor.—Así que, para evitar que alguien pueda hacerte daño o robar tu precioso corazón de mis manos, ¿Qué te parece si aceptas ser mi esposo?

En diez segundos -contados por JiHoon-, Cheol se había abalanzado sobre MinGyu, para dejar pequeños besos en los labios del alto y murmurando pequeños “Si”.
La mayoría se pararon de sus lugares, acercándose a los prometidos quienes ya se habían separado, y abrazaron a estos fuertemente mientras los felicitaban.

El esfuerzo de MinGyu si había servido pa ra algo.
Ahora su novio era su prometido, su futuro esposo.
MinGyu estaba feliz al haber perdido sangre, sudor y lágrimas.