2- Lugares perfectos

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Blake Winston era lo que las chicas considerarían el hombre perfecto, era guapo, atlético y jodidamete varonil, el era lo que los padres llamarían el hijo perfecto: obediente, ordenado y con las mejores notas del colegio y lo que su novia llamaría el príncipe azul y para terminar su familia poseía una empresa que estaba en el auge de los negocios. Así que si, el tenía la vida perfecta o al menos eso era lo que todos pensaban todos menos Blake.

Durante toda su vida (o al menos hasta que pudo comprender el peso que tenía sobre sus hombros) se había obligado a ser lo que las personas esperaban que fuera. El hijo perfecto obediente a los padres, el novio perfecto, el estudiante perfecto.
Se había impuesto tantas limitaciones que ni siquiera disfrutaba de su juventud.

Tomemos por ejemplo a Kaya su novia, era la chica más linda e inteligente de su colegio, además de educada era hija de unos socios y amigos de sus padres y por eso mismo aceptó cortejar a la chica y ser su novio. Pero si era sincero no la amaba, es verdad que la quería pues era su mejor amiga y ella era muy dulce pero no la amaba como mujer.

Y luego la situación de tener que ser el próximo líder de aquella gran empresa; el no gustaba de los negocios; el en realidad quería dedicarse al deporte y la música, eso si le apasionaba, pero ¿como iba a decepcionar a sus padres?, así que una vez terminada la preparatoria iría a la universidad a estudiar negocios internacionales.

Pero aún así el tenía un pequeño secreto, una vez al mes se escapaba por la noche e iba a un club nocturno donde se realizaba pequeñas peleas ilegales. El participaba como peleador y era bueno lo bastante como para evitar golpes en la cara para que nadie se diera cuenta, ganaba dinero que gastaba en unas cuantas botellas de cerveza. Pero no era por eso que lo hacía sino por la adrenalina de hacer algo que el chico perfecto no haría.
La sensación era increíble y el la amaba.

Todas la chicas en ese lugar lo amaban y cualquiera de ellas haría cualquier cosa por estar con él, y sin embargo el las evitaba a toda costa, nunca nadie había llamado su atención y siendo honesto nunca le había agradado la idea de estar con alguien. Era casi como si fuese asexual.

Pero bien, ahora ese secreto se le había salido de las manos y ahora era llevado en el interior de una patrulla por dos policías de otro condado que lo llevaba arrestado y esposado hacia la estación policíaca de su condado. Dentro de poco aquella máscara de perfección se le caería ante sus padres. No iba a mentir estaba asustado pero sobre todo preocupado por la reacción de su padres.

El viajaba acostado en los asientos traseros mientras pensaba en que decir a sus padres hasta que escucho como por la radio policíaca le avisaban a sus captores sobre un robo de un automóvil lujoso, y que al parecer lo habían visto en un supermercado cerca del límite entre los dos condados.

Al parecer se retrasaría más su tortura, luego de un rato la patrulla se estacionó y el más grande de los policías salio a revisar el auto o eso fue lo que le dijo al otro oficial puesto que el ni se molesto en levantarse y permaneció acostado. Luego escucho como el oficial que había salido le gritaba que había un asalto en el supermercado y así el otro oficial bajo del auto no sin antes advertirle que no intentará escapar.

Pasaron unos cuantos minutos y escucho como la puerta de la patrulla se habría, al principio pensó que sería uno de los dos policías pero cuando se dio cuenta de que iban demasiado rápido se levantó solo para ver quien era el que conducía. Se llevó una gran sorpresa al ver que se trataba de un chico como de sus edad.

-¿Quien demonios eres tu?!- le pregunto al chico quien frenó de golpe haciendo que el se golpeara en el pecho, el impacto le saco el aire y maldijo en sus pensamientos pero se recuperó rápido y lo miró serio.

Dos Chicos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora