LA Parte 5

2K 256 61
                                    

Can POV

Me desperté, nuevamente, mi imbécil no estaba a mi lado. Pero no lo culpo, ya era casi el medio día. Si bien no es la primera vez que uso un cock ring vibrador por mucho rato por órdenes de Daddy, siempre me agota.

Así que me levanté (ya había pasado el desayuno del hotel), y por eso iría a comer. Tenía hambre, pero debía seleccionar muy bien a dónde iría a comer, estás decisiones no se toman a la ligera.

Vi que había un Shake Shack cerca y fui hacia allí. Estaba mirando qué hamburguesa elegir cuando...

- ¿Can?

Esa voz. Quedé estático. Hacía años que no la escuchaba, pero no había dudas: era el entrenador.

- Can ¿podemos hablar? -su voz sonaba más fuerte. Lo tenía frente a mí.

Siempre pensé que si lo volviera a ver lo golpearía, pero no me nació. No lo esperaba, jamás lo imaginé: Mi cuerpo no se movió. Al verlo noté que cambió muchísimo, ya no era el chico con cuerpo escultural y sano que conocí. Se veía normal, no tenía un físico trabajado, tenía una postura extraña, más bien encorvada y una fea cicatriz en su rostro.

El entrenador no me miraba mal ni nada, aunque su look fuera deplorable. Recordé que el terapeuta dijo que debía hablar con él. Así que cuando me preguntó para charlar, solo asentí.

- Por favor, déjame comprarte el almuerzo. -Respiré hondo y asentí.

No estaba procesando lo que ocurría. No podía, no ahora.

Nos sentamos. Él también se pidió algo. Es tan loco pensar que estoy en la misma mesa que el entrenador...

- Por favor, come. -Me dijo- Este no es un sitio donde podamos hablar.

Justo escuché que alguien dijo "nosequéTin"... Tin... Me avivé y le mandé una foto para que no se preocupara. Comimos y creo que me cayó mal la comida: sentía una sensación fea en mi vientre.

Salí con el entrenador. No había sido capaz de hablarle y él tampoco me lo había exigido. Llegamos a una plaza y nos sentamos en un banco... Cómo aquella vez, cuando me enteré que Tin de casaría. Qué loco como puede cambiar todo ¿no?

- Can, déjame decirte que lo siento. -Sonó sincero y me miró a los ojos-. Fui un animal. -Sentenció.

Yo lo miraba pero no era capaz de hacer ni decir nada. Me tomó de la mano y me alejé con brusquedad.

- Lo siento. Lo juro -trataba de disculparse- Sé que debes odiarme y estás en todo tu derecho. Te hice pasar un mal momento.
- No te imaginas. -lo saqué de adentro- Viví un infierno por tu culpa, no fue un mal trago ¡fue un trauma! ¡Y aún lo tengo que soportar de vez en cuando ¿sabes?!

Estaba hiperventilando, quería llorar, pero no me iba a permitir hacerlo frente a él.

- Lo siento, de verdad- Volvió a decir- Me gustabas, mucho -confesó mirándome triste- jamás me había pasado de sentir amor a primera vista. -Suspiró y sonrió.

Por unos instantes nadie dijo nada. Luego se señaló la fea cicatriz del rostro.

- Esto me lo hicieron los hombres de Tul. -confesó. Se notaba que tenía resentimiento- Aunque dije que no volvería a la universidad y ni siquiera volví a mi hotel... Tuve que volver a Tailandia.

Era increíble lo que ocurría, estar sentados en un mismo banco en una plaza, en Estados Unidos, a miles de kilómetros de Japón y volver a hablar de todo esto.

- Los hombres de Tul me encontraron no sé cómo, me golperaron y torturaron... -tomó aire- no te preocupes, no es la única marca que me dejaron. -Miró a la nada- Quedé tan mal, que pasé meses en el hospital y ya no puedo volver a competir en ningún deporte. -Luego me miró- Como verás, yo también tengo mis secuelas luego de esa noche.

Tul da miedo...

- Yo me enamoré de ti y supe que jamás podría tenerte. Ellos me lastimaron y por ellos me enojé con los Medthanan... Pero jamás contigo, no podía ¿sabes? -Suspiró- Me di cuenta que había daño algo tan único y puro que merecía el peor castigo.
- Entrenador...

Yo... O sea, si, sé que le habían hecho algo y sí se lo merecía. Pero no sé... Siento como si le hubiesen robado su vida ¿Por qué me siento mal? ¡Can! ¡No seas tan blando! ¡Vas a un terapeuta por su culpa!

- Yo te admiraba. -Comencé con dolor.

Algo se apoderó de mí y sentí que era mi momento de hablar:

- Te admiraba y eras un P al que respetaba -tomé aire- me sentí traicionado y como un niño estúpido cuando te aprovechaste de mi confianza, porque fue eso.
- Lo sé, lo siento. -Se veía muy consternado, al borde las lágrimas- Sabía que jamás podría tenerte porque amabas a Medthanan y yo solo... No pensé en nada, realmente. Me dejé llevar por el momento.
- Dañaste a Tin, me dañaste a mi -dolía mucho el pecho y me esforzaba por no llorar- pero traicionaste al equipo, a la confianza que ellos depositaron en ti y defraudaste a tu mayor admirador, es decir, a mí...

El entrenador comenzó a llorar.

- Cambié Can... -decía entre sus lágrimas- lo entendí y cambié. -las secó- sé que no me perdonarás pero solo quería decirte que lo siento. Me equivoqué y por favor, no me guardes rencor.
- Me pides mucho, no sé si podré hacerlo.
- Por favor, Can. Creo que los dos merecemos vivir tranquilos: tu habiendo superado todo y yo sabiendo que no me odias.

Me paré, no aguantaba más, ya no volvería a llorar frente a él.

- Espera, toma. -Me dió una tarjeta- llámame cuando lo superes- sus ojos lo rogaban- Solo... Quiero morir tranquilo. Sé que no puedo cambiar el pasado, pero me gustaría enmendar el futuro.

Tomé la tarjeta en mis manos con asco.

- No merezco ser tu amigo, ni tu respeto... Pero te pido que no me odies, no puedo vivir así, sabiendo que te hice tanto daño.

Llegué al hotel y me senté en la cama. Comencé a temblar, como antes. Sonó la puerta y era Tin.

- Lo vi. -Le dije.
- ¿A quien?
- Al entrenador.

Me acerqué a él y comencé a llorar. Tin no preguntó nada, solo me abrazó fuerte.

- Descuida mi vida, ya estás en mis brazos nuevamente. -Escuchaba su dolor-. Ya has vuelto a tu campo protector.

______________________________________

Solo porque sé que morían de desesperación (? me apuré :)

Adorablemente Estúpido [ Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora