Advertencia.
Este One Shot puede contener algunos diálogos que pueden considerarse como ofensivos. Sin embargo, no apoyo de ninguna manera a la denigración de nadie.
Si no te gusta, no lo leas.
Alto, piel levemente bronceada con algunos tatuajes esparcidos por sus brazos, perforaciones en el labio, a un lado de la nariz y en las orejas, cabello negro, lacio, cuerpo fornido. Jeon Jeongguk era alguien que, a simple vista se veía imponente y amenazante. Siempre metiéndose en peleas que ganaba fácilmente. Se saltaba todas las clases que podía. Sus padres le parecían invisibles. El hacía lo que le daba la gana.
El era el chico malo.
Todos en la escuela le tenían miedo, pues no había excepción cuando quería molestar a los demás, pero habían unos pocos que tenían la "suerte", (según él) de ser elegidos. ¿Para qué? Simple. Para tener sexo. Y para eso tampoco discriminaba.
Así que ahora se encontraba en el pasillo principal de la escuela, observando a aquel chico bajo de estatura, con cara de angel y un trasero de ensueño. Sonrió al saber que había encontrado a su nuevo juguete, pero esa sonrisa fue borrada cuando sintió los huesudos brazos de su novia rodearle el cuello, haciendo que su atención se desviara hacia ella. Ya se encargaría del chico en otro momento....
Habían pasado unos cuantos días desde que el pelinegro seguía cada paso que daba el chiquillo de las mejillas abultadas. En ese tiempo descubrió que su nombre era Park Jimin y que era dos años mayor que él, pues estaba a punto de graduarse. También había un pequeño problema y es que, el enano nunca estaba sólo y eso no dejaba que Jeongguk pudiera hablarle y encontrar la manera de llevárselo a la cama lo más antes posible.
Una vez encontró una oportunidad de oro, se acercó rápidamente al pelirosa antes de que a alguien más se le ocurriera llegar a arruinarlo todo. Tomó asiento frente a él y sus miradas se encontraron. Jeongguk sonrió inocentemente y fue correspondido con un gesto igual, pero los rasgados ojos del chico, se volvieron pequeñas líneas, lo que volvió loco al más alto.
Aclaró su garganta y habló.-Hola. Soy Jeongguk.
-Un gusto, yo soy Jimin.
-Bonito nombre.
Jimin bajó la vista hacia un libro que tenía abierto entre sus manos y lentamente lo cerró para volver a ver a Jeongguk y sonreírle de nuevo, recargando su mejilla en su mano.
-Y dime Jeongguk, ¿por qué te gusta mirarme tanto el trasero?
Los ojos del mencionado se abrieron como platos al mismo tiempo en el que se atragantaba con su propia saliva.
-Ya sabes, si quieres que hagamos algo primero llévame a una cita o algo.
Jimin lo miraba a los ojos de manera descarada, desafiante y divertida, haciendo que el ego de Jeongguk comenzara a herirse, por lo que éste se recuperó y adoptando la misma postura que el mayor, sonrió de nuevo.
-¿Si te llevo a una cita me dejarás hacer lo que quiera con tu pequeño cuerpo?
-Ajá... Ummm...
El pelirosa comenzó a revisar su teléfono mientras abultada sus rechonchos labios, lo que hizo que Jeongguk deseara besarlos y mordisquearlos hasta que estos estuvieran al rojo vivo.
-Estoy libre el jueves. Pasaré por ti cómo a las ocho. No tienes mi número, ¿cierto?
-No.