Sandra:
¿Qué es lo que acabas de hacer, Sandra? ¿Se te ha ido la olla? ¿Por qué le hablas a esa chica como si la conocieses de toda la vida? Vale, estaba llorando, pero... ¿no ves que nadie quiere ser tu amiga? ¡Maldita sea! ¡Estúpida!
Joder, Sandra, ahora te tendrá por loca.
Me pellizco un poco el brazo para que se me quite la tontería. ¿Cómo he sido capaz de hablar tan tranquilamente con ella? Si yo nunca había hablado con nadie que no fuese mamá. En fin, lo hecho, hecho está.
Avanza la clase y a medida que los minutos transcurren, mi dolor de cabeza va en augmento. ¿Por qué mierda no tienen aire acondicionado en el instituto? Hace mucha calor, y la ropa no ayuda... pero tengo que esconder las cicatrices y heridas.
Pido permiso para ir al baño y salgo de clase sudando.
Abro la puerta del baño y me voy directa a la pica. Por suerte no hay nadie. Me levanto las mangas y me mojo la cara, el cuello, me humedezco el pelo y me lavo las manos. Mejor, mucho mejor.
Me siento en el suelo y descanso, aquí se está mejor que en clase.
Cuando creo que me encuentro mejor, me incorporo con ayuda del mármol gris y sigo mi camino hasta clase.
Camino por el pasillo un poco aturdida, aunque me siento bastante mejor.
Me voy acercando a clase, y lo que era un murmullo cuando caminaba por los pasillos, se ha transformado en una fiesta -se podría decir que literalmente- cuando he llegado detrás de la puerta.
Me pongo de puntillas para poder ver lo que sucede. A través de la ventana puedo ver a todos -cuando digo todos es TODOS- mis compañeros, vaciando la papelera de reciclaje.
Se agachan, cogen los papeles que encuentran, hacen bolas y se las tiran entre ellos. Es gracioso porque parecen chiquillos de primaria. Ojalá yo pudiese participar en la guerra.
Veo que el profesor de la clase de al lado abre la puerta y sale con paso firme, dirigiéndose a la nuestra.
Entro en clase rápidamente, pego un portazo, y pongo el pestillo de seguridad. Así ninguno de los profes podrá entrar.
Entonces, cuando me voy a dirigir a mi sitio, algo dentro de mí me para. La clase entera me está mirando...
El corazón me da un vuelco cuando levanto la cabeza y me doy cuenta de que no me están mirando a mí, están mirándome los brazos.
'No, no, no, no, no, no, no, no.'
Las mangas, Sandra, las mangas. Mierda, mierda, ¡MIERDA!
Me las bajo rápidamente, ante la mirada atónita de 20 pares de ojos.
Algunos perplejos, otros indiferentes y otros con humor... ¿con humor? ¿Es que les parece gracioso?
'Cagaste, Sandra, cagaste mucho.'
Y entonces, de repente, sucede aquello que tanto tiempo llevo queriendo evitar.
-------------------------------------
Hola queridos:3 ¿Qué tal? Siento haber tardado en subir capítulo, pero ya sabéis, el estrés de empezar las clases y eso. ¿Cómo lo lleváis? Yo ya estoy estresada, y eso que llevamos dos semanas... bueno, es lo que toca xD
Sed felices:D
ESTÁS LEYENDO
Camino hacia la felicidad.
Storie d'amoreAna y Mía. Sandra y Ruth. Amor y odio. ¿Te animas?