Capítulo único

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Se movió velozmente, tratando de alcanzar la mejor posición. La otra, compenetrada, se situó a una distancia idónea para permitirle el mejor movimiento a la mayor, jadeó en ver como venía un efecto irregular que la distrajo unos segundos. Retrocedió tragando saliva y habituando su vista a la reciente luz de los focos encendiéndose. Justo cuando venía esa onda tan complicada, apretó los labios y preparó los brazos para dar un buen toque.

Conseguido. La castaña se movió situándose debajo de la pelota y la lanzó con el toque de dedos en forma de triángulo, finalmente el remate de Ruby consiguió desempatar del todo el partido y ganarlo. Ambas sonrieron y se abrazaron dando algunas vueltas ante esa victoria tan aplastante.

Desde las gradas, Kenny saltó con el cartel, gritando a todo pulmón ánimos a Karen, a su lado, el de sombrero peruano, apenas y fingía cara de felicidad elogiando a su hermana menor Tricia. Karen miró a su hermano y lo saludó feliz y orgullosa de lo que habían conseguido ambas, la medalla oro (plástico pintado) del instituto primaria de South park. Las ganadoras del campeonato infantil de voleibol.

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Algunos años más tarde

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Se estaban peleando, como era de costumbre en aquella casa, se gritaban como energúmenos, completamente furiosos, ambas chicas, las cuales comenzaban a desarrollar el cuerpo y se convertían en preadolescentes, veían como ambos muchachos se discutían casi a golpes como si no lo viesen todos los días. La de ojos verdes miró a su acompañante castaña, cruzada de brazos ante su mirada de miedo.

- Karen, no es como si esta noche no vayan a coger- dijo totalmente normal, no era la primera vez que los escuchaba y no era la primera vez que tuvo que taparle los oídos a Karen para que no la despertasen a ella y perdiese la inocencia con la curiosidad de ir a ver si su hermano estaba bien.

Ella la miró y apartó la mirada avergonzada por la forma de hablar de Tricia. Esta misma se encaminó hacia los dos chicos y con un salto atlético los tomó de la oreja, tirando de ellos hacia abajo, haciendo que ambos se detuvieran y soltaran un gritillo de dolor por el tirón.

- a ver, hijos de puta, ¿¡Paráis ya de discutir o me encargo personalmente de que les castren!?- gritó en sus oídos, haciendo que les doliese la cabeza por lo alto que habla hablado.- ¡CONTESTEN DESGRACIADOS!

Karen, asombrada por la fuerza de la muchacha y la forma de ser había calmado a los dos.

- ¡EMPEZÓ ÉL!- Gritaron a la vez, la muchacha suspiró.

- como no me den la respuesta en cinco segundos, os arrancó las orejas y os las meto por el culo- gruñó.- ¡Uno!

Ambos se miraron en silencio, pálidos, sabiendo que esa chica era capaz de hacer lo que había amenazado, solo que más sangriento y perturbador y no querían pasar por esa escena tan turbia...

- ¡Dos!

Pero por otra parte tampoco querían decirlo en voz alta, pues ninguno de los dos querían perder su dignidad ante dos chicas de catorce y trece años.

- ¡Tres!

También eran conscientes de que ambas niñas ya sabían lo que se llevaban, solo que no sabían... Cómo lo hacían, pensaban...

- ¡Cuatro!

Aunque, si lo vemos bien, nunca se habían percatado de que los habían visto durante el sexo, pues la habitación estaba bien cerrada siempre, y era imposible que los viesen en vivo... Tendrían que mirar si había cámaras en la habitación.

120.- Voleibol (Kuby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora