hasta reencontrarte ;; hp & dm

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Harry Potter, aquel chico apodado como "el niño que vivió." Aquel chico cara rajada. El cual sobrevivió al poderoso Voldemort con solo una cicatriz con forma de rayo en su frente... Aquel chico, enamorado de Draco Malfoy, acaso ¿Podía ser esto cierto? Si. Si lo era, Harry Potter, enamorando de un chico, ¿Lo peor? Era su peor enemigo, con el que se llevó mal desde primer año. Pero por algo dicen que del odio se pasa al amor ¿Cierto?
El niño que vivió, resultó que era gay. Nada del otro mundo, desde que Harry vio por primera vez a Draco, en aquella tienda de tunicas, sintió algo, pero claro, era muy niño.

Tras todo lo ocurrido, él, ocultó su amor bajo el odio. Pero en el fondo sabía muy bien, que lo amaba y lo que sentía hacia el rubio platinado.

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Era el último año en Hogwarts para Harry y los de su generación. Estaba muy nervioso, ya que al terminar ese año, podría trabajar en el ministerio de magia. Lo que justamente quería.
Luego de todo lo ocurrido con Voldemort, Harry, fue apodado como ''el niño que vivió y venció". Fue todo muy extraño para el, llamaba la atención, más de lo normal y eso, odiaba.
Ron y Hermione eran pareja, pero que digamos, su relación iba de mal en peor.
Ginny, enamorada de Harry, pero a él, solo le atrae su rubio platinado.
En cambio, el rubio platino, no la pasaba muy bien. Habían perdido todo, todos los despreciaban a él y a sus padres. Claro, después de enterarse que eran mortifagos, nadie se les acercaba. Su padre, preso en Azkaban y su madre cuidando de él, o más bien, Draco cuidando de su madre, ya que estaba muy enferma.

-Draco, querido, ¿Ya has preparado tu baúl?-Hablo la mamá de Draco que preparaba el desayuno.

-En eso estoy madre-Draco estaba en aquella estrecha habitación de hotel muggle. Claro, después de todo lo ocurrido, perdieron su gran casa.

Draco al terminar de ordenar sus cosas salió de aquella habitación y se dirigió a la cocina donde su madre lo esperaba para desayunar.

-Estoy tan feliz de que hayas decidido ir a Hogwarts, hijo-Su madre le sonrió y tomo su mano.

-Si mamá... Yo no lo estoy, ¿Sabes? Nadie se me acercará, nadie hablara conmigo. Estaré completamente solo.

Su madre lo miro con un poco de pena al ver como los ojos de su hijo se llenaban de lágrimas. Le sonrió y hablo

-¿Y Harry? ¿Porque no hablas con él? Después de todo, gracias a él estás vivo.

-¿Ah? ¿Hablar con San Potter?-levantó su mirada y se encontró con la de su madre-Prefiero estar solo a hablar con San Potter-Esto último lo dijo en un susurro que casi no se escuchó.

-Bueno, mejor vamos a desayunar que pronto tienes que ir hasta King's Cross.

Acarició la mejilla de su hijo y comenzó a desayunar. Draco comía con un poco de angustia de saber que nadie se le acercaría a por lo menos hablarle. Al terminar de comer, Draco tomó su baúl y se preparó para aparecer en King's Cross. No sin antes despedirse de su madre.

-Bueno, adiós madre-La saludo con un fuerte abrazo.

-Escríbeme Draco, quiero saber de ti o estaré muy asustada-Dijo y comenzó a toser llevándose su mano derecha a su pecho.

-¿Estás bien madre? ¿No prefieres que me quede?

-Tranquilo cariño, estoy bien. Es solo un resfriado.

Draco dudó un segundo pero luego sonrió. Dio a su madre un último abrazo e hizo una aparición en la plataforma 9¾ de la estación King's Cross, donde el expreso a Hogwarts se encontraba. Subió a aquel tren y busco algún andén que estuviese vacío. Pero con los niños de primero, era imposible.