Capítulo 17.

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Vaya que es verdad que la curiosidad mató al gato.
Sin más entro a la habitación tratando de hacer el mínimo ruido, pero esto no funciona ya que cae un vaso al suelo y me sobresalto; al instante me agacho y lo levanto y lo dejo sobre la mesa tras cerrar la puerta detrás mío. El cuarto esta completamente oscuro y solo entra la luz de la luna por el ventanal.

-¿Qué haces aquí? -escucho una voz dentro de la habitación y doy un salto, me giro y veo a un Aiden molesto.
-Diablos Aiden, ya se te esta haciendo costumbre eso de asustarme -bromeo pero muestra una mirada severa y lo entiendo, como siempre metiéndome en problemas.
-Te pregunté que qué haces aquí -repite.
-Vamos perdón buscaba el...
-¿Baño? -termina por mí -Lamento decirte que te equivocaste de habitación.
-Eso veo, pero ya que estoy aquí... -comienzo a caminar por ella y solo veo unas cuantas cosas, unos recuadros y cosas de niño -¿Qué es este lugar?
-Nada que sea de tu incumbencia Evelyn, por favor sal. -Toma mi brazo y comienza a guiarme hasta la salida hasta que veo un recuadro en la mesa principal.
-¿Quién es él? -me detengo de golpe al ver a un pequeño niño con los mismos ojos que Aiden, lo miro y sus ojos se tornan tristes -Aiden, ¿quién es él? -repito.
Camina hasta el ventanal y sale, se sienta en el techo mientras observa la luna y guarda un profundo silencio. Decido reunirme con el y salgo también y tomo asiento junto a él. Su mirada sigue en la gran luna que nos acompaña esta noche, tan grande, robusta y completamente blanca como la nieve.
-Aiden... -tomo su mano y ésta es cálida.
-Eramos tan pequeños... -comienza a decir -Su nombre era Eidan, teníamos ocho años...
-¿Quién es Eidan? -en cuanto menciono su nombre se gira y me mira, sus ojos son cristalinos.
-Eidan era mi hermano... Mi hermano gemelo -suelto la mano que le sujetaba y me muestro sorprendida, no sabía que Aiden había tenía un hermano gemelo. Dirige su mirada hacía el lago. -Jugábamos en el lago, había retado a Eidan a ver quien hacía el mejor clavado, el aceptó y al momento de que se iba a lanzar... -veo como una lágrima cae por su mejilla -resbaló entre la madera mojada del muelle y cayo al agua... -finaliza pasando su brazo por su cara para limpiar las lágrimas.
-Dios Aiden...
-Yo comencé a reír, en ese momento me pareció gracioso, hasta que escuche el grito de Samantha y vi como el agua se enrojecía -vuelven a resbalar lágrimas por sus mejillas y tomo su mano, en el poco tiempo que llevo conociendo a Aiden jamás lo había visto de este modo. -En seguida me aventé al agua para poder sacarlo mientras Samantha iba por mis padres, pero cuando ellos llegaron ya era demasiado tarde. Logré sacarlo, si, pero ya no respiraba, estaba frío y pálido, sus ojos habían perdido el color, no podía creer lo que estaba viendo frente a mí. A mis padres les afecto mucho, bueno ¿a quién no le afectaría perder a un hijo? -comienza a reír sarcásticamente mientras otra lágrima más resbala -Lo cremaron y sus cenizas fueron esparcidas en su lugar favorito... ¿Sabes? A veces me pregunto si mi hermano seguiría aquí de no haberlo retado. Mierda, fue mi culpa.

Aiden se levanta de golpe y camina hacía a dentro de la habitación, prende la luz de la recamara y por fin mis ojos ven todo su contenido.
La pequeña recamara tiene bastantes cosas, esta pintada de un color azul rey con estampas de pequeños astronautas, la cama esta cubierta por una colcha de lo mismo, las cortinas que cubren el ventanal son un tono de azul más fuerte con estampas de nubes; pequeños carros, dinosaurios y otro tipos de juguetes se encuentran en un pequeño baúl frente a la cama, a lado de ésta miro un recuadro que muestra a Samantha, a Aiden y a él... A Eidan. Tomo el recuadro y me giro hacia él.

-Aiden... Lo lamento mucho, tienes que saber que eso no fue culpa tuya.
-¿Cómo lo sabes? No estuviste ahí, tu no tuviste frente a ti a tu hermano gemelo muriendo por algo que lo retaste a hacer.
-El resbaló ¿tu cómo ibas a saber que resbalaría?
-Basta... -camina hacía la cama y se sienta -Por favor vete.
-Aiden...
-Que te vayas -grita y señala la puerta.
Lo miro y comienzo a caminar hacía ella pero doy media vuelta y lo vuelto a tener frente a mí.
-No me iré Aiden.
-Por un carajo quiero estar solo -grita aún más fuerte sin recordar que los demás están durmiendo.
-Quiero que me lleves... -pienso en lo que diré -Quiero que me lleves a donde esparcieron sus cenizas -me mira confundido.
-¿Para qué quieres que te lleve?
-Me gustaría conocer a Eidan... -digo sin más.
Tomo la mano de Aiden y lo jalo hacía el ventanal.

Me despierto al sentir la luz sobre mi rostro, cuando abro los ojos la luz del sol inunda toda la habitación, observo el lugar en el que me encuentro y es la misma habitación que la de la noche anterior.
Doy un salto al escuchar un pequeño gruñido a mi lado y noto que en mi cintura reposa una mano, me giro y frente a mi tengo a Aiden.
Frunce el ceño y luego vuelve a su misma posición y aprieta un poco mi cintura como si me fuese a ir.
Después de que salimos de la casa Aiden me llevó a dónde estaban esparcidas las cenizas de Eidan, era un campo, un campo que a pesar de estar desierto y que fuera de madrugada lucía tan tranquilo y pasivo, sus árboles eran grandes, mucho más grandes que los que se encuentran alrededor de la cabaña, sus hojas eran aún más frescas, más verdes, más vivas; ese campo se sentía vivo. Caminamos durante unos minutos y llegamos al lugar donde realmente se encontraban todas sus cenizas, frente a mi se encontraba un árbol, creo que era el más grande de todos los que se encontraban incluyendo los de la cabaña, estaba repleto de unas flores color lila; bastante bonito. Nos sentamos al llegar al lugar y me dijo que ahí estaba él, después de contemplar a Eidan comenzamos a hablar Aiden y yo, de cosas triviales, de cómo era Eidan, Samantha y él cuando eran niños. Tuvimos un momento, un momento de convivencia sin confusiones, sin peleas, un momento tranquilo.

Regreso a la realidad al escuchar un pequeño estornudo, Aiden me mira y comienzo a reírme, él me sigue y no puedo dejar de verlo al momento de que ríe, su risa es tan bella, tan cálida. Se frota los ojos y su cabello es despeinado, se da cuenta de que aún no se separa de mi lado y al instante lo hace y se disculpa.

-No te preocupes -comienzo a reírme.
-Sera mejor que bajemos antes de que se den cuenta de que faltamos -se levanta de mi lado y comienza a caminar hacía la puerta.
-Aiden aguarda... -se detiene antes de girar la perilla.
-Dime.
-Realmente, ¿qué fue lo que paso con Dalia?...
Guarda silencio unos minutos y comienza a dudar en si debe decirme o no; comienza a caminar hacía mi y toma nuevamente asiento a mi lado.
-No nos entendíamos.
-Ok -finalizo y comienzo a caminar hacía la puerta, antes de salir Aiden me sorprende con una pregunta.
-¿Tú por qué estas con Zagh? -lo miro.
-Porque considero que es un chico que si vale la pena.

Boom, punto para mí.

Ojos color avellana ♡.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora