''Las autoridades no lograron llegar a tiempo, y tan sólo dos de las personas que se encontraban en el aula consiguieron salvarse. Ha sido un golpe terrible para el instituto de Fountain Hills, el cual ha perdido alrededor de cuarenta personas en el día de hoy, fulminadas por las llam...''
Decido despegar la mirada de la televisión en cuanto me doy cuenta de lo que la reportera está diciendo.
Han muerto cuarenta personas. Cuarenta compañeros, chicos y chicas de diecisiete años con los que he compartido años y años de clase.
Mi corazón se acelera con cada nombre que sale en la lista de fallecidos, con cada camilla que pasa con heridos, con cada enfermera pidiendo por ayuda, mientras que yo, después de haber sido envuelta en llamas, me encuentro aquí sentada en la sala de espera, con apenas un par de rasguños.
La culpabilidad resulta indescriptible con cada compañero gritando por el dolor que siente por las quemaduras; ''Esa debería ser yo''
Yo debería compartir el dolor que ellos están viviendo, solo porque también fue culpa mía que la mezcla explotase al igual que la de los demás, pero en vez de eso, el chico envuelto en llamas, aquel que parecía un mismísimo dios pasando entre el fuego, decidió salvarme a mí. Solo a mí.
El chico de piel grisácea tuvo algo que ver, y eso solo hace que me estremezca más en el sitio.
''No quiero hacerte daño, Malia. Bueno, en realidad sí, pero no lo haré hasta que ella lo diga''
Solo de recordar sus palabras me entran ganas de gritar, de vomitar y de correr a un sitio donde nadie más pueda encontrarme. Ese chico me dijo cosas muy extrañas, irreales, o eso parece. Pero después de lo de hoy, de ver su piel grisácea bajo la luz del fuego que apenas le rozó, después de ver cómo el chico de ojos castaños me cogía en brazos y me sacaba de allí pegada a su cuerpo, aquel que estaba compuesto de lo que parecían ser unas grietas de puro fuego, ya no parece tan irreal.
Debo estar volviéndome loca, debo estar cayendo en la locura, pero comienzo a tomarme en serio todo aquello que ha pasado, o que creía que estaba pasando durante estos días.
El cuervo reducido a cenizas, los dos hombres huyendo por la mirada del simple chico de seguridad, el coche siendo quemado de la nada (suponiendo una quema de las pruebas que podían incriminarme), la doctora siendo hipnotizada por el chico que ha protagonizado todo lo anterior...Todo se reduce a un elemento común, bueno, en realidad a dos; El fuego y el chico de ojos castaños.
Desde que él apareció, desde que de la nada empezó a aparecer en mi vida, todo esto comenzó.
Debo buscarle, encontrarle, y exigirle una buena explicación. Eso, o tal vez debería alejarme de todo aquello que esté relacionado con él y con el otro chico.
Pero no puedo hacerlo. Por alguna extraña razón, no consigo que salga de mi cabeza. No soy capaz de alejar la imagen de su torso desnudo, definido y musculoso, de sus ojos castaños, de su pelo perfectamente peinado hacia arriba...
Lo recuerdo a él, a su voz suave y ronca susurrar que me calmase, que dejase de gritar y que estaba allí para ayudarme. Su pelo acabado en llamas, saliendo de cada hebra de su cabeza, al igual que el fuego que salía por su piel.
''Es que es totalmente una locura''
—¿Malia?—La voz asustada de una anciana llega a mis oídos, dulce y suave como un baño de burbujas.—¡Malia, maldita sea! ¿Estás bien, querida?
Me levanto, ella se acerca y me coge de las manos para observarme a detalle.
—Sí, abuela. Estoy bien.
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HELLHOUND | Libro I ¡YA A LA VENTA! ©
RomanceLas puertas del infierno han sido abiertas. Todas las criaturas que han caído del cielo, y las que desde las más profundidades han regresado, tienen una sola misión. Pelo y ojos castaños, constitución aparentemente fuerte... ¿Por dentro? Está hecho...