XXIV

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Sus cosas le habían sido devueltas en el momento que había tomado las pocas cosas que tenía en la habitación, entonces se habían cambiado de ropa, por las próximas horas tanto Theo como Stiles iban a separarse ya que debían ir a lugares diferentes. Sería totalmente una locura, pero por primera vez en mucho tiempo, Theo deseaba ver a sus padres los había dejado para no cargar con culpas cada vez que los viera a los dos, pero necesitaba abrazarlos y decirles lo mucho que los había extrañado. En cuanto a Stiles, el teniente Mason se lo llevaría a su hogar mientras tanto para evaluar el comportamiento del muchacho el cual ahora por lo que veía el rubio era más radiante, era alguien diferente al chico que había conocido una vez que había entrado al reformatorio Eichen.

Ese era uno de los pequeños temores de Theo, ¿y si en realidad solo estaba fingiendo que era alguien completamente distinto? Tragó un poco de saliva con nerviosismo mientras salían juntos de aquel lugar hasta que los rayos del sol golpearon contra su vista, sintiendo entonces como sus ojos no se acostumbraban todavía a aquella luz, que hacía muchísimo tiempo Theo no la veía, con su mirada busco los ojos avellana de El Vacío (¿o debería solamente llamarle Stiles?) y tomó luego su mano. Aquel acto tomó por sorpresa al chico quien solo apretó un poco esta con su mano.

—Quiero que... esta persona que tengo en frente seas realmente tú, Stiles —susurró mientras disminuía el paso un poco hasta que vio como el teniente se alejaba hasta un auto, en ese momento ambos necesitaban espacio. El castaño se le quedó mirando sin soltarle la mano lo que hacía que el corazón de Theo latiera con nerviosismo—. Prometiste que intentarías hacer todo lo posible por salir de aquí, pero... ¿aún sigues siendo el mismo ser despiadado que eres cuando te conocí?

La mirada de Stiles no presentaba ninguna emoción, o algún cambio. Su rostro parecía como una estatua hecha de porcelana, solo hizo una pequeña mueca con los labios y con los ojos clavados en Theo que este no sabía que estaba a punto de gritarle, golpearlo o solamente reírse en su cara, sí, se sentía un poco inseguro por aquel chico nuevo que estaba parado en frente de él porque no lo conocía en absoluto, y a pesar de lo que sucedió hace tan solo algunas horas, desconocía los cambios o secuelas que eso pudo haber causado en él.

—Sé que algo cambió en mí, Theo, pero no sé exactamente qué es o cómo, pero lo único que tengo claro es que cuando te vi rescatándome de aquel lugar, supe entonces que las cosas ya no serían las mismas para mí. Había algo nuevo, como esperanzador pero no estoy muy seguro y es algo que quiero averiguar —dijo Stiles y para Theo aquellas palabras fueron casi como un gran alivio para él, era como si aquel chico que alguna vez se aprovechó de él se hubiera ido para siempre.

—¿Me llamarás? —preguntó Theo y a lo cual el castaño asintió.

—Pero no tengo tú número.

—Eso lo podemos solucionar.

...

Dejó el número de sus padres en el teléfono del teniente Mason mientras se habían subido los dos jóvenes al auto, Theo por supuesto en la parte de atrás mientras comenzaba a darle indicaciones a aquel hombre de la dirección de sus padres. Solo vivía a media hora de Eichen, por suerte, y en todo ese tiempo mantuvieron pequeñas charlas más que todo el teniente se iba a encargar junto con la Doctora Martin de evaluar la condición psicológica de Stiles y qué tanto le había afectado el lugar.

—¿No quieres unirte a la evaluación, Theo? —sugirió el teniente mirándolo por el espejo retrovisor.

Theo tragó un poco de saliva, no se encontraba seguro de si aceptar aquella petición aunque claro estaba que también necesitaba evaluarse sobre todo lo que había vivido y su experiencia en dicho lugar, eran tantos traumas que había vivido con todos los guardias e incluso con los mismos reos, una experiencia que no le deseaba absolutamente a nadie.

—Lo haré —aceptó finalmente con una sonrisa.

...

Al llegar hasta la casa de sus padres sintió como si el corazón se le encogiera en el pecho y sus manos temblaran, de pronto sintió las manos sudarles mientras se bajaba del auto despidiéndose con amabilidad del teniente Mason y no sin antes de besar nuevamente a Stiles, no sabía por cuánto tiempo no lo vería y aquello solamente le dolería. Apenas hace una hora acababan de terminar su infierno personal en Eichen y perderlo de nuevo sería algo con lo cual Theo no podría lidiar.

Observó entonces como el auto arrancó empezando a alejarse de donde él se encontraba parado y queriendo correr detrás de ellos, pero ahora necesitaba ver a sus padres y se dio la vuelta observando la casa la cual no había cambiado en todo ese tiempo, seguía pintada con el mismo color blanco brillante y la puerta era casi todo lo opuesto ya que estaba pintada de un azul cielo, junto en la entrada estaba la silla donde solía sentarse cuando se sentía triste de niño y al lado de estaba estaban algunas rosas que su madre había dejado ahí como un decorado. Una sensación de absoluta nostalgia pareció invadir su cuerpo y soltó un largo suspiro para finalmente avanzar hasta la puerta mientras sentía el corazón latir cada vez más fuerte y como sus manos temblaban. Subió las escaleras de la entrada y al estar frente a la puerta contó hasta diez mentalmente hasta acercar su mano a esta, la cual, le temblaba y golpeó dos veces esperando alguna respuesta.

La voz de su madre se escuchó al otro lado anunciando que abriría con un "voy" por lo que parecía como si la espina dorsal de Theo una descarga eléctrica hubiese pasado tensando un poco su cuerpo o ocultó sus manos en los bolsillos de su pantalón temiendo a que su madre se diera cuenta que estaba sudando. Ni siquiera sabía que le diría al verla, eso era lo único en lo que no había pensado y ya era tarde para arrepentirse y darse la vuelta, ya estaba ahí y no había marcha para atrás.

La puerta se abrió y al ver a su madre Theo sintió las emociones a flor de piel, apenas la mujer tuvo tiempo de reaccionar para verlo cuando ya el rubio sentía las lágrimas resbalar por sus mejillas antes todo el tiempo que se había ido.

—¡Santo cielo! Theo... ¿eres...? —La voz de la mujer tembló y solo el chico asintió con la cabeza—. Dios mío. ¡Robert, ven aquí tienes que ver esto!

—¿Qué es lo que ocurre? —Se escuchó decir al padre de Theo mientras este se acercaba y al ver a su hijo un gesto de asombro y sorpresa se asomó sobre su rostro—. Theo...

Theo se limpió las lágrimas antes de sonreír y poder hablar.

—Hola mamá, hola papá. Los extrañé tanto.

Insane [Stheo/Steo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora