Bajo la luz de las luciérnagas

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Que increible lugar habian encontrado por casualidad estos dos amigos hace una semana atras y que noche estaban preparando.

—¡Salgamos ya! ¡A buscar diamante!

Cantó alegre Mike caminando junto a Trolli rumbo al tan dicho lugar.

—¡No conformarnos con lo que hay delante!

Entre melodías y las luces naranjas del atardecer llegaron a la arboleda, traspasaron los arbustos y las ramas de los arboles hasta llegar al acantilado.

—¡Yo pongo la fogata!

—No quemes medio bosque por favor.

El cachorro miro un segundo a su dueño y se arrepintió.

—Mejor hazlo tú.

El mayor escuchó eso y soltó una pequeña carcajada dejando la mochila en el suelo; mientras Mike batallaba en colocar la tienda de campaña Trollino consiguio hacer una pequeña y segura fogata.

—Vamooos... ¡aja!

Cuando el perro logró armarlo todo soltó un sonido de victoria, pero al hacerlo uno de los tubos se salieron y tumbaron toda la carpa.

—¡Jopeee!

—Venga yo te ayudo, tú busca el chocolate.

—¡¡Wuu!!

(...)

—Ñam ñam, delicioso~.

Articuló Mike con los malvaviscos y el chocolate en la boca sonriente y feliz.

—Hace mucho que no comía chocolate.

Se acostó en la grama mirando al cielo estrellado, su dueño terminó su porción y se recostó a su lado.

—¡Mira! ¡Una estrella fugaz!

Una luz en el cielo se movía de forma muy extraña, tanto que nisiquiera llevaba un camino fijo.

—Eh... no creo que sea una estrella.

Habló el mayor, al decir eso notaron con más claridad a su alrededor muchas mas luces moviéndose, y ahi se dieron cuenta que no eran estrellas.

—Son luciérnagas...

Se escuchó la serena voz de Trolli en un suspiro de emoción, eran hermosas. Una de estas se posó en la nariz de Mike, haciéndole sonreir.

—¡Hola!

—Jaja.

Como buen cachorro Mike jugó con los pequeños animales de luz intentando atraparlos, su dueño estaba enternecido con la escena, se sentía feliz que a pesar de todo su mascota haya tenido las mismas energias y no ha dejado de ser quién es, un cachorro carismático y juguetón.

—Ough.

Los pensamientos de Trolli fueron interrumpidos por una picada de algún bicho en su espalda, con rapidez se paso la mano apartando lo que sea que estuvo ahi.

—¿Estás bien?

—Si si, nada importante.

Mike se acercó a Trolli juguetón estirando su cuerpo y luego abalanzandose sobre él.

—¡Guaf guaf!

—¡Hey!

Trolli aprovechó y como tenía más fuerzas que él lo agarró y lo puso en el suelo haciéndole cosquillas.

—¡JAJAJA, HEY!

Su risa vigorosa contagió a Trollino y ambos reian casi de igual forma, al cabo de unos minutos ambos se cansaron y se recostaron uno al lado del otro, no había más que silencio, pero no era un silencio incómodo, sino más bien era uno tranquilo donde los grillos y la corriente del rio era lo único que se escuchaba, un silencio que no se atrevían a romper.

Hasta que Trolli volteó la cabeza y vió a su mascota con los ojos cerrados y la respiración calmada, se levantó, lo tomó en brazos y se lo llevó a la tienda apagando la poca llamarada de fuego que quedaba.

Esa noche pudieron dormir en paz, sin los ajetreos de la urbanización en la que vivían, sin pensar en los problemas, sin pensar en nada. Solo ellos, juntos, siendo la carpa iluminada por esos tiernos animalitos de luz.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2021 ⏰

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[ One-shot Mikellino ]  Bajo la luz de las luciérnagas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora