Era un día soleado cuando Atyla fue despertada por su sirvienta, cada vez se acercaba más su cumpleaños número 17 y honestamente le daba igual dicha fecha.
- Despierta mi niña - dijo Jowey con una voz tranquila - debes bañarte, ya es tarde.
Le tomo unos minutos a Atyla pararse de la cama, una vez que lo hizo, Jowey la acompaño al baño para que empezara a desvestirse y se bañará de una vez, Atyla era una guerrera y a pesar de que en poco tiempo ella sería la heredera al trono ella no quería la Corona, prefería mil veces estar en el campo de batalla a estar en un baile con príncipes que ni siquiera conocía.
Su cuerpo no era delgado y delicado al igual que el de sus hermanas, ya que a pesar de que era atractiva físicamente, su figura era encantadora de una forma diferente, una vez que entró en la ducha y estuvo más despierta comenzó a hablar con Jowey.
- ¿Por qué me despertaste hoy?, pensé que hoy yo no tenia compromisos. -
- Eso pensé yo, pero a última hora el rey a pedido que te alistemos para salir. -
- ¿Salir?, ¿Salir a donde? - dijo Atyla confundida.
- El príncipe Omyle vendrá a verte, el rey quiere que te cases con el. - dijo Jowey con indiferencia.
- El sabe que no quiero casarme, no puede obligarme a hacerlo y menos con alguien que no conozco. - dijo frustrada.
- Cariño, se que no quieres casarte, pero haz un esfuerzo, he escuchado maravillas de ese príncipe y además aún falta 1 año para que subas al trono, puedes enamorarte en ese tiempo. -
- Te aseguro que no me casaré con el, no quiero que mi vida valla en ese rumbo, mis padres no respetan eso. -
- Solo se educada y trata al menos de ser su amiga, el es príncipe del reino vecino así que piensa que expandiría mucho la economía y las tierras. -
- ¿Que vestido me vas a poner? - dijo Atyla para cambiar bruscamente de tema.
- Estoy segura de que te va a gustar. -
El vestido de Atyla era de color dorado, con un poco de encaje de un tono más claro en la parte del busto y una falda promedio, tenía mangas largas y honestamente era un vestido hermoso. Una vez que ella salió de la ducha Jowey le puso el vestido con extremo cuidado ya que no quería arruinar los detalles de pedrería con los que contaba el vestido, entraron más chicas de la servidumbre para terminar de ayudar a Jowey a vestir a la princesa ya que aún faltaba que la peinaran y maquillaran.
Una vez que acabaron Atyla lucia simplemente hermosa, desde su cabeza descendía una hermosa cabellera dorada como el oro y sobre ella reposaba su Corona, a pesar de que era más pequeña que la de la reina no dejaba de ser hermosa, esta brillaba con los numerosos diamantes dorados que resplandecían con la luz del sol,los labios de la princesa fueron pintados de un leve color rojo y en sus mejillas resaltó un color rosado.
Sin duda cualquiera que la viera caería rendido a sus pies.
ESTÁS LEYENDO
ella
Randomyo la amaba, con todo mi ser, hubiera dado mi vida por ella... pero al parecer ella no hubiera hecho lo mismo.