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Capítulo treinta:

—¿Segura que no quieres ir con nosotros en el auto?

Jayden tomó su chaqueta y las llaves de casa, papá y mamá, como siempre, estaban en viaje de trabajo.

—No, estoy bien, de todos modos tengo que pasar buscando a Mika a su casa.

Asintió no muy convencido.

—Espero que no me estés mintiendo solo para ver a Colton. —rode los ojos.

—Como sea.

Me despedí con la mirada de mi amiga y luego simplemente me senté en el sofá frente al televisor de pantalla plana a esperar por mi cita.

Mentir me hacía sentir mal, pero si JJ no quería entender, no podía hacerlo cambiar de opinión.

—¿Hola? —contesté la llamada entrante.

—Estoy abajo, cariño. —sonreí y tomé mis cosas.

—Voy bajando.

Llamé el ascensor con un sentimiento de ansiedad en mi estómago. Quería verlo ya.

Dejé que mis zapatos resonaran en todo el piso de cerámica de la recepción, y le sonreí al portero, justo antes de salir.

Y ahí estaba.

Parado frente a su Jeep con la mano metida en los bolsillos, pantalones negros, camiseta blanca, chaqueta de jean, zapatos rojos. Se veía guapísimo.

Mi corazón empezó a volverse loco como de costumbre, y se aceleró más cuando sonrió.

—Te ves preciosa. —susurró como un niño travieso, pero no me jaló hacia él.

¿Soy yo o se ve nervioso?

—Tu tampoco estás nada mal. —cité recordando alguna película romántica, patética.

—Yo... uhm... —rascó su nuca sin dejar de mirarme.

Mi corazón no podía con tanto.

—¿Por que tan nervioso? —saqué fuerzas de donde no tenía para burlarme de él, aunque le temiera a la respuesta.

—Quiero hacer algo, pero no se si te molestará. —dio un paso más cerca de mi, ahora solo nos separaban unos cuantos centímetros.

—¿Qué?

—Cierra los ojos.

Tragando el nudo de emoción en mi garganta, hice lo que me pidió. Mi corazón late tan rápido que podría confundir todos los latidos con uno solo.

Sentí su olor inundar mi aura, sus manos rodear mi cintura y su pecho juntarse con el mío.

Jadee con sorpresa cuando sus labios me dieron un beso en la mejilla, luego otro más, luego otro, y luego otro, haciendo un camino hasta mi boca. ¿Iba a besarme?

Todo lo que había estado esperando, llegaría en cualquier momento.

—Lo siento por causarte problemas con Jay. —besó la comisura de mi labio. —se que odia vernos juntos. —besó mi nariz.

Suspiré.

—Está bien, me gusta la adrenalina. —susurré sobre su boca, sintiendo como sonreía.

—La tenemos difícil, pero no me voy a rendir, ¿bien?

Asentí, complacida de tenerlo tan cerca.

Abrí mis ojos para ver los suyos mieles y cariñosos, muy pocas veces veía a Colton de esta manera, frente a la gente se mostraba duro, coqueto e inalcanzable, pero conmigo... conmigo era otra cosa. Estas dos semanas me han demostrado que esto, es real.

—Quiero preguntarte algo.

—Dime. —subió una de sus manos hasta mi cabello y lo colocó detrás de mi oreja, haciéndome estremecer.

—¿Por que yo? —me miró sin entender. —tienes a tantas, ¿por que yo? No soy la más bonita, ni la más...

Sus labios callaron mis palabras de un golpe.

No fue apasionado, ni mucho menos fuerte. Fue un roce, un simple roce que me llevó hasta la luna, Marte y todos los universos alternos existentes. Mucho mejor que cuando lo soñé, llenándome de sensaciones indescriptibles que me hicieron llegar al cielo de un solo toque.

Mi piel se erizó, su lengua repasó mi labio inferior y luego lo mordió, solté un suspiro. Y poco a poco, fue separándose de mi.

Sentía que ya había vivido esto antes, lo sentía extraordinario, pero cercano, como si ya hubiese esperado que pasara.

—Quería hacer eso desde hace mucho. —confesó en un susurro. Tomó mi rostro con ambas manos e hizo contacto visual. —y contestando a tu pregunta... Nunca te hagas ver menos ante otras chicas, Olivia. Eres hermosa, eres inexplicable, tienes exactamente todo lo que me gusta. —acarició mi mejilla y mis ojos se empañaron de lágrimas. —¿recuerdas aquella vez en nuestra primera tutoría cuando te dije que me gustaban las pecas en las chicas?

Asentí riendo entre lágrimas, recordando que me había puesto nerviosísima.

—No mentí, quería llamar tu atención, pero me di cuenta que para hacer que te fijaras en mi no necesitaba hablarte como a cualquiera, tenía que demostrártelo. —limpió las gotitas que bajaban por mis mejillas. —se que posiblemente vaya a cagarla muchas veces, estoy acostumbrado a un ritmo de vida donde no me preocupan los sentimientos de los demás, eres inteligente y tengo miedo de hacerte daño, pero desde que te conocí ya no recuerdo como era antes, haz curado heridas en mi que no sabía que tenía y todo sin esforzarte, y no me había dado cuenta hasta que te vi corriendo hacia mi el día que todo salió mal, supe lo que sentía y es verdadero, puedo asegurártelo.

En algún momento de todo su discurso las lágrimas habían parado de caer, simplemente lo había estado mirando mientras hablaba. Cada vez que lo escuchaba tenía el poder indescriptible de calmarme y hacerme sentir segura, bien conmigo misma, especial, querida.

Colton Williams estaba colándose muy dentro de mi, más rápido de lo que debería.

—Quiero ir lento, quemar las etapas y hacer cambiar a tu hermano de opinión sobre mi, quiero que veas que si puedo ser diferente, callarle la boca a las personas del instituto, demostrarme a mi mismo que si puedo volver a ser el de antes... —acarició mis pecas con delicadeza. —¿me dejas?

Tragué fuerte y subí mis manos hasta su rostro.

¿Lo dejaría entrar?

***

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23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora