El viento sopla anunciando la lejanía del Santuario, donde estamos tu y yo, en silencio, escuchando el sonido de ese viento melancólico, lleno de nostalgia, sensaciones, recuerdos, recuerdos, tal vez contados con la palma de la mano pues nuestras vidas, a pesar de pertenecer al mismo ejercito de Athena y ubicarnos en el mismo Santuario, nuestros niveles se asimilaban como la luna y el sol, Tú un sol brillante, orgulloso, dorado, con un poder incomparable capaz de acabar con todo un ejército con tan solo mover una puño, cual León orgulloso de pertenecer al selectivo grupo de los 12 hombres comparados con los dioses, y luego, yo , el otro extremo, la luna, con una máscara blanca cumpliendo su propósito de no expresión ni sentimientos, dependiente de mi propia fuera y poderes para hacerme respetar, recibiendo ordenes desde la árida tierra, emitiendo una ligera luz plateada, fría, que se ocultaba discretamente casi todos los días por la mañana, solo para escuchar el sonido de unos pasos firmes, seguros y emitiendo esa luz dorada , el sol salía para mí, pero solo por un breve instante ya que tenía que alejarme y correr a donde debía estar, alejada de esos espacios de los santos dorados y entrenar a ese niño aprendiz de santo, ese niño que años después te haría frente un par de ocasiones en brutales batallas, si hubiera sabido que mis entrenamiento serian un arma para lastimarte, solo los dioses saben que pasaría con ese pequeño Seiya..... "¿Sabes?, ahora que tomo tu rostro, ¿se me viene ese recuerdo de la última vez que me oculté para verte salir, ¿lo recuerdas verdad?, escuchaba tus pasos y estaba por asomarme cuando en cuestión de segundos sentí una mano en mi hombro. – Sabes que es de mala educación esconderse sobre las sombras sin decir los buenos días?...
Solo quede paralizada sin saber que decir o hacer, la única vez que agradecía portar esa horrible mascara para ocultar mi asombro, rubor y mis labios sin saber que decir, me habías descubierto, pero además, estabas a unos cuantos centímetros de mí, y entonces pude admirar esos ojos eclipsantes, un rostro masculino perfecto, tu cabello brillante, es bien sabido que los 12 son admirados además de su poder por su belleza, pero en ese instante solo eras tú, el sol que alumbraba mis días, lo tenía justo a mi lado,
- Te he visto todos los días aquí por las mañanas Marín de Águila" ... ¡Dioses! ¡Mencionaste mi nombre! Sabías quien era, aunque bueno, es verdad que en algunas ocasiones hemos coincidido en entrenamientos, siempre mostrabas indiferencia y por lo general alejado de todos, evitando inclusive a tus mismos compañeros dorados, las razones, después las supe...
- Oye ¡Marín!, - Apenas regresaba de mi trance cuando te acercaste más a mi oído para susurrar: – Escucha..., si te ven merodeando por aquí, te matarán, tengo muchos ojos a mi alrededor y no quiero que te lastimen por mi causa"- Entonces vi tu mirada, suave, melancólica, de un chico preocupado, el sol se había nublado por instantes, tenías razón, así que sin decir aun ni palabra, me di la vuelta y prometerme a mí misma no volver a pisar un sol tan lejano para mí;
No fue hasta después de un tiempo, que me encontraba en mis terrenos de entrenamiento, envuelta en mis pensamientos, en aquel sol que aun tenia los efectos del encandilamiento, pero que tenía que continuar con mis deberes de un Santo de plata, cuando sentí un cosmo conocido y poderoso, ...
- "Marín! – Apenas si mire de soslayo y eres tú sentado, sonriente, tranquilo, pero con esa aura dorada que jamás olvidaría; - "Santo de Leo, que le hace venir a este lugar de entrenamiento?" - apenas estaba por hacer la reverencia de respeto que se nos indicó debíamos presentar a los 12 santos, cuando te levantaste y me tomaste de ambos brazos, - No, por favor, no hagas eso, ya debes saber mi nombre, así que te pido que dejemos esos protocolos, -
- Lamento mis acciones días pasados al mirarlo tras las paredes por las mañanas-
- Tranquila, Marín, sabes, ya me había acostumbrado a sentir tu cosmos cálido todos los días, y ahora lo extraño demasiado, es por eso que estoy aquí, vine aquí, para que me permitas verte todos los días, y darte los bueno días si me lo permites- Solo quería abrazarte y gritar Sí Sí Síii mi sol ¡!!, pero mi mascara detuvo esas infantiles reacciones así que solo asentí
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MIS RECUERDOS CONTIGO
RomanceMarín narra sus recuerdos junto a su amado León y los momentos en que llegaron al amor. (oneshot)