Capitulo 8

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—¿Agradecida? —Se atragantó _________—. ¿Agradecida por tener oportunidad de compartir a mi esposo con otras cuantas mujeres?

—Perdona, pero me parece muy interesante que seas tan apasionada. Jamás lo habría dicho. Eso explica muchas cosas —comentó James mirándola intensamente—. Sin embargo, quiero que sepas que no me gustan las mujeres celosas y tus celos son ridículos dado que la mujer que lleva mi alianza eres tú.

—No estoy celosa. Para estar celosa, primero hay que querer a alguien y yo no te quiero en absoluto.

Lo había querido, era cierto, pero las cosas habían cambiado. Cuando había estado enamorada de él, sonreía sin parar ante la idea de que se iban a casar, pero todo había resultado ser una fantasía de niña pequeña. La realidad había sido completamente diferente.

—Para que lo sepas, no me sentí celosa sino humillada en público. ¿Qué querías que hiciera? ¿Querías que me quedara tan tranquila viendo cómo un montón de mujeres babeaban ante ti? ¿Y yo me tenía que sentir bendecida porque me hubieras elegido? ¿Esperabas que te compartiera con las demás con una gran sonrisa porque yo era la elegida?

—Te estás poniendo histérica.

—No, de eso nada. No me estoy poniendo histérica en absoluto. Estoy diciendo las cosas tal y como son por primera vez en muchos años —contestó _________.

Le daban igual las consecuencias de no guardar silencio. ¿De qué le había servido el silencio?

—Contéstame a una pregunta. Si querías estar con esa rubia, ¿por qué no te casaste con ella y punto?

—Leonora es estadounidense, así que no habría sido una esposa apropiada y, además, es empresaria y muy independiente.

—¿Qué tipo de respuesta es ésa? —Se indignó _________—. Lo que quieres decir es que no quiso casarse contigo, así que te buscaste a una chica siciliana tonta e ingenua que resulté ser yo. Pero deberías haber recordado que mi madre es inglesa, lo que quiere decir que mi sangre siciliana está diluida. Cometiste un gran error al casarte conmigo, James .

—Yo nunca cometo errores. Sin embargo, tú cometiste uno enorme al irte en el día de nuestra boda. Menos mal que has vuelto. Esto significa que podrás empezar a pedir perdón. He decidido ignorar que ya no eres virgen. Si juegas bien tus cartas, puede que incluso te perdone.

_________ se quedó mirándolo con frustración. Aquel hombre no creía haber hecho nada malo. Maslow estaba tan acostumbrado a tratar a las mujeres de mala manera que no se había dado cuenta de que había otra forma de hacerlo. Aquel hombre era exactamente igual que su padre. Para él, una esposa era la mujer que se quedaba en casa mientras él se iba de fiesta con otras.

—Seguro que has encontrado a más de una que te haya consolado en este tiempo —comentó con un nudo en la garganta.

¿Por qué le importaba? ¿Por qué le afectaba tanto que su boda no significara nada para él? Todo había terminado. Su matrimonia había terminado y lo único que sentía por él era desprecio.

—Accediste a casarte conmigo. Era lo que querías.

—Eso fue antes de saber la verdad sobre ti.

—¿A qué te refieres?

_________ dudó, completamente avergonzada de su ingenuidad, pero decidió ser sincera.

—Mi padre y tú me engañasteis, me tratasteis como si fuera un mueble. Negociasteis a mis espaldas. Me hiciste creer que yo te interesaba, pero no era así. Jamás pensaste en mí. Jamás pensaste en lo que yo quería ni en lo que necesitaba.

—Muchos matrimonios surgen así. Nosotros nos conocíamos. No olvides que pasamos mucho tiempo juntos. Pasamos muchas horas conociéndonos mutuamente —contestó James David Maslow haciendo hincapié en las últimas palabras 

Sin noche de bodas [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora