Todavía recuerdo el día en que te llevamos a casa. Eras una pequeña bola de pelo con manchas negras y naranjas. Mamá y papá iban en los asientos de delante del coche y yo te llevaba encima de mí. Estabas dormido y a veces te estirabas. No eras más largo que mi fémur. Paramos en un centro comercial para comprarte a ti, el nuevo rey de la casa, una camita y comida.
Cuando por fin te llevamos a casa, hasta las torres más grandes de hielo se derritieron ante tu presencia. Cabías en una de aquellas baldosas de la cocina. Eras una cosita tan achuchable...
Pasaron los meses y fuiste creciendo. Te convertirte en un perro juguetón y alegre. Fuiste el mejor compañero de aventuras que pude tener. Fuiste el apoyo que toda la familia necesitó en momentos difíciles. Fuiste el salvador de una abuela con alzheimer, la pizca de esperanza de un padre al borde un ataque de nervios, el protector de una madre demasiado buena y el hermano postizo de una niña ensimismada.
Contigo siempre se podía contar. Tú estabas ahí para secar las lágrimas con tu hocico húmedo. Te tumbabas al lado del enfermo para cuidarlo. Dormías las largas siestas de verano en el sofá o en la cama. Dabas los buenos días saltando como un loco entre las sábanas.
Los años pasaron y tú viste diferentes etapas de nuestras vidas. Cambios importantes que si ti habrían sido más difíciles. El tiempo corría más rápido para ti y el peso de la edad te acabó alcanzando. Te volviste un viejito al que le costaba subir a la cama. Ya no podías caminar tanto como antes. Ya no saltabas efusivamente. Ahora disfrutabas de una vida de jubilado junto a papá y mamá.
El día que llegó tu fin todos tuvimos la suerte y el gran honor de despedirnos de ti. Sé que tú también lo hiciste. Sabías que el final estaba cerca. Todo pasó muy rápido y en el fondo me alegro. No tuviste que sufrir mucho. Nos dejaste y quedamos rotos por dentro. Hasta papá sintió tanto tu muerte que decidió hablar con el pájaro.
Puedes irte tranquilo amigo mío. Hiciste ya tu cometido. Nosotros no tenemos ninguna queja de ti. Fuiste un miembro más de nuestra acaudalada familia y eso nunca podremos olvidarlo. Espero que te hayas reencontrado con todos los familiares que nos esperan ahí arriba y que estés ahora mismo en brazo de la abuela cuidandonos.
Te queremos mucho Lucky.
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El rincón de los gatos negros
Short StoryMás de 30 relatos cortos esperan a ser leídos por un apasionado de la literatura y del arte de lo lúgubre. Cada una de las historias es distinta a la anterior. Amor, soledad, muerte y crueldad son muchas de las preocupaciones del ser humano que se e...