IV

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IV

Me temo que cuando algo está verdaderamente perdido, uno nunca podrá recuperarlo.

IV

—Que pena no ver al conde, pero fue divertido estar en la mansión, con todos ahí . —comentaba la pelirroja niña mientras lavaba los platos.

Isabella le miró sonriente y Gilda terminó de secarse las manos.

—Más importante que eso, que pena que no le echaras un vistazo. Ni a él ni al señor Michaelis. —susurró la de pelo verde con una sonrojo en su rostro infantil.

Krone, que estaba ordenando los vasos al otro extremo, soltó una carcajada que podría escucharse hasta en Irlanda. Gilda dio un pequeño salto en su sitio.

—¡N-n-no es para reírse!

—¡Por supuesto que no! —exclama la morena—¿Y quien te culpa? Hasta yo quiero darle a ese bizcochito un buen—

—¡Ejem! —carraspea Isabella de manera súbita y luego mira a su colega—Hermana Krone, creo que vi que aún quedan sábanas afuera.

—¿He?, pero si no… —observa la mirada amenazante de la mayor, de esas que congelan. —¡Ah, sí, creo que sí! ¡Iré a ver, Gilda acompaña a Nana!

—Eh, pero… —no terminaba de negarse porque la fuerza de la mujer le arrastró hasta el patio de atrás.

Emma soltó una risotada.

—Nana Krone es muy chistosa. —comentó alegre a su mamá, quien suspiró resignada—. ¿Qué crees que quiso decir con eso?

—Quien sabe, ni yo le entiendo a veces. —dice Isabella, dejando los platos en la alacena—. Así que no lograste ver a lord Phantomhive .

—Nope. —la pelirroja ayudó con la vajilla—. Pero bueno, casi siempre está en su oficina, debe tener deberes. —se encogió de hombros.

Isabella no habló, sólo observó como su hija mayor miró hacia la ventana, afuera le esperaba el paisaje nocturno a la luz de unas cuantas lámparas.

—Jamás vi a un conde de su edad… —dice al aire, y de repente un pensamiento traicionero pasa por su cabeza.

Él sería igual…Él sería idéntico. “—suelta su conciencia y Emma frunce los labios para hacer una sutil sonrisa. —”Solo que con más tiempo libre…”

Recuerda su voz, sus formas, su cabello gris, la sonrisa que le daba cada vez que se veían ; también recuerda la vez en la que estornudo tanto que le salió mocos enormes por su nariz, o cuando empezaba  a toser más de la cuenta de tanto haberse reído.

—Querida.

La niña salta sobre su sitio, encontrándose con el rostro sereno de Mamá. Ella sonreía con la misma calidez a la que se habían acostumbrado, y sin embargo le costó mucho enfocarse en sus ojos violetas.

—Te faltó uno. —señaló la mujer, antes de retirarse a atender a los más pequeños.

Emma mira el plato que aún no terminaba de enjuagarse y se apresuró a hacerlo con más velocidad. Era una mejor idea prestar atención al jabón sin salir en vez de memorias que no requerían de mucha importancia.

***

La noche cae sobre la lúgubre mansión, Ciel había terminado su relajante baño después de un día de labores. Sebastian aún lo bañaba, pero el noble había comenzado a secarse por sí mismo y a arroparse por su cuenta.

Se puso el camisón de dormir, pero a medida que lo hacía observaba las cicatrices que le habían dejado sus días de cautivo. También aquel sello de fuego aún marcado en su piel, como si se tratase de un animal.

Lamentablemente habían imperfecciones que nunca saldrían de su vida.

Después de eso camino hacia su espejo, quitándose el parche oscuro, y dejó salir aquella luz violácea de su ojo izquierdo. Era intensa, llamativa, y parecía quemar con sólo verla directamente.

Era la marca que lo definía como presa del demonio, y estaba bien con eso, porque todo sirviente merece un pago por su buen servicio y hasta ahora no habían tenido errores.

Sujetó otro parche, uno que era blanco y especial para dormir ; era mucho más cómodo que el otro, pero a Ciel no le terminaba de convencer.

El niño caminó hacia la ventana de su dormitorio, observando el inmenso paisaje. Sus jardines, sus terrenos, el cielo totalmente oscuro y donde sólo se escuchaba el sonido de las lechuzas.

Se relajó un poco, al caer de la noche siempre solía divagar en las distintas formas en las que humillaría a quienes le quitaron todo; pero esta vez no fue así. Solo observó las casas, las áreas verdes, y la gran casona que podía ver en la distancia.

Desde lejos podía apreciar que se trataba ni más ni menos que Grace Field, el orfanato con más calidad en el condado.

Colocó una mano sobre el vidrio y pensó que justamente hoy habían ido a la residencia tres de los huérfanos, incluyendo a la de pelos revueltos, Emma.

Se la podía imaginar haciendo berrinches o algún tipo de escándalo, ella nunca se quedaba quieta en lo que era capaz de recordar. Aunque no era la clase de cría que iba por la vida haciendo líos y escenas ridículas.

Un sonido lo trajo de vuelta a su realidad, cuando vio al mayordomo negro plantado en la puerta de su habitación, con una sonrisa imperturbable y un candelabro en su mano izquierda.

—¿Necesita algo, joven amo?

Ciel frunció el ceño, volviendo a su pose natural.  En momentos como aquellos no me gustaba ser interrumpido por otra persona, ni aunque esta se tratara de su demonio.

—No, ya vete.

Notas de autora :

¿Esa imagen de arriba son Ray y Sebastian?... Seh, y si, para mi Roy Mustang o Sebastián podrían ser padres excelentes para Ray.

Si quieren poner Insinuaciones de otras parejas, pueden hacerlo sin ningún problema. El tema es que a Emma y a Isabella ya les tengo "ships" destinadas (de Emma es obvio pero... Quien será la ship para Isabella? Quiero ver con que me sorprenden). Puede ser crossover o no se, de todos modos me gustaría poner algo de Insinuaciones de otras ships a pesar de que esto es más drama y misterio que otra cosa.

Nuevamente muchos saludos!

No eres él [Black Butler/The promised neverland] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora