Capítulo 10 - La Bestia.

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EPISODIO 10: La Bestia

"Para comenzar debo hacer referencia a mi nacimiento, a los pocos días de nacer fui mordido por un enorme lobo denominado por los antiguos como "La Bestia". Mi padre, un respetado médico de París, me llevó a todos los médicos conocidos de París, a los mejores del mundo, incluso a los curanderos. Solo uno de ellos, un respetado curandero de la India le dijo a mi padre que mi enfermedad no podía ser curada, había sido mordido por la Bestia. Ahora era inmortal. Tras aquella noticia desalentadora que terminó por hundir a mi padre en la desesperación por no poder curarme siendo él médico, habiendo creído siempre que podría curar cualquier enfermedad, y ahora no podía ni tan solo curar la enfermedad de su propio hijo...

Fue en aquel entonces cuando mis padres mandaron construir este castillo, un lugar en el que pudiese correr a mis anchas sin poder hacer daño a nadie. Una vez terminado este castillo, mi padre, con la ayuda de aquel respetado curandero Indio embrujó la casa, de tal modo que nadie pudiese encontrarla excepto yo y aquellos que me juraran lealtad, o aquellos que supiesen como hacerlo, nadie sabía de dicha forma, excepto mi padre y yo.

Otorgó a la casa medidas de seguridad dignas para alejar a los curiosos y la embrujó para que los que la habitasen no pudiesen morir, y en el caso de que fuesen mordidos o heridos la casa los sanaría rápidamente. Mi padre tomó medidas pues hasta que encontrase el antídoto ellos serían vulnerables.

Dotó la casa con escondrijos y pasadizos para que pudiese salir de la casa sin dañar a mi hermana menor y a mi madre, ellas no sabían qué clase de enfermedad tenía, solo mi padre era consciente de ella.

En aquel entonces mi padre se encerraba en el castillo día y noche buscando una cura para mí, Pero yo en aquel tiempo era joven e irresponsable, ni siquiera me importaba combatir o no la enfermedad, tan solo estar cerca de los míos era mi anhelo, y poder salir al bosque era mi pasatiempo favorito, aunque mi padre me lo había prohibido, aunque en ocasiones me regañaba por ello, yo era feliz con aquello, era feliz con mi vida. A pesar de ser un peligro para los que me rodearan yo era feliz.

Todo sucedió una calurosa noche de verano, una de esas noches en las que debía convertirme en una terrible y maléfica bestia, esa noche cometí un error imperdonable: Fui descuidado, todo lo descuidado que un joven de 16 años puede ser. Esa noche la luna era perfecta para mí, tras abrir la verja para salir al bosque a cazar, matar, despedazar a aquellos lobos feroces que tanto me temían, debí haber obedecido las reglas de mi padre, debí haberme quedado en el castillo esa noche.

Esa noche mi hermana pequeña salió en mi busca por aquella verja, aquella verja que yo mismo había dejado abierta en mi intento de ser libre en la oscuridad de la noche. Un tiempo después mis padres también abandonaron la seguridad del castillo y corrieron despavoridos tras mi pequeña hermana al descubrir que había abandona el castillo corriendo tras de mí.

Ellos estaban indefensos en el bosque oscuro, y yo era una bestia preparada para matar, hambrienta, deseosa de carne jugosa y fresca..."

En ese momento Rosalie miró al amo mientras tapaba su boca, esperando lo peor, sabía que el hombre de un momento a otro le anunciaría algo terrible, pero por alguna razón no tenía fuerzas de rogarle que parase, por alguna razón quería escuchar aquella temible cosa, aquella cosa que haría que se alejase de él para siempre.

"A la mañana siguiente desperté en el bosque sobre la fría hierba junto al cadáver de mi familia, mis ropas, mis manos, mis labios... estaban teñidos de sangre, mi boca aún sabía a ella. Yo... había ... devorado a mi familia, los había asesinado" – Aclaraba el hombre mientras Rosalie le miraba temerosa de que aquella bestia pudiese saltar sobre ella para devorarla de la misma forma que lo había hecho con su familia tiempo atrás.

- No puede ser...- profirió la chica mientras mantenía las manos tapadas sobre su boca, intentando dar crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar. En aquel momento se encontraba frente a la Bestia incapaz de alejarse de ella, de un momento a otro aquel ser podía abalanzarse sobre ella devorándola pero ella se notaba incapaz de mover un solo músculo del cuerpo.

- Soy un monstruo.- determinó el hombre con su rostro triste.- y más en aquella época, en la que era tan joven, en la época en la que no lo controlaba tanto como ahora.

- ¡No!.- le contradijo la chica mientras le miraba y bajaba sus brazos, recién ahora comprendía que a pesar de todo él era humano, a pesar de todo él había cambiado, y ahora no haría daño a nadie más.- Tu... tu... me salvaste. Pudiste haberme devorado, pero... no lo hiciste.- le informaba la chica mientras se acercaba al amo acortando la distancia.

- Sólo ahora descubrí que era lo que mi padre había querido decir cuando dijo que debía controlar mi parte humana para dominar a la Bestia.- explicaba ante unas expectantes mujeres.- No puedo hacerte daño porque te reconozco en mi corazón humano.- y dicho esto volvió a encerrarse en su pasado, si hubiese sabido que podía hacer aquello antes, que las palabras de su padre eran ciertas, podía haberlo controlado antes, podía haber evitado tantas muertes, empezando por la muerte de sus padres.- Si hubiese comprendido antes estas palabras mis padres no estarían muertos ahora.

- Tu... no pudiste haberlos matado... tu... no puedes ser un asesino.- comentaba la chica, sin poder creer todavía que el amo era un monstruo.

- Soy un monstruo Rosalie...- puntualizó el hombre mientras la miraba delicadamente, pero la chica no estaba dispuesta a escucharle, no esperaba que el fuese un asesino, a pesar de todo no esperaba que fuese una mala persona.

- ¡Mientes!.- le espetaba mientras rompía a llorar para correr escaleras abajo hacia la salida del castillo, hacia el bosque oscuro.

- Rosalie...- intentó llamarla la señora Depuá, pero la joven ya se encontraba demasiado lejos como para detenerla.

- Déjala ir Rosa, esto debía pasar.- y dicho esto el amo salió de la habitación dirigiéndose hacia su estudio, debía recobrar fuerzas y pensar en todo lo sucedido mientras miraba al fuego, mientras pensaba en la muerte una vez más, solo así podría ordenar sus pensamientos, solo así el castillo le perdonaría su atrevimiento por haber desvelado su secreto de nuevo.

Continuará...

El Castillo Triste | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora