La biblioteca ofrecía la presentación de un libro de un escritor joven. La historia iba de romances adolescentes y dramas existenciales. Al observar al escritor tan feliz por sus logros sólo podía pensar en que eso algún día me pasaría a mí, que cumpliría mis metas y todos estarían contentos por mis logros. Pero soñar no costaba nada.
Mientras ordenaba la nueva tanda de libros de teatro que habíamos recibido ese día escuché una conversación.
-Quiero advertirle, quiero decirle que se cuide que no confíe demasiado en las personas. Aún no aprende.
-No debes interferir, va a sospechar.
-Todavía la quiero y aún siento que es mi amiga y se lo debo.
-No le debes nada.
-Yo así lo siento...
Luego recordé que mi jefe me dijo muchas veces que no debía oír conversaciones ajenas, porque dado mi historial es algo que hacía constantemente. En mi defensa soy alguien que se distrae fácilmente y no puedo culpar a la gente por hablar cerca mio. No puedo sólo oír mis pensamientos todo el tiempo, es aburrido.
En cierto punto me parecía absurdo mi pensamiento, pero a veces hacía eso de auto justificarme por mis acciones. Era como tener una batalla interna o algo parecido.
Al terminar de colocar los nuevos libros en los estantes, levanté las cajas del suelo y me dirigí al depósito. Cuando pasé cerca de los clásicos no pude evitar detenerme ante el ejemplar de Cumbres Borrascosas y acariciarlo como si fuese lo más preciado de toda la biblioteca. Lo abrí y sonreí recordando el momento en que conocí a Tomás. Cerré los ojos y negué con la cabeza. Era demasiado bueno para ser cierto, me empeñaba en creer que podríamos estar juntos, pero era casi imposible. Ni si quiera tenía su número o su apellido para buscarlo en las redes sociales. Coloqué el libro en su lugar y pensé "Tal vez en otra vida".
Mi turno estaba a punto de terminar, pero antes de cruzar la puerta la vi.
Andrea.
Me quedé congelada sin saber qué decir, hacía mucho tiempo que no nos veíamos. No sólo eso, no habíamos cruzado palabra desde que pasó lo del departamento un año y medio atrás. Me sentía extraña, con una mezcla de sentimientos encontrados. Tantos recuerdos pasaban por mi mente y casi tenía que esforzarme para contener las lágrimas que amenazaban con escapar de mis ojos.
Luego de dos minutos debatiendo conmigo misma le dije.
-¿Qué haces aquí?
-Vine por unos libros y ¿tú?
Se la notaba nerviosa, diferente, distante.
-Trabajo aquí hace algún tiempo. No es el mejor trabajo del mundo pero es algo.
-Me alegro por ti.
No pude contenerme y mi boca habló antes de terminar de procesar y ordenar mis pensamientos.
-¿Aún la sigues viendo?
-No como antes.
-Eso quiere decir que aún te maneja a su antojo.
-Sabes que no es así.
-Sé perfectamente lo que verla y hablar con ella significa. Lo padecí en carne propia.
Sonrió y sentí su sonrisa llena de sarcasmo, lo que confirmé con lo que dijo a continuación.
-Veo que tus heridas no sanaron del todo.
-Ya no pienso en lo que pasó si a eso te refieres.
-Creo que no se nota.
Suspiré agotada. En parte tenía razón, pero no era algo que estaba dispuesta a reconocer en voz alta.
-Sólo quería decirte que tengas cuidado.
-¿Por qué debería tenerlo? ¿Ella te dijo que me dieras un mensaje?
-Sigue enojada por lo que pasó.
-Ya dije una y mil veces que lo que pasó no fue mi culpa. ¿Acaso no lo entiende?
-Está enojada, yo en tu lugar tendría cuidado de ahora en adelante. Sabes que es capaz de cualquier cosa.
-Un gusto verte de nuevo, pero tengo que irme.
Di media vuelta en dirección a la puerta con la intensión de irme y terminar con el día tan agotador, pero algo me detuvo.
-Prométeme que vas a ser cuidadosa, no confíes en nadie.
Su cara estaba teñida de miedo y preocupación. Por primera vez en mucho tiempo tuve miedo y sabía que Andrea tenía razón. Ella era capaz de cualquier cosa para cobrarme antiguos favores.
Me fui sin responderle, porque sabía que la mantendría al tanto de mis movimientos y no quería parecer débil o asustada. Si ella quería jugar entonces el juego había comenzado.
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No hay edad para el amor. (Completa)
Teen FictionLlega un momento en tu vida donde te preguntas por qué pasan las cosas, por qué hacemos lo que hacemos, y el por qué de tantas cosas sin sentido. Estaba a punto de cumplir veinte años y sólo tenía miles de preguntas sin ninguna respuesta. Cansada d...