Nota: Hola, mi cuenta Trinity_06 fue borrada, por lo que cree una nueva y me encargaré de resubir lo que pueda.
Gracias por tanto amor.
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Min YoonGi era un Omega dueño de un carácter especial. Huraño, un poco egocéntrico, y sobre todo muy mandón para ser un Omega, lo que solía causarle muchos problemas, porque se suponía que debía de ser obediente y atender a su pareja, pero él no, desde el día en que el aroma del Alfa NamJoon llegó hasta él, le había dado órdenes y tratado como quiso. Por suerte, NamJoon era alguien paciente, y siempre estaba cumpliendo todos sus caprichos.
La verdad, para ser Alfa, NamJoon era un poco torpe, y por ello solía agradecer con el alma que su Omega no se hubiese marchado el día que casi rompió y tiró la casa abajo.
Sin embargo, ahora, YoonGi no sólo era el típico Omega de siempre, sino que era un Omega en su tercer mes de gestación, lo que básicamente significaba un mix especial de hormonas revolucionadas.
NamJoon aprendió rápidamente a dejar que él organizara todo, sólo una vez le dijo que las hormonas le tenían loco, en consecuencia, el Alfa durmió tres días afuera, en su forma de lobo y envuelto en sí mismo contra la puerta de entrada.
YoonGi sabía muy bien que a nadie en su sano juicio le gustaba verlo enojado, por lo que si él se despertaba a las dos, a las tres, o a las cuatro de la mañana, o la hora que sea, con un antojo, y exigía querer eso, su Alfa debía de ir a buscarlo.
—¡Y pobre de ti si no vienes con lo que tus hijos y yo queremos, NamJoon! —le amenazaba con una mano sobre su vientre y la otra apuntándole con el dedo —Ahora anda, ve.
Al correr los días, y los meses, lo antojos de YoonGi fueron cada vez extravagantes y su humor muy especial. Verse al espejo, descubriendo cada vez más grasa en sus mejillas y una panza que empezaba a crecer, le alteraban, y toda su frustración recaí sobre su pareja. Afortunadamente, NamJoon era un tipo con una paciencia de oro, y siempre callaba ante todos los regaños de su Omega para luego abrazarlo y decirle palabras lindas y cursis que YoonGi jamás se atrevería a decir en voz alta que le gustaban.
Esa noche, YoonGi despertó a las dos, ya que sus tres cachorros, según la doctora que le atendía en el pueblo, se estaban estirando en ese poco espacio que tenían que compartir. Y otra cosa más surgió, un antojo, el más raro hasta el momento.
—Tengo que despertar a su padre para que vaya a buscarlos —Les habló a sus hijos mientras acariciaba su ya muy notable vientre —¡NamJoon, despierta! —Gritó, dándole un manotazo a la cabeza de su pareja.
NamJoon se despertó de inmediato, como si fuera un lindo perro amaestrado.
—¿Qué, qué? —Preguntó, sentándose derecho y mirando al omega.
—Queremos frutillas, budín con chispas de chocolates y galletas... —YoonGi enumeró una lista larga de marcas de galletas que amaba. NamJoon podía ser torpe y patoso, pero su memoria era excelente, por lo que no se preocupó por anotarle nada. —Ahora, ve. ¡Ve, NamJoon!
Ellos vivían apartados del pueblo donde habitaban más humanos que cambia formas, ya que a YoonGi le gustaba más estar lejos de la civilización humana, pese a que ahora la humanidad conocía su existencia y la convivencia era amistosa. Viejas costumbres tal vez, pues el Omega solía vivir en una comunidad solo de lobos. Además, la pequeña manada que NamJoon había formado antes de conocer a YoonGi (conformada tan sólo por su hermano, TaeHyung) se vio disuelta al encontrar su pareja y empezar una vida con ella en el pueblo.
—¡NamJoon! ¿Qué haces todavía dentro de la casa?
***
NamJoon, un Alfa, bajó del auto estacionado frente al mercado de 24 horas. En ese momento eran exactamente las tres de la mañana, y el frío de pleno invierno le golpeó con fuerza. Sin embargo, NamJoon no había tenido más opción que adentrarse al pueblo ¿Por qué? Sólo había una respuesta: Su omega embarazado de tres meses, Min YoonGi.
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Los antojos de un Omega [NamGi]
FanfictionNamJoon, un Alfa, bajó del auto estacionado frente al mercado de 24 horas. En ese momento, eran exactamente las tres de la mañana, y el frío de pleno invierno le golpeó con fuerza. Sin embargo, NamJoon no había tenido más opción alguna que adentrars...